A raíz de la aparición de los restos de la Puerta de Pechina,(algo que era perfectamente previsible salvo para aquellos que oficialmente deberían haberlo previsto), a consecuencia de las obras de apertura de los famosos refugios, por esta revista se me ha pedido un comentario sobre las murallas y puertas de la Almeria del siglo XI, la “al-Mariyat marsa Bayyana” o sea la “Atalaya del puerto de Pechina”, su nombre real aunque últimamente se lee por ahí cada tontería tipo “espejo del mar “ y otras solemnes cebolladas que uno acaba pasmado.
{mosimage}Pero después de un par de intentos mas o menos académicos y mas o menos fríos de escribir sobre murallas y puertas sin mas, me percato de que día a día siguen destruyendo lo poco que aparece a la luz; creo que escribir sin mas sobre murallas, mientras las excavadoras siguen destrozando, es cuanto menos un acto de cobardía o de inocencia culpable, porque resulta que en una ciudad como Almería, con un Ayuntamiento que se nos antoja incapaz de evitar las actividades “artísticas” de un par de docenas de niñatos enmierdaparedes graffiteros, incapaz de terminar con la plaga de horteras en coches convertidos en altavoces rodantes que berrean horteradas musicales a todo trapo, incapaz de obligar a unos majaderos a que recojan la mierdaza que sus perritos dejan en medio de la acera, incapaz de borrar del paisaje urbano a los sempiternos “gorrillas” y demás golfos llegados de todas partes, incapaz de terminar de una vez con los chicos del skate que destrozan a golpes y manchurria de grasa los mármoles de la Rambla, incapaz de obligar a cerditos y cerditas variados a tirar las cáscaras de pipas y los repugnantes chicles en las papeleras….pues en fin, señores míos, resulta que en esta incapaz Corporación, un concejal en un rapto de quijotismo, ha tenido la osadía de actuar, de echarse para adelante, lo que en España constituye un pecado imperdonable, y me refiero al concejal Cazorla y a su proyecto de abrir al público los refugios de Almería, algo que en cualquier otra ciudad menos incapaz ya estarían abiertos; la furia con la que los unos y los otros se han alzado contra el “curioso” intento de hacer cosas de tan estrambótico concejal, tiene tela para rato pero no es el tema que aquí me trae.
Pues señores, resulta que Miguel Cazorla decide abrir los refugios de la Guerra Civil para su musealización (lo que es bueno), que las excavadoras topan con una muralla y que el que suscribe acude rápido a la Concejalia y les avisa de que se trata de la Puerta de Pechina…¡¡¡ y me atienden !!! (lo que es mejor), contratan al arqueólogo Paco Alcaraz ( óptimo ) y en efecto, hay está la Puerta de Pechina, bajo la plaza Manuel Pérez García.
Hasta aquí todo parece “lógico” ¿ no ?….pues no. Esto es Almería y esto es España, así que en vez de opinar es mas “prudente” que cada uno se haga unas preguntas y se las conteste: ¿ por que la Delegación de Cultura a través del ente correspondiente dio permiso a ESAS obras en ESE sitio ? ( o lo que es lo mismo, ¿por qué Cultura no tenia ni pajolera idea de que allí estaba la Puerta de Pechina?); como “nota al margen” les puedo decir que el 28 de diciembre de 2002 ( y no era inocentada), el diario IDEAL publicó en su página 41 un amplio comentario mío que incluía foto del lugar y plano de situación de la muralla y Puerta de Pechina respecto a la trama urbana actual….plano que ha resultado ser tan exacto como ignorado por Cultura (malo); pero sigamos con el juego de las preguntillas: ¿ por que esa culta Delegación, después de autorizar las obras ataca al “autorizado” concejal Cazorla ? (peor), y desde supuestos intereses políticos frena la recuperación de un patrimonio de todos ( pésimo).
{mosimage}Desde fuera parece que han puesto mas medios al servicio del acoso y derribo del concejal, que en favorecer cualquier acto que suponga aumentar el ya esmirriado patrimonio cultural almeriense. Mientras tanto ya verán ustedes como un listillo, amparado por la falta de un frente común para la defensa del Patrimonio, al margen de chorradas políticas, levantará tarde o temprano un mamotreto en el solar de la antigua “Tienda de los Cuadros”, un espacio de alto valor arqueológico que en cualquier lugar culto ya habría pasado a titularidad publica, pero visto lo visto en la esquina Paseo-Obispo Orbera donde se ha enterrado un tramo de muralla bajo un terrible adefesio “arquitectónico”, o en la misma Puerta de Purchena, donde los intereses (privados) de un aparcamiento subterráneo (privado) han enterrado mas murallas, o el “extraño giro” que se ha podido observar en las fachadas burguesas restauradas, antes en tonos rojos los paramentos y sillares cremas en los cercos…y ahora empastelados en unos colorines sevillanos, horteras y ajenos que incluso colorean los relieves, visto lo visto, repito ¿ merece la pena hablarles de la Puerta de Bayyana?.
Lo voy a intentar mientras veo por la ventana como el capullo de todos los días graffitea la fachada de enfrente entre la mierdecita dejada hace un rato por el perrito del vecino y la meadita dejada hace otro rato por un súbdito de un país allende el Mar de Alborán y llegado aquí sin que nadie lo llame.
La Puerta de Pechina ( lo de “Purchena” es una parida mas) se abría en un impresionante complejo defensivo que ocupaba casi toda la actual plaza de Manuel Pérez, incluyendo dicho complejo los aljibes conservados ( los mismos que siguen usurpando cierta peña de aficionados al “arte” del cante), y otras estructuras que ocupaban el solar entre lo ahora excavado y la fachada de la Iglesia de Santiago, templo que precisamente hereda el lugar de una mezquita anexa al complejo de la Puerta de Bayyana; el Santiago Matamoros que campea en su portada no es accidental por cierto, sino un “aviso” de que la ciudad ya habia cambiado de dueños y de mundo.
Si miran el plano que se adjunta podrán distinguir la muralla cuyo solar es hoy la calle Antonio Vico, la Torre de las Arcas ( Hotel la Perla ), un gran baluarte que reforzaba el conjunto de la puerta, la prolongación de la muralla bajo la actual Puerta de Purchena que entonces era solo el cauce de una rambla (hoy de Alfareros y de Obispo Orberá ) cruzado por el camino de Pechina ( calle Granada) y conducto que traía el agua a los aljibes (acueducto destrozado en la esquina de la Casa de las Mariposas para mayor gloria del aparcamiento ), y el conjunto que integra la puerta propiamente dicha.
El plano y la reconstrucción idealizada del conjunto sirven para hacernos una idea de esta impresionante estructura defensiva: un patio exterior que no es otra cosa que un saco entre murallas y cuya embocadura está batida por dos torres; el fondo del saco, la fachada de la puerta en si, es el tramo de muro que ahora ha excavado Paco Alcaraz, una muralla de casi 4 metros de espesor construida en sillar y reforzada ( parece que solo en un tramo) por un muro antepuesto de argamasa y ladrillo con alambor o pie inclinado en su base.
El vano de la puerta es mas estrecho de lo que suponíamos, menos de 3 metros, lo que junto al extraordinario grosor de la muralla le daria la apariencia de un auténtico pasillo que desembocaba a un patio interior aun no excavado y que ocupaba gran parte del solar de “La Tienda de los Cuadros” y la acera entre este y la muralla. Ese patio es en la práctica un ancho codo con salida desenfilada respecto a la puerta externa, lo que explica que la calle de las Tiendas arranque en un lateral del conjunto, donde estaba la salida original del patio interior y no enfilada con el centro de la plaza .
Pero el patio interno es mucho mas que un simple espacio militar ya que tenia también funciones aduaneras y de servicios. En efecto, en la pared sur de este patio se abre todavía la galería original de acceso al conjunto de los seis aljibes construidos por Jayram, galería que hoy está integrada en un edificio y que no es otra que el local del antiguo “Rinconcillo”, una obra en sillares que desembocaba en los tres aljibes desaparecidos cuyo perfil y una línea de arcos se observan sin problemas en la medianera del mismo edificio; se supone que bastaría excavar en el solar de marras para sacar a la luz el fondo de estas tres naves todavía recuperables y que junto a las tres aun en pié, convertidas en museo o centro de interpretación de la muralla medieval, ( la peña privada se podría ir con su música a otra parte) dispondríamos de un espacio arqueológico de primer orden si esta fuese una ciudad como debería ser. O sea, que me parece que estamos soñando.
Otro día que esté menos realista y mas ingenuo podríamos tratar de la muralla, mejor de “las murallas”, porque eran 6 recintos al menos aunque algunos se empeñen en citar solo tres, como se empeñan en decir que Almeria fue fundada en el siglo X por Abd al-Rahman III y otras cuantas mentiras que a base de repetirse casi parecen verdades, como aquella bucólica historia que algunos politiquillos al uso repiten con pasión, ese cuento de hadas sobre una supuesta “convivencia e interculturalidad en al-Andalus”, cuento que también tendré sumo gusto en poner en solfa. Pero vamos sin prisa que es verano y hace calor….
Juan José Tonda Manzano
Historiador y Profesor.