Leo en el periódico universitario de Almería como un militante del partido nacionalsocialista que ahora nos gobierna, tilda la equiparación de uniones de homosexuales con los matrimonios como algo demandado por la mayoría de la sociedad a lo que este "gobierno (con minúscula) ha sido capaz de ir a la par con la sociedad".
Nada más alejado de la realidad. No digo que este gobierno (de mentes
minúsculas) no haya tenido sus aciertos, pero en ésto han actuado en
contra de la mayoría de la sociedad. Podrían haber legislado la uniones
civiles de homosexuales para facilitarles los trámites y perjuicios que
sufrían en asuntos vinculados con la separación, defunción y herencia,
malos tratos, donación, etc., junto con otras situaciones de uniones de
hecho como sucede con hermanos solteros que conviven, estudiantes que
comparten sus bienes mientras duran sus estudios, ancianos que comparten
sus viviendas, etc.; pero se ha optado por actuar peor que en los
momentos más decadentes de la Edad Antigua, con la diferencia que ellos
cohabitaban con la homosexualidad pero sabían que la sociedad se
fundamentaba en la familia.
No deseo que se me malinterprete: cuando existía el Servicio Militar
Obligatorio, ejercí la objeción de conciencia por la discriminación
sexual que suponía para aproximadamente la mitad de la población,
implicándome la pérdida de sueldo durante el tiempo que realicé la
Prestación Social Sustitutoria al Servicio Militar.
Y al igual que entonces actuaría ahora: me resulta repugnante la sola
idea que a mi querida esposa y a mí nos suceda una desgracia y que
nuestra descendencia sea otorgada por el Gobierno a un par de
señores…muy respetables, dignos, cultos, adinerados y si quieren,
hasta guapos, pero dos señores. Es por ello que lo tengo muy claro. No
haré ni en mi trabajo ni fuera de él nada que contribuya a la
realización del mal llamado "matrimonio" homosexual y como este gobierno
(con sensatez minúscula) encima prohibe que otros españoles puedan
objetar al igual que yo, me manifestaré el próximo dieciocho de junio en
Madrid, para hacerle ver lo que pide la mayoría de la Sociedad.
Ante tanta intolerancia y desprecio como no se ha vivido en España desde
la época Franquista, a algunos no nos queda más que manifestarnos y
expresar públicamente que no se ha solucionado nada, sino que se ha
despreciado a las uniones entre hombre y mujer.
Por cierto, ¿acaso no pudieron darle otro nombre que no fuese matrimonio
si su unión lleva implícita la renuncia a la maternidad? Es que parece
que lo hubiera legislado el mismísimo Desatinos.