Por: DR JOSE MARIA MANUEL GARCIA-OSUNA y RODRIGUEZ
2 de febrero de 2022
ILTMO. DR. DON JOSÉ MARÍA MANUEL GARCÍA-OSUNA Y RODRÍGUEZ
Historiador-Diplomado en Estudios Avanzados de Historia Antigua y Medieval y Médico-Familia de Atención Primaria.
Académico-Correspondiente de la Real Academia de Medicina de Asturias (año-2013). RAMPA. IDE.
Cofrade de Número de la Imperial Cofradía de Alfonso VII el Emperador de León y el Pendón de Baeza. (Creación año-1147)
Socio de Número de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas. ASEMEYA.
-Socio de Número de la Asociación de Hispanistas del BeNeLux.
Historiador de HISTORIA-16.
Académico-Correspondiente del Instituto de Estudios Históricos Bances y Valdés.
-EMPERADOR TIBERIO-
I.-INTRODUCCIÓN. ¡PANEM ET CIRCENSES!
Las mujeres, aunque pueda parecer paradójico, sí participaron en las luchas del circo; pero su predicamento estuvo muy por debajo del referido a los hombres. En el presente trabajo pretendo demostrar que las féminas, desde el inicio de los tiempos, siempre estuvieron; con las dificultades inherentes a un mundo hecho a imagen y semejanza de los hombres; en ese mundo y trataron de ocupar un lugar en aquella sociedad de la Edad Antigua, que tanto intentaba controlarlas. Es obvio que existían civilizaciones que las consideraban de igual a igual con los varones, destacaré como los más conspicuos desde los cartagineses, a los espartanos y a los ástures, etc., entre otros de mayor o menor enjundia. Y es lo que pretendo demostrar, en la conspicua Gaceta de Almería.
II.-COMIENZAN LAS LUCHAS CIRCENSES.
Se tiene conocimiento de que las primeras mujeres que lucharon a muerte, en Roma, fueron las concubinas de un comerciante opulento, y ellas honraron sus funerales luchando hasta pasar a mejor vida. Era una forma de inmolarse por aquel con el que habían vivido, se supone que en buena armonía, y consta que fuesen obligadas a hacerlo, ya que la decisión la dejo escrita en su testamento, así no podrían vivir con otro hombre.
Este tipo de celebraciones eran muy celebradas entre los romanos, aunque luchaban contra la habitual mojigatería de los hombres del Tíber hacia sus mujeres.
-EMPERADOR NERÓN-
En el año 19 d.C., el emperador Tiberio [Tiberius Iulius Caesar Augustus. Roma, 16 de noviembre de 42 a.C.-2º EMPERADOR DE ROMA desde el 17 de septiembre del año 14 d.C. hasta, Miseno, 16 de marzo de 37 d.C.], por medio del Decreto de Larinum ordenaba:
«… Se prohíbe a las hijas, nietas y bisnietas de senadores y a cualquier mujer cuyo marido o padre o abuelo, ya fuera por vía materna o paterna, o hermano hubiese poseído el derecho a sentarse en los asientos reservados para los équites-caballeros, entrenarse o realizar apariciones remuneradas como gladiadores».
Por lo general solo se permitía la participación a mujeres libres como gladiatrices, en los Munera gladiatorum, nunca por debajo de los 20 años. Generalmente estas mujeres pretendían redimirse ganando dinero para obtener su manumisión, ya que un número importante de ellas eran esclavas vendidas por su amo para este fin concreto, en lugar de conducirlas obligatoriamente hacia el mundo de la prostitución.
Y, B. K. Harvey escribe: «A diferencia de las virtudes de los hombres, la las mujeres se las elogiaba por su hogar y su vida matrimonial. Sus virtudes incluían la fidelidad sexual (castitas), el sentido de la decencia (pudicitia), el amor por el marido (caritas), la concordia matrimonial (concordia), la devoción por la familia (pietas), la fecundidad (fecunditas), la belleza (pulchritude), la alegría (hilaritas) y la felicidad (laetitia)… Tal y como mostraba el paterfamilias (ya fuera el marido o el padre: el cabeza de familia), Roma era una sociedad patriarcal».
Podían luchar entre ellas o con varones. En raras ocasiones, las mujeres del patriciado decidían entrenarse y presentarse a las luchas gladiatorias; aunque el tedio y el aburrimiento de sus vidas, muchas veces vacías, las inclinaba a romper su status quo y enfrentarse en el circo.
-REY TIRIDATES I DE ARMENIA-
La primera aparición circense de una gladiadora, se tiene la certidumbre de que se produjo durante el gobierno del emperador Nerón [Nero Claudius Caesar Augustus Germanicus. Anzio, 15 de diciembre de 37 d.C.-EMPERADOR DE ROMA desde el 13 de octubre de 54 d.C. hasta 9 de junio de 68 d.C.], con motivo de la visita, a Roma, del rey Tiridates I de Armenia [¿?-REY DE ARMENIA desde 54 d.C., siendo coronado en el año 66 d.C.], siendo el historiador Tácito quien refiere el hecho en sus Annales, donde cita textualmente la lucha circense de ‘mujeres distinguidas’.
«Aquel año tuvo también espectáculos de gladiadores, con la misma munificencia que los precedentes; pero un mayor número de damas ilustres y senadores se deshonró en la arena».
También en la obra El Satiricón de Petronio (Gaius Petronius Arbiter o Publius Petronius Niger. 14/27-65/66), ‘Arbiter Elegantiorum’, se cita la existencia de un essedarius femenino, que era un gladiador que luchaba montado sobre un carro al estilo de los celtas. Probablemente este hecho se refiera a la forma histórica de combatir que tenía la extraordinaria reina de los britanos, llamada Boudica/Boadicea/Bonduca/Búdica (Su nombre significaba ‘victoria’. 26 d.C.-REINA DE LOS BRITANOS entre el 59, y Wating Street 61 d.C.), quien como soberana de los icenos y de los trinovantes se levantó contra Roma, en el año-60 d.C.
Estos hechos son narrados por Gayo Cornelio Tácito (c. 55-c. 120) y Lucio Dion Casio (c. 155-post. 235) en su Historia Romana: “Poseía una inteligencia mayor que la que generalmente tienes las mujeres. Era alta, de voz áspera y mirada feroz, cabello pelirrojo hasta la cadera, túnica de muchos colores y un manto grueso ajustado con un broche. Siempre usaba un grueso collar de oro, posiblemente un ‘torque’, aditamento que entre los pueblos celtas siempre significaba nobleza”.
Las mujeres eran muy valerosas y temerarias, y luchaban muy bien. No obstante, las luchas entre las gladiadoras se celebraban en horarios nocturnos, ya que ellas, al igual que los varones, luchaban con el torso desnudo, llevando vestido y armadura de cintura hacia abajo. Esto incrementaba el habitual erotismo para los varones romanos.
La lucha neroniana, ya citada, constituyó un espectáculo lamentable para las familias patricias de Roma. Pero, en este caso, las patricias gladiadoras no lucharon a muerte, y solo pretendieron divertir y escandalizar a los hipócritas y reprimidos senadores romanos más conservadores.
-ESTATUA DE LA REINA BOUDICA DE BRITANIA-
Los entrenamientos eran iguales para mujeres que para hombres, y ambos llevaban las mismas panoplias (armaduras completas con todas las piezas). Se tienen datos de mujeres que cazaban a animales salvajes en el circo, eran las venatrices. Verbigracia el poeta Marco Valerio Marcial (Calatayud/Bilbilis; 40 d.C.-104 d.C.), en su obra ‘De Spectaculis’ refiere que se realizó una recreación de la lucha de Hércules con el León de Nemea, cita la participación de una mujer, a la que él denomina como ‘Marte femenina’:
«El león postrado en el extenso valle de Nemea. Calle la antigua lealtad, pues después de tus espectáculos, César, esto lo hemos visto realizado ya por manos femeninas» (Apud ‘Gladiadores. Una breve introducción’. M. Amparo Mateo Donat. Alianza. 2021; pág. 75).
Se menciona, asimismo, a otra gladiadora (llamada Mevia), que participó como amazona en unos juegos organizados por el emperador Cómodo [Emperador César Marco Aurelio Cómodo Antonino Augusto. Lanuvium, 31 de agosto de 161-EMPERADOR DE ROMA desde 17 de marzo de 180, hasta, Roma, 31 de diciembre de 192], este un gran aficionado a los espectáculos circenses. En este caso es Décimo Junio Juvenal (55/60 d.C.-128 d.C.), en sus Sátiras quien lo refiere:
«Cuando Mevia traspasa jabalíes etruscos y con las tetas al aire empuña sus venablos» (Apud ‘Gladiadores: Una breve introducción’. M. Amparo Mateo Donat. Alianza, 2021; pág. 75).
-EMPERADOR CÓMODO-
«En la Historia Augusta (colección de biografías escrita en latín de los emperadores romanos entre los años 117 y 284 d.C. Los seis autores lo hicieron durante los reinados de Diocleciano y Constantino I “el Grande”), este hecho se cuenta de manera muy distinta; se dice que fue el mismo Cómodo quien en una ocasión apareció en la arena del anfiteatro caracterizado de amazona en honor a su concubina Marcia, a la que solía contemplar retratada de tal manera. Aun así, desgraciadamente no poseemos referencias suficientes para obtener informaciones detalladas sobre su vida, su entrenamiento, el desempeño de su profesión o la cifra que conformarían. Uno de los pocos textos que aportan datos de este tipo pertenece a Juvenal, quien describe a la perfección el oficio de estas ‘gladiatrices’» (Apud ‘Gladiadores: Una breve introducción’. M. Amparo Mateo Donat. Alianza, 2021; pág. 75).
Los autores de la Historia Augusta/ Scriptores Historiae Augustae fueron: Flavio Vopisco; Aelius Spartianus; Vulcacius Gallicanus; Julio Capitolina; Elio Lampridio; y Trebellius Pollio.
-RELIEVE DE HALICARNASO. AMAZONIA Y ACHILIA-
«Los albornoces de púrpura y mujeriles linimentos ¿quién los desconoce o quién no ha visto los golpes en el maniquí, al que ahueca una y otra vez con el estoque y afronta con el escudo marcando todos los tiempos una señora que en nada en absoluto desmerece de la trompeta Floral, si no es que hay mayores pretensiones en ese ánimo y se prepara de verdad para la arena? ¿Qué pudor puede mostrar una joven con yelmo, una que reniega de su sexo? Ama la fuerza, aunque en modo alguno querría volverse varón, pues ya se sabe lo poquito que nos dura el gusto. ¡Qué papelón, si hay que subastar los bienes de la esposa: un talabarte y guanteletes y penachos y una media protectora para la pierna izquierda! O si practica otro tipo de combates, ¡afortunado tú cuando tu amiguita venda sus grebas! ¿Son éstas las que sudan con un chal fino, aquellas cuya delicadeza requema incluso un pañolito de seda? Fíjate con qué resuellos asesta los golpes aprendidos y cómo se inclina al peso exagerado de su yelmo, qué grueso y de qué corcho tan espeso es el protector de sus espinillas, y ríete cuando se quite la armadura y coja la escupidera. Decidme vosotros, los nietos de Lépido o de Metelo el Ciego o de Fabio Gúrgite, ¿qué gladiadora se pone jamás de esa guisa? ¿Cuándo junto al maniquí resuella la esposa de Asilo?» (Juvenal, ‘Sátiras’. Apud ‘Gladiadores: Una breve introducción’. M. Amparo Mateo Donat. Alianza, 2021; págs. 75/76).
No existe la más mínima posibilidad de poder saber los datos fehacientes sobre el número de gladiatrices existentes en los dominios o el influjo del SPQR (SENATUS POPULUSQUE ROMANUS. ‘EL SENADO Y EL PUEBLO DE ROMA o ROMANO’); ya que apenas se las menciona en la epigrafía, obviamente lo contrario que el caso de los hombres. Quizás, el dato es muy esclarecedor, con respecto a colegir que no fueron en número elevado, y por ello sus lápidas funerarias son mínimas. Como el poder existir un número de reemplazos suficientes fue pequeño, debían ser tratadas con mimo y delicadeza, para que duraran más tiempo que sus homónimos varones.
-EMPERADOR DOMICINANO-
Refiere Gayo Suetonio Tranquilo (c. 70-post. 126), en su obra ‘Vida de los Césares’, que el emperador Domiciano [Tito Flavio Domiciano. Roma, 24 de octubre de 51 d.C.-EMPERADOR DE ROMA desde el 14 de octubre del año 81 d.C., hasta Roma, 18 de septiembre del año 96 d.C.], era un entusiasta organizador de este tipo de combates, entre mujeres y enanos, siempre por la noche y a la luz de las antorchas. Las mujeres luchaban a pecho descubierto, y solo llevaban el casco en muy contadas ocasiones:
«Ofreció cazas de animales salvajes, espectáculos de gladiadores nocturnos a la luz de las antorchas, y no solo combates entre hombres, sino también entre mujeres». Se ha encontrado una inscripción en las ruinas de Pompeya, donde un lanista presume de ser el primero que trajo mujeres gladiadoras para luchar en el circo de esa urbe de la Campania.
Publio Papinio Estacio (c. 45-c. 96), en su obra Silvas/Silvae indica la existencia de un ‘nuevo lujo social’ para las mujeres, que no poseen gran práctica en el uso de la espada, el luchar denodadamente contra eunucos.
III.-TESTIMONIOS GRÁFICOS.
En la antigua ciudad jonia de Halicarnaso, que pertenece actualmente a Turquía, se encontró un bajorrelieve de mármol, datado entre los siglos I y II d. C.; que se encuentra en el londinense British Museum, donde se puede ver nítidamente que se trata de dos mujeres combatiendo, y con las mismas armas que los gladiadores. Aparecen con el torso desnudo, es decir con sus pechos al aire, ya que así se imaginaban los romanos que vestían las amazonas, y se llaman Amazonia y Achilia. En la misma inscripción aparece el vocablo ‘apeluthesan’, que significa que lucharon con mucho coraje y que salieron con honor de la arena del circo. Los nombres definen su idea, el de las mujeres luchadoras-amazonas y el del gran guerrero-homérico, Aquiles “el Pelida”, de la guerra de Troya.
-LA GLADIADORA MEVIA-
«El mosaico aparecido en la villa del Casale (Sicilia), conocido popularmente como ‘Mosaico de las chicas en biquini’–por el tipo de vestimenta que llevan las protagonistas, tan similar a la prenda de baño actual–muestra precisamente a varias mujeres realizando ejercicios gimnásticos. Unas compiten en carreras y en una especie de juego de pelota, mientras que otras alzan con orgullo la palma de la victoria, lo que demuestra que también las mujeres participaban de este tipo de diversiones. No es de extrañar, por tanto, que lo hicieran igualmente en las luchas» (‘Gladiadores: Una breve introducción’. M. Amparo Mateo Donat. Alianza, 2021; pág. 77).
En el Museo Nacional de Roma se conserva, también, un mosaico, en el que aparecen dos mujeres armadas luchando con un felino, que podría ser un tigre.
A pesar de que algunos autores no lo contemplan; yo pienso y conociendo como eran los romanos, marcando normas sociales e incluso morales a sus conquistados; considero que las gladiatrices eran muy atrayentes para Roma, ya que como no escatimaban en ardor, sangre y peligro de muerte, su propio aspecto físico incrementaba las pasiones de los espectadores al combatir con el pecho al aire.
A la par, y en función de alguno de los autores citados, verbigracia Marcial y Juvenal, se piensa que las opiniones estaban divididas en el SPQR, por lo que como las propias mujeres consideraban que no era una profesión acorde a su sexo, eran muy limitadas en su número; y su libertad para acercarse a este oficio estaba, psicológicamente, capitidisminuida.
-MOSAICO DE LAS GLADIADORAS CONTRA UN FELINO-
El circo constituía un espejo patognomónico de cómo se comportaba la sociedad de Roma; y ese mundo era de los hombres. Existía un comportamiento pseudosocio-político típico, donde se ajusticiaba a los delincuentes o a los enemigos políticos, y se dominaba a los animales.
Es obvio que en la sociedad de Roma había mujeres, ¡por supuesto!, pero ocupaban el lugar femenino decidido por los varones, tal como el de bailarinas, intérpretes de música; o el de la diosa Némesis que era la encargada del azar y del destino de los humanos; asimismo las mujeres podían ser condenadas a muerte por medio de una ejecución pública. Y, sobre todo, la ya indicada función de ‘Domina de la casa-hogar’.
Pero, en ninguna circunstancia se aceptaba que se dedicaran a la ocupación masculina prototípica, que era la de la guerra, tanto en las legiones como en el circo. Además, cuando una mujer era gladiadora luchaba con hombres y con mujeres, en igualdad de condiciones y de peligros, demostrando la misma valentía considerada viril, y esto ya sobrepasaba la paciencia y el orden natural de la sociedad de Roma. Una buena parte de los ciudadanos romanos, por ello, lo consideraban ofensivo e inaceptable. Por todo lo que antecede, es muy probable que las luchas de las gladiadoras no se produjesen nunca en las provincias.
IV.-FIN DE LOS JUEGOS DE GLADIADORAS.
No existe ningún dato histórico sobre el que las mujeres fuesen lanistas u organizadoras de juegos circenses.
A comienzos del siglo III d.C., hacia el año 200 d.C., el emperador Septimio Severo [Lucius Septimius Severus. Leptis Magna, África-Carthago, 11 de abril de 146- EMPERADOR DE ROMA desde el año 193 hasta Eboracum/York-Britania, 4 de febrero de 211], prohibió los espectáculos de las gladiatrices; aunque se conserva una inscripción encontrada en Ostia, el puerto de Roma, en la que un lanista-concejal ciudadano llamado Hostilinarius-Hostiliano presume, ab urbe condita, de haber sido el primer empresario en traer mujeres a la citada ciudad para luchar en unos Juegos de la Juventud, por lo que podría ser que el decreto de solución final no tuviese buen efecto.
Se considera que los gladiadores peleaban como mínimo seis veces al año, hasta la muerte o hasta que perdían algún combate. Su esperanza de vida llegaba hasta los 27 años, aunque se conocen casos que vivieron hasta los 35, y algunos púberes no llegaban a los 20 años de edad.
-MOSAICO DE LAS GLADIADORAS EN BIQUINI-
En el año 393 a.C., el escritor y estadista romano Quinto Aurelio Simaco (c. 340-402 d.C.) organizó unos juegos, para conseguir votos que le condujesen al puesto de cuestor (magistrado de Roma, que se encargaba de la administración del erario público y de la recaudación de impuestos). Los gladiadores se negaron a seguir con esa vida, y se suicidaron la noche antes en el propio anfiteatro. Estos hombres eran presos de guerra sajones, obligados a esta vida por haber sido derrotados por las legiones de Roma.
El LANISTA era el propietario de una escuela de gladiadores/LUDUS; compraba, cuidaba y entrenaba a los gladiadores. Solían ganar mucho dinero con este negocio, pero su estatus social era de baja consideración para los romanos.
Uno de los más famosos fue Cneo Cornelio Léntulo Batiato, que poseía su escuela en Capua (hoy Santa Maria Capua Vetere, cerca del Vesubio), en la Campania. En esa escuela está documentado que se encontraban los gladiadores llamados Espartaco, Criso, Enomao, Casto y Cánico, además de otros 200 esclavos, provenientes sobre todo de la Tracia y de la Galia Comata, y todos ellos lucharon hasta la muerte en cruz contra Roma, en la denominada como Tercera Guerra Servil o Guerra de Espartaco (años 73 a 71 a.C.). “Senatui placuit legatos mittere. ET. Ibis ad crucem, crudelissimum teterrimumque supplicium et seruile supplicium”.
Para la mi muyer Consuelo Pérez Gámiz , a la que enterré un malhadado día 15 de abril de 2021, por la suma de su neoplasia ovárica izquierda y un tratamiento oncológico ridículo+absurdo+ineficaz. D.E.P.
-EMPERADOR SEPTIMIO SEVERO-
-BIBLIOGRAFÍA-
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-TÁCITO, C. C. (edición C. López de Juan, 1993): Anales. Alianza.
-CURRICULUM VITAE-
Del Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”. (CSIC).
Del Ateneo de Valladolid (Creación año-1872).
Del Instituto de Estudios Gerundenses (CSIC).
De la Real Sociedad Arqueológica Tarraconense (CSIC).
Del Círculo Cultural Péndulo de Baza (UNESCO).
Del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino (CSIC).
Del Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo” (CSIC).
Del Centro de Estudios Fenicios y Púnicos (CSIC).
Del Centro de Estudios Históricos Jerezanos (CSIC).
Del Ateneo Jovellanos (Creación año-1953).
De la Sociedad Española de Estudios Clásicos (CSIC).
De la Asociación Hispania Nostra.
Asesor de la Asociación Cultural Reinos de España (FEAH).
De la Sociedad Española de Estudios Medievales (CSIC).
Del Instituto de Estudios Bercianos (CECEL/CSIC)
216 Trabajos de HISTORIA publicados.
38 Biografías de Músicos de Música Académica publicadas.
106 Conferencias impartidas sobre Historia.
-ESTATUA DEL GLADIADOR TRACIO ESPARTACO. DE DENIS FOYATIER-
-LIBROS PUBLICADOS-
1.-EL GRAN REY ALFONSO VIII DE CASTILLA, “EL DE LAS NAVAS DE TOLOSA”. Editorial Alderabán/Alfonsípolis. 2012. Cuenca.
2.-BREVE HISTORIA DE FERNANDO “EL CATÓLICO”. Editorial Nowtilus. 2013. Madrid.
3.-EL REY ALFONSO X “EL SABIO” DE LEÓN Y DE CASTILLA. SU VIDA Y SU ÉPOCA. Editorial El Lobo Sapiens/El Forastero. 2017. León.
4.-EL REY ALFONSO VII “EL EMPERADOR” DE LEÓN. Editorial Cultural Norte. 2018. León.
5.-URRACA I DE LEÓN. PRIMERA REINA Y EMPERATRIZ DE EUROPA. Editorial El Lobo Sapiens/El Forastero. 2020. León.
6.-EL REY RAMIRO II “EL GRANDE” DE LEÓN. EL “INVICTO” DE SIMANCAS. Editorial Alderabán/Alfonsípolis. 2021. Cuenca.
7.-LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA. UN MITO EN LA HISTORIA DE LA RECONQUISTA. Editorial Cultural Norte. 2022. León.
PARA MARÍA DE LAS NIEVES IN AETERNUM, ET NUNC ET SEMPER.