El Gobierno de Japón ha pedido, casi exigido, a sus ciudadanos que este verano se quiten la chaqueta y la corbata. Descorbatarse y deschaquetarse es la consigna que sale de los ministerios nipones. No es que quieran regresar a los tiempos imperiales renegando de la vestimenta occidental.
Ni que los descamisados hayan tomado el
poder y pretendan dictar la pauta estética. Ni que traten los
gobernantes de afrontar el desafío del textil chino barato
desincentivando el consumo. Nada de eso.
poder y pretendan dictar la pauta estética. Ni que traten los
gobernantes de afrontar el desafío del textil chino barato
desincentivando el consumo. Nada de eso.
Lo que el Gobierno intenta con tan drástica medida es cumplir
con su compromiso de ahorro energético. Para aplicar el protocolo
de Kioto, vestir sin protocolo en Tokio (y en todo el país). En 2012
Japón tiene que haber reducido en un 6 por ciento sus emisiones
de gases de efecto invernadero con respecto a los niveles de los 90.
Como no parece probable que se atrevan a afrontar la
contaminación industrial o meterle mano a las emisiones de los
coches, han optado por ahorrar energía en el uso del aire
acondicionado.
con su compromiso de ahorro energético. Para aplicar el protocolo
de Kioto, vestir sin protocolo en Tokio (y en todo el país). En 2012
Japón tiene que haber reducido en un 6 por ciento sus emisiones
de gases de efecto invernadero con respecto a los niveles de los 90.
Como no parece probable que se atrevan a afrontar la
contaminación industrial o meterle mano a las emisiones de los
coches, han optado por ahorrar energía en el uso del aire
acondicionado.
¿Cómo? Convenciendo a los japoneses de que quitándose ropa
los aparatos refrigeradores pueden ponerse a temperaturas menos
bajas que si se mantuvieran con traje y corbata, que es su
auténtico uniforme de trabajo. Lo han calculado: a 28 grados
centígrados. No está mal, teniendo en cuenta que en el tórrido
verano nipón las temperaturas superan los 40º y que los pocos
parques y el mucho cemento hacen que estar currando a sólo 28º
pueda llegar a ser una bendición.
los aparatos refrigeradores pueden ponerse a temperaturas menos
bajas que si se mantuvieran con traje y corbata, que es su
auténtico uniforme de trabajo. Lo han calculado: a 28 grados
centígrados. No está mal, teniendo en cuenta que en el tórrido
verano nipón las temperaturas superan los 40º y que los pocos
parques y el mucho cemento hacen que estar currando a sólo 28º
pueda llegar a ser una bendición.
Lo malo de los japoneses es su exagerado sentido de la autoridad
y la disciplina (malo a este respecto, buenísimo a otros efectos
varios). Nadie se atrevía a seguir la recomendación gubernamental.
Los empleados esperaban que sus jefes hicieran de pioneros, los
jefes de las pequeñas empresas lo esperaban de las grandes, y los
de las grandes, de sus competidores. Así que el Gobierno ha tenido
que colocarse en vanguardia. El ministro de Medio Ambiente
advirtió el 1 de abril: "No permitiré este verano la entrada a mi
oficina a quien lleve corbata o americana". Finalmente, ha sido el
Ejecutivo en pleno el que se ha puesto a la labor. Todos fueron a
sus despachos sin corbata ni chaqueta. El jefe de Gobierno,
Koizumi, apareció en pantalón blanco y con una camisa azul con
los faldones por fuera (eso sí, de manga larga). La medida vale
igual para las oficinas públicas que para las privadas.
y la disciplina (malo a este respecto, buenísimo a otros efectos
varios). Nadie se atrevía a seguir la recomendación gubernamental.
Los empleados esperaban que sus jefes hicieran de pioneros, los
jefes de las pequeñas empresas lo esperaban de las grandes, y los
de las grandes, de sus competidores. Así que el Gobierno ha tenido
que colocarse en vanguardia. El ministro de Medio Ambiente
advirtió el 1 de abril: "No permitiré este verano la entrada a mi
oficina a quien lleve corbata o americana". Finalmente, ha sido el
Ejecutivo en pleno el que se ha puesto a la labor. Todos fueron a
sus despachos sin corbata ni chaqueta. El jefe de Gobierno,
Koizumi, apareció en pantalón blanco y con una camisa azul con
los faldones por fuera (eso sí, de manga larga). La medida vale
igual para las oficinas públicas que para las privadas.
Buena lección para algunos chalados que creen a pies juntillas en
la inmutabilidad de las costumbres y piensan que la indumentaria
que ellos consideran honorable y formal –tan distinta, por otra
parte, a la de sus padres y sus abuelos– tiene un valor semejante a
las tablas de la ley que Dios entregó a Moisés y que no se puede
hacer vida social si no se viste uno como ellos han decretado. Basta
un Protocolo de Kioto para echar por tierra tanta presunción. Ni
corbata ni chaqueta. Sin protocolo en Tokio.
la inmutabilidad de las costumbres y piensan que la indumentaria
que ellos consideran honorable y formal –tan distinta, por otra
parte, a la de sus padres y sus abuelos– tiene un valor semejante a
las tablas de la ley que Dios entregó a Moisés y que no se puede
hacer vida social si no se viste uno como ellos han decretado. Basta
un Protocolo de Kioto para echar por tierra tanta presunción. Ni
corbata ni chaqueta. Sin protocolo en Tokio.
http://www.diariodesevilla.com/diariodesevilla/articulo.asp?idar
t=1388905&idcat=1169
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