El tráfico es un auténtico caos en el exiguo término municipal de Garrucha que se agudiza en períodos vacacionales provocando la indignación de muchos ciudadanos y las molestias a no pocos residentes. Junto al caos circulatorio discurre el caminar zigzagueante por el Paseo Marítimo, donde se hace necesario sortear la ingente cantidad de mesas y sillas de establecimientos hosteleros allí ubicados, lo que algunos visitantes consideran tipismo y no pocos veraneantes estiman un atropello. El caos es evidente a medida que el municipio progresa, por lo que ya se alzan voces pidiendo una solución al desmán.