{mosimage}Buena parte de las expectativas electorales del PP se basan en alimentar el mensaje de que Almería no le debe nada a nadie, de que nuestra provincia ha crecido por sí sola y con el único empuje de los almerienses. Pretende ocultar, así, el hecho determinante de que el PSOE ha gobernado la Junta de Andalucía desde su creación y España desde 1982, con un paréntesis “popular” entre 1996 y 2003 al que ni ellos mismos le conceden participación alguna en nuestro desarrollo. Con esto, el PP juega a reforzar la idea de una Almería disonante con respecto a ese gran proyecto común que es Andalucía, prefiriendo la identificación con el levante peninsular y, sobre todo, con la vecina Murcia. De este modo empuja al electorado almeriense hacia una tendencia de voto que les favorece y lo aparta de otra que se identifica con los valores de progreso que representa el Partido Socialista. Cuando los responsables del PP de Almería se colocan detrás de una pancarta junto con los presidentes murciano y valenciano, lo que menos les importa es el agua que supuestamente reivindican -y que ha dejado ya de ser un problema para nuestra provincia-, sino su asimilación a un mismo destino en lo político. Es decir, se trata solamente de una cuestión de imagen y nada tiene que ver con los intereses reales de Almería.
Lo cierto es que buena parte de la fuerza de nuestra provincia está en nuestra condición de andaluces y en el hecho de que, como tales, hemos tenido siempre el pleno respaldo de la Junta de Andalucía. Cuando se habla, por ejemplo, del modelo agrícola de Almería, nadie puede hurtarles a los agricultores el mérito de la aplicación y perfeccionamiento de la agricultura intensiva, pero tampoco debemos pasar por alto las importantes ayudas, exenciones fiscales e inversiones que el gobierno andaluz concede cada año a nuestros agricultores para mantener la pujanza de la horticultura almeriense. Y este apoyo se ha extendido siempre al resto de los sectores económicos en que se asienta el bienestar de Almería: el carácter emprendedor de los almerienses y su esfuerzo ha sido la clave más importante de nuestro crecimiento, pero no la única clave. Soy consciente de que llego a la secretaría general del PSOE de Almería en un momento difícil, debido a la preocupante situación económica por la que atraviesa el país como consecuencia de un contexto internacional muy complicado. Parte de mi esfuerzo y el de la nueva Ejecutiva consistirá en trasladar confianza a los ciudadanos almerienses, y esto no significa restarle importancia a las dificultades, sino favorecer las condiciones sociales que permitan afrontarlas con toda la fuerza. Al PSOE no siempre le ha tocado gobernar en un período de bonanza económica, pero siempre hemos sido valientes y hemos planteado nuestro proyecto político sin miedo, dando la cara, no nos hemos escondido esperando que pasara el temporal. Y así será ahora.