"Observad en vosotros los cambios del Sol. Os quedaréis maravillados de cómo aún sin desearlo no estamos ni estaremos nunca solos, y nuestra conciencia esta unida a infinitas conciencias de diversa jerarquía que habitan en Universos paralelos que nuestros ojos humanos no pueden ver."
Revista de mayo de 2005
Fue Samuel Heinrich Shwabe, quien en el siglo pasado observó un periodo de aproximadamente once años, en el ritmo de las machas solares que aparecen en nuestro Astro Rey. Los efectos observados por los físicos, son en mayor medida, las alteraciones del clima y las variaciones de las ondas de radio.
¿Pero que ocurre desde el punto de vista astral?. ¿Qué ocurre con la energía psíquica del ser humano?….
Desde el punto de vista esotérico, se puede afirmar que el sol es el depósito de nuestro espíritu. Cuando un ser encarna en nuestro Sistema Solar, es el Sol el que alberga el espíritu, Y espera a encontrar el alma del ser encarnado una vez que ha cumplido el ciclo de vida y abandona su cuerpo. ¿Pero como puede el Sol contener espíritus?. Se preguntarán algunos. Ciertamente nuestro Astro tiene tres niveles existenciales: El Sol físico, el Sol psíquico y el Sol espiritual, y los tres cuerpos están interconectados, al igual que en el hombre el cuerpo, alma y espíritu condicionan la salud, la conciencia y la vida del ser.
Si todos los hombres del planeta Tierra producen una vivencia contraria al programa evolutivo para el que hemos sido creados, en la superficie del Sol se produce una mancha. Si la materia viva, orgánica e inorgánica, del Sistema Planetario alterara su programa vital, el Sol moriría. En igual medida si el Sol se apagaría, todos los seres planetarios morirían irremediablemente.
Al igual que la salud el cuerpo se mide por los niveles tóxicos de sangre. Y estos niveles tóxicos se expresan en la tonalidad venosa o arterial de la misma. La luz, su calidad, su longitud, de onda, su frecuencia y cantidad, determinan la salud planetaria dependiente de la verdadera fuete de vida; el Sol.
Solo el psíquico sabe ver la conexión que existen entre el pensamiento humano y la naturaleza que nos rodea. Ambas cosas están íntimamente unidos en su devenir. En igual medida el psíquico ve en el Sol una serie de redes neuronales de tonos blancos que no son sino las formas astrales de seres que la Biblia llama Elohim. Es decir, seres creadores de vida, Dioses arquetípicos que han sembrado la vida en la Tierra. Son estas redes astrales las que activan la actividad térmica y nuclear del Sol.
Si los hijos del Genio Solar que expandió la vida en el planeta rompen su programa, actúan en contra de los principios evolutivos luminosos del espíritu, el padre de la especie que vive en el Astro tiene que redimir las acciones de los suyos y automáticamente crecen las manchas solares. A mas vida, mas luz, a menos vida, menos luz. A mas negatividad más oscuridad, a mayor amor, más luz.
Para determinadas entidades el Sol no es sino la morada fría de otras formas de vida más evolutivas. Quizás alguno de vosotros tenga la oportunidad de verlos en vuestros sueños. Son radiantes, sin materia física, con un ojo más en la frente. Sabios, pacientes, amorosos y viva expresión del Gran Creador.
Estos Genios Solares ejecutan sus programas a través de otras entidades planetarias de alta evolución. Y estos últimos, producen unos robots biológicos casi perfectos, pero sin alma que no son sino los ojos, las manos, y la voz de sus creadores y de los Genios Solares. No todos los seres que habitan las ciudades son humanos.
Fijaros bien en sus rostros, son de color casi naranja. Sus ojos tienen una mirada fija y sus articulaciones se mueven en movimientos torpes, sin poder realizar los movimiento elásticos de los humanos. Están aquí y observan. Vienen y van en grandes astronaves. Sacan muestras, activan individuos y programas, hacen extrañas visitas, pero no sienten, solo trasladan datos.
.Cada periodo de manchas Solarse, cada tormenta Solar no es sino el resultado de las acciones del seres humano y de la actividad planetaria. En estos movimientos del Astro Rey, se mueve nuestra psique, se mueve nuestro tejido emocional y se altera nuestro Sistema Solar.
Solo los hijos del Sol saben de que estoy hablando y de cómo y cuando se darán los cambios en el planeta. Al igual que Akhenaton lo sabía, nosotros sabemos que el cambio vendrá del Sol, por eso seguimos adorando la bendita luz de su redondeada esfera y activamos nuestro corazón con el fulgor de sus rayos.
Observad en vosotros los cambios del Sol. Os quedaréis maravillados de cómo aún sin desearlo no estamos ni estaremos nunca solos, y nuestra conciencia esta unida a infinitas conciencias de diversa jerarquía que habitan en Universos paralelos que nuestros ojos humanos no pueden ver.