El enorme potencial de riqueza que posee África es proporcional a su subdesarrollo, lo que favorece la aparición y asentamiento de gobernantes que pronto aprenden a hacer suyo lo que teóricamente es de millones de sus pobladores. No es el primer país que salta a la actualidad por motivos electorales y otros asuntos de peor calibre pero sí el último que haocupado la atención de Occdente durante los últimos días, tras la huída del líder opositor, Morgan Tsvangirai, que supeditó, bien aconsejado y con sumo razocinio, cualquier posible negociación con Robert Mugabe a la no celebración de la segunda vuelta en las Elecciones Presidenciales.
Ha sido ahora y no antes, cuando el ejercicio del Poder siempre ha sido el mismo, por lo que bienvenido sea más tarde que nunca, cuando se han alzado voces clamando justicia en los resultados electorales, situando al todavía Presidente en la picota de las páginas de sucesos políticos internacionales. Como siempre, poderoso don dinero está haciendo el milagro y es factible la recuperación de algunas dosis de libertad, por supuesto que más que las actuales porque no existe, para el ansiado pueblo liberado por la Comunidad Internacional.
Todo ello condicionado a lo que digan Estados Unidos, Rusia, China y Sudáfrica, los sempiternos valedores del acólito que se alzó al podium de los triunfadores en la emergente colonia exinglesa. Las nuevas sanciones económicas que EEUU prepara pueden estar aplicándose en dos o tres semanas, poco tiempo se ha necesitado para realizar esta seria advertencia al sempiterno gobernante africano que a modo europeo y bien emulado por algunos Estados del África blanca y Oriente Próximo se apresuran a abandonar, por las más diversas razones, el Poder en manos seguras, que es lo mismo que decir que heredado. De ser ésta la voluntad, en corto plazo de tiempo severía el final al conflicto que he generado Mugabe, pero hete aquí otras implicaciones en el difícil tablero político del ajedrez internacional, en el que la prudencia está llamada a protagonizar ese deseado cambio que ya es un clamor popular. Prudencia que se impone tras la tétrica intervención norteamericana en Irak, justificada últimamente por la trágica desaparición del ahora dictador y antes leal aliado, por lo que se hace justo el ejercicio de la responsabilidad no vaya a ser que se haga un esfuerzo que conduzca a algo peor y más inseguro que lo actual.
Pese a ello llama poderosamente la atención que el Ministro de Asuntos Exteriores de China, Yang Jiechi, se abtuviera el domingo de expresar su opinión sobre las medidas que Estados Unidos ha planteado a la ONU y que la Secretaria de Estado de EEUU, Condoleeza Rice, instó a la Unión Africana a secundar adoptando una postura más enérgica en torno a este problema generado por la reelección de Mugabe. Empero, la UA solo se limitó a pasar de puntillas sobre el asunto en una clara independencia sobre los planes norteamericanos, aunque la unanimidad no existe en el seno de esta organziación africana, por cuanto Kenia se ha revelado como un fiel aliado europeo y estadounidiense.
No ha sido así en Europa, donde se ha reaccionado con acritud a la que ya denominan oficiosamente “farsa electoral” y denuncian las vicisitudes en la segunda vuelta de los comicios, porque dan como ganador en la primera vuelta al líder opositor, Tsvanngirai. Así las cosas, todo parece indicar que Zimbabue entra en unafase de desestabilización que será incremetada por las medidas económicas sancionadoras que pretende imponer Estados Unidos desde el seno del Consejo de Seeguridad de la ONU. En el borrador fuguran medidas diplomáticas y económicas, así comolacongelación de fondos económicos de compañías y personalidades del Régimen de Mugabe, a las que se les impediría la posibilidad de viajar al extranjero, una necesidad imperiosa en los países africanos por razones de salud principalmente, de negocios y turismo.