Los funcionarios de la Seguridad Social si diesen la atención presencial como se hizo siempre, guardando las medidas sanitarias actuales, se merecerían el premio que no se merece el ministro Escrivá.
Se merecen un premio pues, además de que no han recuperado la cifra de funcionarios que había hace años, cada día les encomiendan más tareas.
Si no tenían ya bastante con todo lo que llevaban (pensiones de todo tipo, vida laboral de trabajadores, cotizaciones de autónomos y trabajadores, certificados, responder consultas… ) Desde junio de 2020 les han metido el Ingreso Mínimo Vital que no ha parado de sufrir modificaciones en sus requisitos y no solo eso pues los funcionarios tienen que revisar las solicitudes, enviar sms y cartas, preparar las nóminas, atender las citas presenciales, los recursos, comprobar los IMV concedidos de oficio (y reclamar las devoluciones en aquellos casos que no tenían derecho), elaborar las actualizaciones (veremos si ahora se tendrán que dedicar a gestionar las reclamaciones de las devoluciones y el pago de atrasos), añadir el complemento por menores, dar la “paguilla” por el aumento del IPC, añadir la subida anual del 3%, enviar más cartas informando de las actualizaciones… .
Lo dicho, se merecen un premio por el gran volumen de trabajo que tienen aunque se lleven las quejas, con razón también, de quienes llevan meses esperando respuestas a sus solicitudes, reclamaciones o recursos.
La solución quizás pasaría por un departamento propio en la Seguridad Social para el Ingreso Mínimo Vital con más plantilla.
Joaquín García Martín
Presidente Asociación Víctimas del Paro