"Alegatos de los gatos. Relatos con retratos de los gatos literatos."
Éste es el original título de un libro cuyo autor no recuerdo ahora.
Permítanme la licencia de salirme de mi temática habitual para romper una
lanza en favor de mis amigos, los felinos, con este ensayo literario que es el
resultado de una noche de insomnio con mi gatito ronroneando a mi alrededor.
Le digo a mi gato persa "dale un besito a papá" y me huele la cara ronroneando
con dulzura. Me pregunta por telepatía "¿cuándo seré persona?" y yo le
respondo, "si eres bueno renacerás como persona y yo te protegeré"
Dice una profecía del Apocalipsis que el león yacerá con el cordero en la
nueva Tierra. Dicen que en el jardín del edén del paraíso original, los leones
eran totalmente inofensivos porque había abundancia de alimentos vegetales
naturales. Fue la escasez la que los volvió agresivos para sobrevivir. Dicen
que los felinos de la Tierra hueca son tan mansos e inofensivos que se
alimentan de filetes de soja, y que hay unos gatos gigantes bellísimos que son
totalmente amorosos y al mismo tiempo nobles como su grandeza.
Los mininos son animalitos dulces como la miel, psíquicos y espirituales como
el que más. Hasta el tigre más fiero se vuelve manso y amoroso si emitimos
amor en lugar de temor. Hay yoguis de la India y lamas del Tíbet que acarician
dulcemente a tigres salvajes como si fueran gatitos domésticos ante el horror
de los incrédulos. Es una prueba del poder del amor. Las historias orientales
de santos cuentan amistades de tigres con ermitaños del Himalaya. Cabalgar
sobre un tigre simboliza la maestría y la victoria sobre el miedo en las
místicas orientales.
Contaba Lobsang Rampa que gatos siameses adiestrados protegían los tesoros
sagrados en los templos budistas sin molestar en silencio a los fieles devotos
porque tenían la capacidad psíquica de detectar a las personas que entraban
con malas intenciones y de cambiar su mansedumbre mística por la agresividad
del fiel guardián.
Hoy en día los birmanos y siameses creen que sus hermosos gatos sagrados
contienen el espíritu de los muertos, y con esta idea los introducen en sus
rituales religiosos. Los gatos del templo de Siam, y especialmente los de ojos
dorados, la variedad de pelo negro, interpretan un papel en la ceremonia
religiosa. A menudo los encierran en jaulas doradas ante las cuales queman
incienso y les hacen ofrendas de comida.
Los gatos siameses sólo podían encontrarse en la zona de la Ciudad Real de
Bangkok (Tailandia) donde residía el monarca y su corte hasta que en 1885 la
esposa de un cónsul inglés trajo a Europa dos ejemplares de la especie e
inmediatamente se originó en Inglaterra una gran demanda de estos.
Cuentan que al buen Profeta Mahoma se le durmió un gatito en su brazo, y para
no despertarlo se cortó la manga antes de retirar el brazo y levantarse. El
Corán también defiende a los gatos al igual que en el antiguo Egipto.
En las tradiciones esotéricas el gato es un guardián del inframundo, que nos
protege contra las energías negativas del bajo astral. Los vampiros y los
monstruos astrales se horrorizan de los gatos.
Antiguo Egipto
Los antiguos egipcios consideraban el gato un animal sagrado. Creo que la raza
gatuna no ha olvidado que fueron dioses en el antiguo Egipto porque mantienen
su porte de dignidad y elegancia mística. También son muy sagrados los
delfines y las ballenas por su alta evolución espiritual.
A la cabeza de las deidades del antiguo Egipto, en las que el gato estuvo
especialmente consagrado, se hallaba la gran diosa Bast, Bastet o Ubastet,
también conocida como Bubastis y Pasht, el segundo miembro de la tríada de
Menfis, y la amada y constante compañera de Ra, e identificada con los dioses
del Sol: Ptah, Ra, Osiris y Tem.
Podemos ver en esta diosa gatuna a quien llamaremos Bastet, una
personificación de algunos aspectos de Isis que representa la Luna. La
adoración de Bastet data de una antigüedad remota, y los egipcios concedían al
gato tal reverencia como símbolo, que a la muerte del animal sagrado seguía un
profundo luto.
Por otro lado está la terrible y amorosa Madre Sejmet, la diosa egipcia con
cabeza de gato o de leona que personificaba el feroz fuego consumidor del Sol
ardiente, era la imagen femenina de Ptah, título por el que se conocía a Ra,
dios del Sol en Menfis.
En cuanto a la naturaleza de Sejmet nos damos cuenta lo querida que era al
corazón del místico egipcio la doctrina de la serpiente circundante, el gato
enroscado. La Deidad era todo y la unidad abrazaba la pluralidad. Tipifica la
unión del principio creativo con el caos y la oscuridad, como el gato que
atraviesa la noche sin ser visto.
El gato y la serpiente figuran entre los glifos más antiguos de Egipto y, en
su forma original, se identifican con la Virgen y el Dragón, puesto que la
gran diosa madre egipcia llamada Isis, Atet o Maat se representaba en forma
felina. De Atet se dice que había tomado esta forma cuando venció y mató a la
serpiente del mal, y el mito dio lugar a la creencia egipta de que los gatos
poseen el poder de curar las mordeduras de las serpientes u otras criaturas venenosas.
Jesús y el gato
El Rabí Yeshua ben Yosef (verdadero nombre del "Maestro Jesús hijo de José")
reconocía la vida divina como innata a todas las criaturas. El hecho de que el
gato no se mencione en la Biblia se explica por el aborrecimiento de los
judíos hacia todo lo que sus gobernantes egipcios habían venerado como
sagrado, pero hay otros evangelios “apócrifos” que sí hablan del gato.
Recordemos que innumerables evangelios de gran valor fueron suprimidos
arbitrariamente por la Iglesia de Roma bajo la acusación de supuesta “herejía”
y que los que nos han dejado fueron considerablemente manipulados por
“correctores” asignados de hecho por comisiones eclesiásticas "para corregir
el texto de la escritura" en virtud de lo que se consideraba como “ortodoxia”
por el poder político-religioso del momento, de lo que no convenía a los
intereses politicos para manipular a las masas, de tal modo que la información
manipulada que nos ha llegado se parece muy poco a la enseñanza original.
Al narrar la historia del nacimiento de Yeshua Enmanuel en una cueva "El
Evangelio de los Doce Santos" dice:
"Y había en la misma cueva un buey, un caballo, un asno y una oveja, y debajo
del pesebre había un gato con sus gatitos, y había también palomas en lo alto,
y cada una tenía la pareja de su clase, el macho con la hembra. De este modo
ocurrió que Él nació en medio de los animales a los que, a través de la
redención del hombre de la ignorancia y el egoísmo, vino a redimir de su
sufrimiento por la manifestación de los hijos y las hijas de Dios."
En la siguiente leyenda se describe maravillosamente el amor del Maestro hacia
los animales que compartieron su lugar de nacimiento:
«Cuando Jesús pasaba por un pueblo vio a un grupo de holgazanes de lo más vil,
atormentando a un gato que habían encontrado, y maltratándolo vergonzosamente.
Jesús les ordenó que dejaran de hacerlo y empezó a razonar con ellos, pero
ellos no entendieron ninguna de sus palabras y lo injuriaron. Entonces él hizo
un látigo con cuerdas anudadas y los dispersó diciendo: ESTA TIERRA, QUE MI
PADRE-MADRE HIZO PARA GOZO Y SATISFACCIÓN, VOSOTROS LA HABÉIS CONVERTIDO EN EL MÁS BAJO DE LOS INFIERNOS CON VUESTRAS ACCIONES CRUELES Y VIOLENTAS. Y ellos desaparecieron de su vista. Pero uno más infame que el resto volvió y lo retó, y Jesús extendió la mano y el brazo del joven se secó, y un gran miedo se apoderó de todos. Y uno dijo: “es un hechicero”. Y al día siguiente la madre
del joven fue a Jesús, rogándole que curara el brazo seco de su hijo. Y JESÚS
LES HABLÓ DE LA LEY DEL AMOR Y DE LA UNIDAD DE TODA VIDA EN LA ÚNICA FAMILIA
DE DIOS. Y también dijo "lo que tú hagas en esta vida a tu prójimo, así se te
hará a ti en la vida futura. Y el joven creyó y confesó sus pecados, y Jesús
alargó la mano y el brazo seco volvió a estar sano como el otro. Y la gente
glorificó a Dios que ha dado semejante poder al hombre.» (XXIV, 1-5).
Al seguir leyendo encontramos de nuevo a Jesús protegiendo a un desgraciado
gatito, confortándole en su soledad y preparándole amorosamente su futuro:
«Al entrar Jesús en un pueblo vio a un gato pequeño que no tenía a nadie que
cuidara de él. El animal estaba hambriento y fue a gemir a sus pies. Y Él lo
cogió, lo metió entre sus vestiduras y el gatito durmió en su regazo. Y cuando
Él fue al pueblo, puso comida y bebida al gato, y este comió y bebió, y se
mostró agradecido. Y Él se lo dio a uno de sus discípulos, que era una viuda,
de nombre Lorenza, y ella lo cuidó. Y algunas gentes dijeron: "¿Ese hombre
cuida de todas las criaturas? ¿Acaso son sus hermanos y hermanas para que deba
amarlos?" Y Él les dijo: "En verdad estas criaturas son vuestros compañeros en
la gran Casa de Dios; sí, ellos son tus hermanos y hermanas, que tienen el
mismo aliento de vida de lo Eterno. Y quienquiera que cuide al más pequeño de
estos, y les diera de comer y beber, me lo está haciendo a mi; y quien con
gusto permitiera a alguno de estos estar en la miseria, y no lo defendiera
cuando fuera maltratado, estará permitiendo que el daño se me haga a mi; pues
lo que hayas hecho en esta vida, se te hará a ti en la vida futura.» (XXXIV, 7-10).
¿Origen extraterrestre?
Dicen que el gato no es original de la Tierra, sino de origen extraterrestre.
Su aura de misterio parece que no es de este mundo. Dicen que el arquetipo del
felino abunda en los planetas del universo en distintas razas y especies. Por
eso los sentimos tan familiares, porque son una parte importante de la
manifestación del Creador.
Dicen los mitos y leyendas que los felinos extraterrestres fueron grandes
aliados de la raza humana y colaboraron en su creación y evolución. Según la
leyenda origen cósmico de la humanidad nació bajo la protección de felinos
inteligentes. Su independencia y libertad es la nuestra, su amor y ternura es
el nuestro, y su capacidad psíquica y habilidad telepática es la que tenemos
que desarrollar y la que perdimos tras la degradación genética que la religión
llama "pecado original".
Amar a los animales es un modo de acercarse a Dios. El querido Maestro Sananda
es un gran amante de todos los animales y hay extraterrestres que tienen
mascotas en sus naves estelares. Además los animales tienen menos problemas
mentales para ascender que nosotros, porque son más inocentes y puros de corazón.
Hay muchas más leyendas, tradiciones y literatura sobre los gatos, pero no
quiero cansar más a mis lectores con este modesto ensayo que no pretende otra
cosa sino destacar el valor de estos animales y de todas las criaturas de
Dios. Si buscan la palabra “gato” en Internet encontrarán innumerables enlaces
de páginas web dedicadas a los felinos.
Finalmente quiero aclarar que cuando defiendo al gato no lo hago a costa del
perro, porque los canes también son criaturas divinas de una gran nobleza,
ternura y fidelidad. El gato es yin y el perro es yang. Son como dos mitades
animales de la Divinidad. Por eso el perro persigue al gato, porque busca la
unión mística, el Tao.
Bibliografía:
"El Gato en la Mitología, la Religión y la Magia" por M. Oldfield Howey.
Edicomunicación SA 1991. Colección Cuentos, Mitos y Leyendas.