Treinta años despues de morir Franco y 28 de dotarnos los españoles de un sistema político democrático, se están produciendo situacione sde persecución política y discriminación laboral por exclusivas razones ideológicas, y principalmente ello está ocurriendo en la Administración Local, es decir en los Ayuntamientos, donde cada vez que el Equipo de Gobienro cambia de signo político se producen auténticos terremotos entre los trabajadores y que estremecen los cimientos de las Casas Consistoriales, haciendo bueno el refrán de que la mejor forma de conocer a Juanill@ es dándole un cargillo.
Me comentaba un amigo que se están produciendo situaciones de acoso sexual y psicológico, persecución y discriminación laborales por motivaciones exclusivamente políticas, y me abundaba más al indicarme con su dedo acusador hacia la Administración Pública, que en cierto modo es la garante administrativa del Estado. Bueno, pues eso se está produciendo en la Administración Pública, principalmente en los Ayuntamientos, donde paradójicamente el trabajador está más próximo al gobernante, y digo que es una paradoja que ello se produzca porque debería ser al contrario por esa relación tan próxima que existe. Pero la realidad es muy distinta, y a veces cruda. Y en este sentido me aseguraba este amigo que cada vez que se produce un cambio de signo político en el Equipo de Gobierno municipal se estremecen hasta los cimientos de las Casas Consistoriales y comienzan a aflorar viejas rencillas, los rencores y los odios personales. Y con el gracejo más castizo de nuestra entrañable Almería extraía el viejo dicho de nuestro rico refranero “si quieres conocer a Juanill@, dale un carguillo”.
Efectivamente, a lo largo de mi ya dilatada vida pública y profesional, puedo asegurarle al amable lector que distrae su tiempo en este espacio periodístico que me he encontrado a much@s Juanill@s, y la verdad es que son personajillos deleznables con características comunes, tales como un intelecto débil, inseguridad y un largo etcétera de cualidades de las que carecen, generalmente, y que provocan en la sociedad laboral del medio que dirigen un clima enrarecido, ya que generan la leyenda de que para promocionar solo se puede conseguir por razones personales y no por cualidades profesionales. En ese estado de cosas puede imaginar el lector lo que se cuece en esa bolsa laboral que ha provocado el gobernante por la necesidad de crearse un entorno agradable de pelotas y limpiachaquetas, cuando no de otros aspectos cuya reseña produciría estupor, ante la incapacidad de ese gobernante de hacerlo por medios normales, creando un buen ambiente y estimulando al trabajador y premiándolo por su buen hacer. Cuando en el mundo occidental el trabajador se está dignificando aún se está persiguiendo por razones políticas, y discriminado laboralmente por diferir ideológicamente del gobernante. El clima enrarecido, el malestar, el bajo rendimiento y las repercusiones personales que conlleva esa situación son las consecuencias normales de generan l@s Juanill@s.
No es aconsejable que el gobernante de turno se cree una guardia pretoriana a base de discriminaciones y persecuciones, porque, no nos engañemos, quien sufre las consecuencias son precisamente, como suele ocurrir casi siempre, quienes menos culpa tienen y en este caso son los ciudadanos a los que dicen servir y que en esas ocasiones la imagen que proyectan es que se están sirviendo del pueblo que los eligió. De modo que esos Juanill@s está causando un daño tremendo a los ciudadanos de a pie y tarde o temprano lo pagarán.
Y lo descrito, me apuntaba este amigo está sucediendo a los treinta años de morir el General Franco en la de un hospital y cuando medio mundo ha felicitado al pueblo español por la transición que hizo de un régimen dictatorial y un sistema político democrático. Es que la naturaleza humana es así y las personas somos los únicos que tropezamos dos veces, porque l@s Juanill@s tienden a confundir la autoridad con el ordeno y mando, y así sucesivamente.