Me comentaba un dirigente provincial del Partido Popular en Almería que el daño está hecho y no importa quien, pero que el Partido se encuentra en la encrucijada porque jamás ha atravesado una crisis tan profunda en su ya dilatada historia como la actual. Y ciertamente lleva razón, la principal organización política en la Oposición se halla afectada seriamente y mucho me temo que para bastante tiempo, pues remontar el gran daño en imagen y en militancia que se le está haciendo costará bastante trabajo.
Tan mal soplan los vientos para el PP-Almería que los pronósticos de Juan Enciso no resultan ciertamente exagerados, y nada mejor que esperar a los próximos comicios municipales, que serán los que determinarán donde estaban las causas que han generado esta profunda crisis. El buque insignia del PP-Almería se ha hundido y se ha elegido otro que, a mi juicio, es un buque muy alejado del que ha perdido la Derecha. Junto a ese buque insignia, y siguiendo con el símil, se encuentran hundidas corbetas que por el efecto victimista en que las han erigido es muy posible que tengan una cierta incidencia favorable electoral. El Ejido, Dalías, Turrillas, etcétera, etcétera, y en total son veintinueve dirigentes locales del PP en la provincia de Almería los que han optado por vincular su futuro al del presidente de la Diputación Provincial, José Añez, que está administrando los tiempos políticos con una elogiable destreza y en perfecta sintonía con el ya mítico Juan Enciso, que, por cierto, no es un Juan Enciso sino algo más que un simple alcalde de pueblo.
No está el panorama político en el seno del PP para manifestaciones públicas resolutorias, aunque sea para aminorar el efecto negativo que la prolongada crisis política ha causando en la sociedad almeriense. Y, desde mi punto de vista, ese es el mayor error que se está cometiendo, el del negar la evidencia, ya que el problema sigue y se agudizará y por consiguiente está muy distante de haberse solucionado como equívocamente se pretende hacer creer. Por escaso que sea el éxito de la anunciada plataforma política que creará el sector crítico, siempre supondrá un fracaso para el PP; es decir, que el fracaso del PP será proporcional a la incidencia social que posea la plataforma política de Añez-Enciso, y probablemente Merino, que supongo comenzará esa plataforma por tener un aspecto asociativo antes de convertirse en partido político propiamente dicho, eligiendo el cauto modelo elegido por el exministro Pimentel.
Es verdad que la sociedad almeriense tiene ya experiencia en este tipo de cuestiones, y casi todas protagonizadas desde la Derecha, y todas tuvieron su caducidad por las más diversas razones. Sin embargo, en esta ocasión se difiere en algo elemental ante cualquier proyecto político, como es el liderazgo y la base, es decir los cimientos y la cubierta, que en esta ocasión son los más sólidos de cuantos han surgido en la ya dilatada experiencia democrática en esta provincia. De ahí el optimismo existente en el hasta ahora sector crítico del PP y cuyas cabezas visibles ya no se encuentran en la organización, aunque le aseguro al amable lector, que distrae su tiempo en este espacio periodístico, que yo no he visto más expulsados del Partido Popular, otrora Alianza Popular que los que ellos mismos se dieron de baja tras la experiencia de la expulsión, que dicho en otras palabras es que jamás han expulsado a nadie de la Derecha por muy públicamente se haya reseñado. Este ingrediente político no implica una variación en la actual situación antes de la celebración de las Elecciones Municipales de 2007, que estaba sentenciada desde el ecuador de la crisis, y fue hasta ese momento cuando pudo haberse solucionado satisfactoriamente por mucho que ahora se diga. Estoy en condiciones de asegurarle al amable lector que la crisis interna del Partido Popular en Almería pudo haberse solucionado, y fue el presidente regional, Javier Arenas, por desconocimiento o por haber calibrado mal las fuerzas discrepantes el que evitó la resolución del problema.
Ahora solo cabe esperar la voz de las urnas en 2007, y entretanto las dos partes en litigio, la dirección provincial por una parte y de otra el sector crítico, comenzarán a medir sus fuerzas soterradamente para recomponer el Partido en el primer caso y organizar una fuerza política en el segundo.