Es evidente que los ciclos hidrológicos, cada vez son más secos e inestables, esto unido a otras complejas cuestiones que se yuxtaponen, nos obligan a adoptar medias complementarias que permitan sostener el abastecimiento con la obtención de aguas desaladas procedentes de un mar que vemos como inagotable, y que quizá lo sea, siempre y cuando las aguas marinas no presenten una contaminación que las convierta en inservibles.
Los océanos son los grandes eliminadores del dióxido de carbono, un gas muy soluble en aguas frías que hace que este se deposite en el lecho marino. Son estas aguas las que a su vez, mediante los aportes fluviales, reciben continuamente ingentes cantidades de productos químicos contaminantes, que afectan especialmente a las zonas costeras, y han sido estos mismos mares a los que durante cuarenta años hemos arrojado toda clase de basura nuclear. Los vertidos radioactivos llevados a cabo por parte de la antigua URSS, en el Océano Glacial Ártico suponen un peligro de dimensiones difíciles de evaluar. Europa y EEUU han estado depositando estos mismos residuos en el Océano Atlántico. Uno de los grandes cementerios submarinos Atlánticos se encuentra a poco más de 800 millas de la Costa Gallega. Estas bascosidades nucleares permanecerán radioactivas entre 10.000 y 100.000 años. Ejemplos de atentados contra este medio serían innumerables. En el año 1945, finalizada la Segunda Guerra Mundial, más de 150.000 toneladas de armas químicas de destrucción masiva con las que contaba Alemania, fueron cargadas por ingleses y norteamericanos en 43 barcos botín de guerra, y hundidos en aguas Atlánticas y del mar Báltico. Tabún, Sarin, Iperita, Fosgeno, Lewisite, Adansite y Clark 1 y 2, todos ellos gases altamente corrosivos se están diluyendo y poco podemos hacer. El Báltico ya es un mar tóxico. El puerto Ruso de Murmanks, muy cerca de la frontera con Noruega y Finlandia, sirve de improvisado y caótico cementerio flotante para más de 100 submarinos de propulsión nuclear abandonados a su suerte. Si se produjese un accidente, las consecuencias afectarían a toda Europa.
Este mar Mediterráneo, el que nos proveerá agua para desalar, presenta una salud que deja que desear. Además, es un mar interior relativamente pequeño, y saturado de tráfico marítimo. Cerca de nuestras costas navegan miles de buques cargados con todo tipo de mercancías, algunas muy peligrosas, y muchas veces lo hacen a bordo de auténticas chatarras flotantes propiedad de sociedades interpuestas que radican en algún paraíso fiscal. Un vertido de hidrocarburos en nuestras aguas como el del Prestige, además de originar una catástrofe medioambiental, ocasionaría que las potabilizadoras de agua quedaran inservibles?. El Peñón, y Estrecho de Gibraltar están fuertemente vinculados a la estrategia militar de la OTAN y otros países del área como Rusia e Israel. Las flotas de guerra que aquí operan disponen de multitud de navíos de propulsión nuclear, que embarcan a su vez armamento atómico (submarinos y portaaviones). Los andaluces no deberíamos de olvidarnos del submarino nuclear británico Tirless y otros congéneres de la misma especie reparados en el Peñón bajo un secretismo absoluto. Igualmente nadie ha podido probar como falsa la hipótesis del tránsito y almacenamiento de armas de destrucción masiva en la base conjunta de la OTAN en Rota.
España y sus costas, especialmente la mediterránea y Andaluza atlántica, a medida que se destabiliza la situación geopolítica, económica (petróleo), y guerra en Oriente Medio y Próximo, toman protagonismo militar estratégico y esto supone el paso de armas. Una parte muy importante del trasporte de crudo, procedente de esa zona, también lo hace a través de nuestras aguas. Nadie nos puede garantizar que en estas condiciones se pueda asegurar que el suministro de agua desalada es una opción segura al ciento por ciento.
Somos partidarios de potenciar la desalinización, pero este proceso ha de venir acompañado de rigurosísimas medidas que prevenga en lo posible estos riesgos. Es una labor que les corresponde a todos los gobiernos implicados en el área. De poco nos sirve paralizar la construcción de Centrales Nucleares en nuestro país, al tiempo que “Le PRESIDENT” Sarkozy en Francia las hace aflorar como si fuesen setas. Chernobil nos enseñó que el problema nuclear es transnacional. Un reactor nuclear se refrigera con agua cuyo posterior destino es un río, y con ello todo el ciclo del agua. Algunas de nuestras plantas nucleares esta agua la depositan en el Mediterráneo (Ascó).
Hemos de decirles a algunos políticos que tienen la bajeza de hacer demagogia del AGUA, que están jugando con un asunto vital y socialmente importantísimo. Plantear el agua fragmentariamente solo daría lugar a ultra nacionalismos locales y sus consecuencias.
Sin AGUA POTABLE LÍQUIDA NO EXISTE LA VIDA.
Conciliar las divergencias conflictivas es la salida más idónea, así seremos capaces de desarrollar proyectos viables, pragmáticos, seguros y concretos que eviten unos posibles daños irreversibles al patrimonio de Nuestros hijos, nuestros nietos……