Sin agua líquida no existe la vida, razón esta más que suficiente para que nos obligue cono nunca a adoptar una ética del agua. No hacerlo así, no explicarle el verdadero calado del problema del agua con la máxima claridad a la población, solo nos traerá tensiones y generará conflictos, cuando el escenario que nos permita adoptar soluciones es justo el contrario. La colaboración ha de provenir de todos, sin ahorrar esfuerzos. El acceso al agua potable es un Derecho Fundamental, y no debería de ser nunca, ni mercadería, ni arma arrojadiza, torticera y manipuladora, por parte de los políticos. Quienes son capaces de actuar así son unos inmorales.
El problema del agua potable adquiere dimensiones a nivel mundial y es fuente de conflictos, algunos de ellos armados, entre los Estados. Personas tan relevantes como Ismail Serageldín, ex vicepresidente del Banco Mundial y presidente de la Comisión Mundial del agua para el siglo XXI; Wally N´Down, director del Centro para los Asentamientos Humanos de la ONU, organizaciones militares como la OTAN o nuestro propio Centro Nacional para Estudios de la Defensa no dudan en afirmar que las guerras del presente siglo se desencadenaran entorno al agua, y un buen ejemplo de ello son los múltiples conflictos como el Israelí-Sirio-Jordano-Palestino-Libanés por las aguas del río Jordán o el Lívtivi. El factor agua es una variable con mucho peso en las ecuaciones estratégicas de las Naciones. El agua potable de la que disponemos es finita y está irregularmente repartida. Veintitrés países disponen de las dos terceras partes del agua dulce en el Planeta, dieciséis pertenecen a la Unión Europea, además de Brasil, EE.UU., Rusia, Canadá, India e Indonesia, Asía con el 60% de la población mundial dispone del 36%. Es más preocupante el problema del agua que el de los recursos energéticos o alimentarios y complejo su aprovechamiento dado lo multiforme de la problemática. En Canadá más de 20.000 lagos están afectados por lluvias ácidas y éste mismo problema afecta a varios países Europeos, en algunas zonas la contaminación química presenta síntomas alarmantes. Rusia y otros países de la extinguida Unión Soviética, además son víctimas de contaminación radiactiva por isótopos procedentes del desbarajuste nuclear. Hasta los hielos Árticos están contaminados por hidrocarburos. Deberían de ser estos datos suficientes para despertar la conciencia colectiva, pero es que además ante nosotros surge otro reto, EL CAMBIO CLIMÁTICO y sus consecuencias.
Todos los informes coinciden con rotundidad que España presenta un elevado riesgo de sequía y desertización como consecuencia de este trastorno climático, por lo tanto NO debemos de basar el abastecimiento Hídrico necesario en ríos que solo dependen del ciclo de las lluvias, ya que estas cada vez son más escasas y aleatorias, y en algunos casos debido a su virulencia serán más los daños que causen que los beneficios que aporten, como ya está sucediendo. Si a esta falta de seguridad natural de aprovisionamiento, le sumamos un factor irresoluble como es el fenómeno de la evaporación y las inevitables pérdidas que se producirían en una red centenaria en kilómetros, son RAZONES MÁS QUE FUNDAMENTADAS PARA PENSAR QUE EL TRASVASE, NO ES UNA OPCIÓN SÓLIDA QUE PUEDA RESOLVER EL PROBLEMA .Las grandes obras hidráulicas llevadas a cabo a principios del siglo pasado, que han permitido la creación de núcleos urbanos en zonas de Australia, Países Bajos, Dacca, capital de Bangla-Desh o las Vegas en EEUU, están ahora demostrando su inutilidad en plena crisis ambiental. En el año 1962 el presidente Norteamericano J.F.Kennedy, afirmaba que la nación que desarrollara un buen proceso de desalinización, recibiría ganancias más sostenibles, que los países que desearan ser los primeros en la carrera espacial. Actualmente, Texas, California, y Florida están poniendo en marcha procesos de desalinización, la planta de Tampa, en el Estado de Florida, es la mayor del mundo, produce 100 millones de litros de agua potable al día. Arabia Saudita o los Emiratos del Golfo Pérsico están invirtiendo los beneficios de la exportación del petróleo en plantas desalinizadoras. Paradójicamente, son los gobiernos de estos grandes productores de crudo, los que han dado en llamar AL AGUA “EL PETROLEO DEL FUTURO”.
Las actuales platas desalinizadoras funcionan mediante el proceso de ósmosis inversa. Cosiste en hacer pasar el agua del mar a través de una membrana que ejerce sobre ella una presión muy fuerte. Este procedimiento por membrana alcanza un nivel tecnológico tal que resulta cada vez menos costoso comparado con las antiguas obras como grandes embalses y más eficaz. Existen además otras dos razones principales para que este sistema se imponga como única solución para proveernos del abundante líquido triatómico, presente en las aguas marinas. Se trata de una tecnología fiable, en segundo lugar los procesos de pertinaz sequía no les afectan. El gran peligro reside en que el mar se contaminase por vertidos de hidrocarburos. Evidentemente estas instalaciones no son absolutamente limpias, dado que emiten bióxido de carbono a la atmósfera y envían de vuelta al mar sustanciales cantidades de salmuera , incluso los ecologistas más puristas las critican de obras antiestéticas en las costas. A pesar de ello, el balance se puede considerar optimista, y bien gestionado descartaría los problemas de escasez, cuestión esta que no es sino una relación social con las cosas y no una característica inherente en las cosas. No obstante el capitalismo salvaje basa su funcionamiento en este concepto ¿quién sabe si en un futuro en nuestra tierra se sustituyan los plásticos por huertos solares capaces de hacer funcionar limpiamente estas plantas y el agua de Europa dependa en gran medida de Almería?