Quiero decir que mientras Fernando VII, Rey usurpador que desplazó a su padre después del motín de Aranjuez, hizo que éste renunciara al Trono por lo cual la doble abdicación de Bayona consistió en que ante Napoleón Fernando VII devolviera la Corona a su padre Carlos IV, y éste a su vez la cedió de modo impuro al propio Napoleón, que, a su vez nombró a su hermano José I Rey de España. Ello demuestra de modo evidente que mientras el pueblo español se batía contra los franceses, los dos Borbones, Fernando y Carlos, vivieran despreocupados y contentos en Francia. Lo cual significaba que la dinastía borbónica había muerto por antipatriota y que fuera incompatible con la Constitución de 1812. En realidad la justicia aplicada sobre estos dos peleles debería haberlos llevado al pelotón de fusilamiento, y algo parecido a lo que hizo el actual Rey Don Juan Carlos con su propio padre; de casta le viene al galgo. CAPITULO 4º A comienzos de los años setenta, la estructura institucional del régimen franquista se revelaba cada vez más ineficaz para controlar los cambios sociales que venían de la década anterior. La represión de las protestas tenía la virtud de hacer aumentar los antifranquistas, de tal forma que se iban configurando grupos y partidos republicanos que defendían una ruptura general con el franquismo. Del PCE ni hablamos porque desde la última guerra civil, nunca dejó de combatir tanto mediante partidas guerrilleras como mediante las movilizaciones pacíficas, y su fuerza quintuplicaba al resto de todos los demás partidos, incluido el PSOE. La formación en 1974 de la Junta Democrática y su línea política que consistía en la ruptura del régimen y en la formación de un gobierno provisional de amplia coalición que preguntara libremente al pueblo español si quería Monarquía o República tras la elaboración de una Constitución democrática-republicana a Cortes Constituyentes, socialmente avanzada. Que en el caso de elegir República, el presidente de nuestra nación, o sea el Jefe del Estado, sería elegido con los votos de toda España como distrito único, como ocurre ahora en las elecciones europeas y, para que Canarias, el País Vasco, Cataluña y Galicia se sintieran representados e identificados con la identidad nacional de España. Todo ello con un Parlamento cuyos diputados fueran elegidos por distritos donde los ciudadanos pudieran hacerles llegar sus demandas o quejas a los diputados, y no como ahora que los diputados son elegidos por provincias y el ciudadano ignora qué hacer con ellos, e incluso su propio nombre, nunca saben dónde están, ni siquiera si tienen una oficina abierta de las 16 a las 21 horas para atenderlos, y si lo lograran nada de consejerías, porque los diputados se justificarían en que su democracia era la democracia de un Estado integral. El sistema electoral para los diputados sería, repito, mayoritario para garantizar la independencia entre el Gobierno y la Presidencia, entre los diputados y el Jefe del Estado. Hoy el Rey o Jefe del Estado según la Constitución de 1978 es, irresponsable de sus actos y haga cualquier delito como el de las torres Kio a través de Manuel Prado y Colón de Carvajal sabe muy bien que entregó muy gustosamente a aquel de quien era su servidor; también del robo ilegal de fondos monetarios o artísticos; se puede dormir tranquilo que nadie podrá juzgarle. Sólo es responsable ante Dios y ante la historia, como su padre político el ‘invicto’ Caudillo definía sus responsabilidades y donde hubo lumbre quedan brasas, y aún dejan rescalditos que a veces, la misma fórmula que utilizó el General Franco que era según las leyes fascistas, sólo responsable ante Dios y ante la historia; privando en esos casos el derecho al Parlamento a destituirle y al poder judicial idem de lo mismo; esta brasa a veces estos rescalditos conservan mucho más calor que la propia llama precursora: Donde hubo candela / rescalditos quedan / y el humo saldrá… / En cuanto a si hubiera salido en el referéndum convocado por un gobierno provisional de amplia coalición, la Monarquía hubiera tenido casi la misma identidad que la República, sólo que el Jefe del Estado sería vitalicio y en pleno uso de sus facultades mentales. DON JUAN DE BORBÓN: Convencido del programa de la Junta Democrática y con un hijo traidor a las leyes dinásticas, es decir, a su propio padre, al igual que Fernando VII arremetió contra su padre Carlos IV, convirtió a su propio padre en un ser despechado, amargado y menospreciado. Don Juan, el Conde de Barcelona, convencido por Don Antonio García Trevijano, el gran caballero de enorme sabiduría y cultura, y futuro presidente de la Tercera República, en el caso de que esa opción fuera la elegida por los españoles, llegó a la decisión encomiable de ir a unirse a la Junta Democrática; y sólo las presiones desesperadas de su hijo Juan Carlos que lo sometió con todo tipo de chantajes para que no diera ese paso, Don Juan, con el alma desgarrada no llegó a leer su llamamiento de adhesión a la Junta Democrática y se tuvo que ver con la amarga tesitura de abdicar de sus derechos dinásticos en su hijo Juan Carlos, siendo ya éste Rey en virtud del voto de las Cortes franquistas y del propio Franco. Ello honra ante los demócratas republicanos la figura del Conde de Barcelona, patético personaje histórico lleno de debilidades y claudicaciones, que vivió en esta etapa a la que nos referimos su momento más amargo; sobre todo cuando se vio en la tesitura de cuadrarse militarmente ante su hijo desnaturalizado y cediéndole sus derechos a la Corona para al menos barnizarlo de legitimidad real. Más grave fue aún la claudicación del Gobierno Republicano en el exilio dirigido por derechistas ancianos sin ninguna nobleza en las canas que se disolvió y entregó a Juan Carlos toda la legitimidad presuntamente republicana. ¡Ala! que se cebe la bestia. Hay tres cosas que me duelen en el alma / Solchenitzky, Albornoz y Madariaga. / Es la reforma un aparato irreformable / no se parece ni al pescado ni a la carne / ¡Hay qué risa tía Felisa! / Que fichas por el azul tus sonrisas / y nos pasamos toas tus buenas intenciones / por la ingle junto al lado de la entrepierna. / Por lo tanto en 1975, incluso muerto Franco, y pretendiendo invadir el Sahara el Rey Hassán II organizó la marcha verde formada por los desarrapados más inmundos y con los gastos pagados, invadieron pacíficamente el Sahara; y ello sin un solo tiro de la Legión. Ante esta marcha verde de la que de pillo a pillo negociaron Solís Ruiz y Hassán II en la agonía de Franco, siendo Jefe del Estado provisionalmente Don Juan Carlos. Éste ordenó la evacuación del Sahara a manos del Sultán de Marruecos sin siquiera ordenar dispersar la “marcha verde” de harapientos marroquíes; absurda evacuación cuando la Legión podía haber disparado con ametralladoras del 12,7 y del 7,62 por encima de las cabezas de los manifestantes que hiciera cundir el pánico a los verdes paseantes y salieran de El Aiun a la estampida. Con toda razón legionarios, regulares, tropas, soldados y mandos evacuaron sus posiciones, maldiciendo al responsable de ese vergonzoso hecho u orden que las Fuerzas Armadas recibieron. En ese momento no era el dictador el responsable sino Juan Carlos, ya que en aquel momento Franco agonizaba. Y todo ello en flagrante violación de las resoluciones de la ONU que habían mandatado a España a permanecer en el terreno saharaui con el objeto de realizar entre el pueblo del Sahara un referéndum de autodeterminación. Uno se pregunta ¿a qué caja fuerte fue a parar la gran remesa de oro con que pagó Hassan II la gran traición? La protesta tras los últimos fusilamientos fue intensa en España, y de gran amplitud en el extranjero. Ya había un relleno ante el vacío de poder que protagonizaba la Junta Democrática con base en el PCE y en el Señor García Trevijano. Por su parte la Plataforma de Convergencia Democrática, en base al actual el PSOE, que en 1976 se fundió en la Coordinación Democrática, más conocida como la Platajunta: los partidos de centro izquierda, de centro y centro derecha, impusieron que se acabara con las movilizaciones populares y se entrara a negociar su legalización uno a uno y con el carnet de identidad en la boca en la llama de la Comisión de los Once donde estaba instruido el PCE. Otro asesinato infame fue el del estudiante Enrique Ruano Casanova al que la Brigada Político Social torturó en Madrid y luego llevado al corredor adjunto a las ventanas de un quinto piso donde fue tiroteado y cayó muerto ya desde esas ventanas que daban al patio, las mismas de la Dirección General de Seguridad. Ello quebró los huesos de Julián Grimau y ahora los de Enrique Ruano Casanova; su familia estuvo poniendo esquelas mortuorias durante décadas recordando el día del asesinato del estudiante Enrique. Su familia estuvo poniendo, como he dicho antes, contra la Justicia fascista y luego contra la Justicia pseudo democrática franco-borbónica hasta el año 2004 en que los jueces absolvieron a los policías asesinos por “falta de pruebas balísticas”. ¿Es esto una justicia democrática? ¿Se puede llegar a la verdad tenebrosa de tantos verdugos que han muerto en su cama, pero quedan otros que viven con aspecto muy juvenil? ¿Dio la transición a España un régimen democrático?: En diciembre de 1963 fue creado el TOP (Tribunal de Orden Público) para reprimir y condenar los delitos políticos que entonces lo eran todo, hasta una frase liberadora dicha en un bar. Entre 1962 y 1969 se decretaron seis estados de excepción, con registros, palizas y torturas indiscriminadas. La lucha antifranquista se amplió a los inicios de la década de los treinta. El número de conflictos laborales pasó de 345.000 en el bienio 67-69 a 1.548.000 en los años 73-75. Se aumentó la vigilancia interna y el control de oficiales, jefes, generales, y desde luego en la tropa: Este historiador se dirige a sus lectores para comunicarles que desde el día 6 de febrero de 1971 al 4 de marzo de dicho año, fue torturado en el Cuartel de Son Dureta y ello para autoinculparse de propaganda ilegal que él no tenía pero sí un compañero de partido del soldado Moreno de Badalona. Sufrí durante dos meses casi con el tórax y dorso desnudo cada día de 11 a 12 de la mañana los correazos con correas de grueso acero acabadas en una gran chapa de metal propinados por el Capitán Isasi Puyols y el Sargento Primero Pinillas. Ya pueden imaginarse que hasta los huesos de las costillas se me deshacían en astillas. Lo que no saben los torturadores ni ninguno de ustedes, lectores de buena voluntad y lectores de la brigadilla de la Guardia Civil, Policía Armada y del CNI que me hacen putaditas como advertirme en alemán que tenga cuidado que estoy en peligro por atacar de esta forma a la Monarquía borbónica. Como si yo le tuviera temor a las amenazas solapadas o a la muerte… Digo a los que no saben el auténtico proceso, que mi Capitán natural el gran caballero Don Héctor Juan Moltó, intercedió por mi para que me duchara en mi compañía y allí, pude burlar a los centinelas que me acompañaban, abrí mi taquilla y camuflé mi pistola reglamentaria y cincuenta cartuchos en su caja correspondiente. Era la pistola un Astra del nueve largo, plenamente y en perfecto uso, a pesar de que la fecha de fabricación de estas pistolas es de 1921 a 1936; por fin la escondí con una ancha banda elástica en el calcetín izquierdo junto a la caja de proyectiles y con el cargador lleno, con la intención de ejecutar a Isasi Tuyols y al suboficial Pinillas con sendos disparos en su cabeza; después siete hombres que me llevaré a la tumba tomarían las puertas del cuartel, y harían rehenes a varios jefes contundentemente fascistas para secuestrar un barco hacia Argelia, pero el problema no estaba en el barco ni en el capitán Isasi, ni en Pinillas, a los que hubiera matado a conciencia sin temblarme el pulso, sino que había dos centinelas en la puerta del recinto donde me torturaban siendo uno un campesino de Alhama de Granada y otro obrero de El Ferrol, y a eso no llegaban mis tripas, disparar contra hijos del pueblo, eso nunca. Así que renuncié a la ejecución de Isasi y Pinillas, y seguí camuflando la pistola como pude porque me quemaba su existencia en la habitación de aislamiento del calabozo; por fin pude volver a ponerla en su sitio en otro permiso de ducha concedido gracias de nuevo al caballero de honor que era mi Capitán Don Héctor Juan Moltó, quedando tal cual en mi taquilla. Pues bien, pido excusas por esta escapada autobiográfica y volvemos a la transición que ya no tenía que vérselas sólo con las movilizaciones populares; también se incrementaba la lucha de ETA a la que se le sumó la del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico). El 20 de diciembre de 1973 un comando de ETA voló y destrozó a Carrero Blanco, considerado como pieza fundamental de garantía fascista en el futuro reinado del “Príncipe de España” -ya que no de Asturias- según las leyes dinásticas, pero es que este joven Príncipe ya había jurado los principios fascistas del Movimiento Nacional y le dio una patada al legítimo heredero de la Corona tras un plebiscito libre donde el pueblo se pronunciara por una Monarquía o una República democrática; es decir, empujó a su padre Don Juan, Conde de Barcelona, al vacío de un precipicio negro de anonimato como casi dos siglos antes había hecho Fernando VII con su padre Carlos IV tras el motín de Esquilache, financiado por la aristocracia fernandina y anti Godoy, siendo llamados padre e hijo a Bayona por Napoleón ante el cual se arrodillaron; devolviendo Fernando VII la corona a su padre Carlos IV y éste último abdicando en favor del General Bonaparte, quien a su vez dio la Corona de España a su hermano José, todo con el visto bueno de la alta aristocracia, algunos liberales afrancesados, y del Alto Consejo del Reino: provocando el levantamiento popular en Madrid contra la indignidad de abyecta cobardía de la doble abdicación de Bayona y de la ocupación de España en sus plazas más estratégicas por más de 120.000 soldados napoleónicos, garantes pretorianos del futuro José Bonaparte que ya había obtenido la Corona de nuestra nación y de la sublevación sin armas apenas del pueblo madrileño el 2 de mayo de 1808, viendo como en carrozas francesas se llevaban a Francia a los infantes reales. Como se ve, este proceso que acabo de recordar tiene un enorme parecido con la actuación de Don Juan Carlos con su padre. Tras el levantamiento de Madrid y sofocado éste se procedió a una espantosa carnicería de madrileños, expresivamente pintada por Goya en un cuadro inmortal “Los fusilamientos del 3 de mayo”. Luego el pueblo entero de España se organizó en guerrillas o en tropas conjuntas hispano-británicas, aunque en el seno de ese levantamiento había posturas antagónicas: Por una parte la mayoría del clero a quien la Constitución de Bayona, contra su fanatismo, abolía la Inquisición y los diezmos eclesiásticos. Clero que buscaba volver al absolutismo y a la inquisición, rescatando el Reino de España para el perverso asesino Fernando VII, al parecer no hijo de Carlos IV sino de uno de los innumerables amantes de la Reina María Luisa, Godoy el primero, pero tras Godoy no menos de 25 amantes. ¡Maravilloso ejemplo de moral regia! Volvemos a la transición política. Bien, pido excusas por esta expansión autobiográfica y vamos a la transición que ya no tenía que habérselas sólo con las movilizaciones populares sino con la lucha armada de ETA y la del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota). Repitiendo algunas cosas, el 20 de diciembre de 1973 un comando de ETA destrozó a Carrero Blanco considerado como pieza fundamental de garantía fascista en el Reinado del futuro Don Juan Carlos, pero es que ese joven Príncipe ya había jurado los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional-Fascista y dio una patada al legítimo heredero de la Corona del que ya hemos hablado el Conde de Barcelona. Por otra parte, una gran porción del pueblo que seguía a guerrilleros que estaban en gran parte implicados en la modernización de España. Guerrilleros tales como el Empecinado, Espoz y Mina, liberales radicales de cuyo sabio y heroico actuar vino la Constitución de 1812, la Pepa, o Constitución de Cádiz, la más democrática de toda Europa en su momento. Mientras tanto en Francia, mientras el pueblo español se batía heroicamente, Carlos IV gozaba de una renta que le otorgó Napoleón por la inmensa cantidad de treinta mil reales al año, dedicado a su ocupación favorita: arreglar relojes y cazar. Por su parte Fernando VII se quedaba con la mitad de la renta de su padre, es decir, quince mil reales anuales… y haciendo calceta con ganchillo y moldes de jerseys de lana. Y ambos exmonarcas, reos de crimen de lesa patria, reían histéricamente ante Napoleón cuando las tropas francesas ganaban victorias en España y palmoteaban las faldas del Corso en señal de alegría y solidaridad. Todo ello mientras los hijos del pueblo español se batían heroicamente; recordemos lo glorioso de la batalla de Bailén, de Talavera, de Gerona y de Zaragoza. Los acontecimientos posteriores acabaron con el absolutismo feroz de Fernando VII en la ominosa década (1823-1833), disolviendo la Constitución de Cádiz e implantando un absolutismo feroz contra el pueblo heroico de España; dando paso a la Regencia de María Cristina (1833-1840) y a la Regencia de Espartero (1840-1843) donde antiguos liberales radicales pasaron a ser moderados (¿como en la España de hoy, verdad?) habiendo creado por primera vez en España la primera Policía Política de su historia y cerrando universidades; y trajeron en 1934 el Estatuto Real que abría un poco la mano pero que no era ni liberal ni una Constitución sino una carta otorgada falsamente liberal dirigida por el Duque de Rivas sobre todo para mejor combatir la primera guerra carlista mientras los aristócratas y terratenientes fueron los beneficiarios de la desamortización del clero de 1836 haciéndose cada vez más poderosa, llegando a fumar puros quemando billetes de gran valor, y como ahora con las cortinas corridas, a la hazaña del pueblo, el verdadero motor de la lucha y de la independencia de España; ese pueblo a quien despreciaban y odiaban las castas dominantes que prostituyendo los hechos, tal como ocurrieron de 1808 a 1812, procedían a ocultar el protagonismo popular a quienes despreciaban las castas dominantes y los nuevos caciques. La desamortización de Mendizábal fue una revolución agraria al revés. Por una parte compraron mediante bonos sin ningún valor las propiedades eclesiásticas y los nuevos caciques hacían lo mismo, olvidar la historia, (como hoy ocurre). Mientras los campesinos medios y pobres se empezaban a quedar reducidos a la condición horriblemente angustiosa y hambrienta de jornaleros, algunos de los cuales emprendieron una acción bandolera por lo que en 1844 fue creada al comienzo del reinado de Isabel II, con sólo catorce años, la Guardia Civil, para extirpar a los bandoleros y sobre todo para meter en cintura a la masa hambrienta de millones de jornaleros y defender el cortijo del cacique. “El miedo al amo guarda el cortijo” era una de las frases típicas de los primeros guardias civiles y aún hoy se utiliza. Y adrede amalgamo la historia de España de 1808 al 2006 porque hay constantes que se repiten. Esa amnesia o consenso pseudo democrático donde destacaba el germen de moderados y progresistas unidos los dos en la explotación del proletariado agrícola, y por el culto al dinero que les hizo echar nueve llaves al recuerdo del heroísmo popular durante la guerra de la independencia. Volviendo al año 1838, cuando los potentados despreciaban el protagonismo del pueblo que dio su sangre por España y silbando y con un olvido intencionado de la transición, al igual que en 1975-1978, impusieron la amnesia política y borraron la historia de España, e hicieron que mentes lúcidas como Larra se suicidaran y que José de Espronceda escribiera el poema justiciero y lleno de amor a las masas populares y de desprecio a la nueva aristocracia y clase política que había quintuplicado su capital, poema que transcribo y someto a la paciencia del lector, todo este amplio dossier al menos sabiendo que la oligarquía de hoy, su clase política y sus fuerzas represivas y de inteligencia lo hacen como a partir de 1836 lo hicieron sus antecesores. Al Dos de Mayo ¡Oh! ¡Es el pueblo! ¡Es el pueblo! cual las olas / del hondo mar alborotado brama / las esplendentes glorias españolas, / su antigua prez su independencia aclama / hombres, mujeres, vuelan al combate, / el volcán de sus iras estalló: / sin armas van pero en su pecho late / un corazón colérico español. / La frente coronada de laureles / con el botín de la vencida Europa / con sangre hasta las cinchas los corceles / en cien campañas veterana tropa. / Los que el rápido Volga ensangrentaron, / los que humillaron a sus pies naciones, / y sobre las pirámides pasaron / al galope veloz de sus bridones / a eterna lucha, a sin igual batalla, / Madrid provoca en su encendida ira; / su pueblo inerme allí entre la metralla / y entre los sables, reluchado, gira. / Graba en su frente la luminosa huella / la lumbre que destila el corazón / y a parar con sus pechos se atropella / el rayo del mortífero cañón. / ¡Oh de sangre y valor glorioso día! / Mis padre cuando niño me contaron / sus hechos ¡Ay! y en la memoria mía / santos recuerdos de virtud quedaron / -entonces- indignados me decían / cayó el Trono español pedazos hecho / por precio vil a extraños nos vendían / desde el de Carlos profanado hecho / la corte del Monarca disoluta, / prosternada a las plantas de un privado / sobre el seno de impura prostituta / al Trono de los Reyes ensalzado / sobre coronas, tronos y tierras / su orgullo sólo y su capricho Ley: / hordas de sangre y de conquistas avaras, / cada soldado un absoluto Rey / «fijo en España el ojo centelleante / el pirene a salvar pronto el bidón / al Rey de Reyes, al audaz gigante / ciegos ensalzan, siguen el montón» / Y vosotros ¿qué hicisteis mientras tanto / los de espíritu flaco y alta cuna / derramar como hembras débil llanto / o adular bajamente la fortuna. / Buscar tras la extranjera bayoneta, / seguro a vuestras vidas y murallas / y siervos viles a la plebe inquieta / con baja lengua apedillar canalla / ¡canalla! sí ¡vosotros los traidores / los que negáis al entusiasmo ardiente / su gloria nuca visteis los fulgores / con que ilumina la inspirada frente! / ¡Canalla! sí, los que en la lid alarde / hicieron de su infame villanía, / disfrazando su espíritu cobarde / con la sana razón segura y fría. / ¡Oh! la canalla, la canalla en tanto / arrojó el grito de venganza y guerra / y arrebatada en su entusiasmo santo / quebrantó las cadenas de la tierra. / Del cetro de sus reyes los pedazos / del suelo ensangrentado recogían, / y un nuevo trono en sus robustos brazos / levantando a su príncipe ofrecían, / brilla el puñal en la irritada mano / huye el cobarde y traidor se esconde; / truena el cañón, y el grito castellano / de Independencia y Libertad responde. / Héroes de mayo levantad las frentes / sonó la hora y venganza espera / id, hartad vuestra sed en los torrentes / de sangre de Bailén y Talavera / id y saludad a los héroes de Gerona, / alzad con ellos el radiante vuelo / y a los de Zaragoza alta corona ceñid / que aumente el respaldor del cielo / mas !Ay! ¿Por qué cuando los ojos brotan / y el alma atropellados alborotan / tantos recuerdos de honra y valentía / negra nube en el alma se levanta / que turba y oscurece los sentidos; / fiero dolor el corazón quebranta / y se ahoga la voz entre gemidos. / ¡Oh! ¡Levantad la frente carcomida, / mártires de la gloria que aún arde / en ella con eterna vida / la luz de la victoria! ¡Oh! ¡Levantad del eterno sueño / y con los huecos de los ojos fijos / contemplad una vez con torbo ceño / la vergüenza y el baldón de vuestros hijos. / Quizá en vosotros donde el fuego arde / del castellano honor, aún sobreviva / para alentar el corazón cobarde / y abrazar esta tierra envilecida. / ¡Ay! ¿Cuál fue el galardón de vuestro celo / de tanta sangre y bárbaro quebranto / de tanta heroica lucha y tanto anhelo / tanta virtud y sacrificio tanto? El Trono que erigió vuestra bravura / sobre huesos de héroes cimentado / un Rey ingrato de memoria impura / con eterno baldón dejó manchado / ¡Ay! para herir la libertad sagrada / el Príncipe, borrón de nuestra historia / llamó en su ayuda la francesa espada / que segase el laurel de vuestra gloria. / Y vuestros hijos de la muerte huyeron / y esa sagrada tumba abandonaron / hoyarla ¡oh Dios! a los franceses vieron / y hoyarla a los franceses les dejaron / como la mar tempetuosa ruge / la losa al choque de los cráneos duros / tronó y se alzó con indignado empuje / del galo audaz bajo los pies impuros. / Y aún hoy helos allí que su semblante / con hipócrita máscara cubrieron / y a Luis Felipe en muestra suplicante / ambos brazos ¡imbéciles! tendieron. / La vil palabra intervención gritaron / y del Rey mercader la reclamaba / de nuestros timbres sin honor mofaron / mientras en su impudor se encenagaban. / Hoy esa raza degradada, espuria, / pobre nación que estabilizarte anhela, / busca también por renovar tu injuria / de extranjeros monarcas la tutela. / Tumba vosotros sois de nuestra gloria / de la antigua hidalguía / del castellano honor, que en la memoria / sólo nos quede hoy día / verted juntando las dolientes manos / lágrimas ¡ay! que escalden las mejillas / mares de eterno llanto castellanos / no bastan a borrar vuestra mancilla / llorad como mujeres; vuestra lengua / no osa lanzar el grito de venganza / apáticos vivís en tanta mengua / y el brazo os cansa el peso de la lanza. / ¡Oh! en el dolor eterno que me inspira, / el pueblo en torno avergonzado calla / y estallando las cuerdas de mi vida / roto también mi corazón estalla. / Nos despedimos hasta el próximo martes. Firmado ESPARTACO.
La transición política (1975-1978) una historia desconocida
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