Desde que el pasado día 10 de julio, que llevaba como fecha la misiva de la Secretaría Provincial de Organización, la organización socialista se encuentra con su sede por la puerta entreabierta mientras proliferan las quinielas sobre las personas que se encargarán de dirigir esta formación política y las autopostulaciones para sustituir al dimitido dirigente político. Provisionalmente son Ángeles, María José, Concha, Juan, Salvador y Orestes los que están conduciendo al PSOE hacia una Asamblea General previsiblemente para noviembre a fin de elegir la nueva Ejecutiva Municipal, que será la encargada de reanudar la prácticamente inexistente actividad política durante la primera mitad de la Legislatura Municipal y salvar la cara en las próximas Elecciones Municipales tras estos aciagos cuatro años.
Empiezan a proliferar las personas que deberán conducir la organización socialista en Roquetas de Mar durante los próximos tres años, unos proclamados por iniciativa de los afiliados y en otros casos autopostulados. Lo curioso, y tétrico al mismo tiempo, es que todo militante propiamente dicho desee alzarse como sustituto del dirigente político dimitido, sin importar su cualificación o su capacidad, tan solo la voluntad y que unos cuantos/as amigos/as le hayan dicho “nena, tú vales mucho”. Así, la organización política socialista se encuentra con más candidatos autopostulados a la Secretaría General que puestos en la Ejecutiva Local, vendría a decir el castizo con la sorna que le caracteriza.
El más conspicuo es el de Concha Cifuentes, una afiliada histórica que desde hace un lustro ha despertado en ella una ambición desmesurada ante la mirada atónita de una mayoría de militantes, que solo ven en ella su acento castellano y su capacidad para granjearse la animadversión de militantes, afiliados y cuantos se cruzan con ella en el cotidiano camino. Miembro de la primera Ejecutiva Municipal del dimitido Juan Miguel Peña, en la segunda fue desalojada, justamente, por su capacidad de restar e incapacidad de sumar, algo elemental en la actividad pública.
Atrajo cierta atención por parte de la militancia roquetera, está adscrita al PSOE en los primeros años de la década pasada, su intervención en el Comité Provincial penúltimo que vino a celebrarse antes de las Navidades en Vícar, de cuya intervención solo se destaca sus diatribas al entonces Secretario General, Juan Miguel Peña, tal vez en agradecimiento a haberla incluida en su primera Ejecutiva Municipal y en represalia por no haber contado con ella en su segundo mandato. Conocedora de la dimisión del Secretario General en el último Comité Provincial, el tono de su intervención fue para acotar el perfil del nuevo Secretario General, que a su juicio no debería ser, para regocijo de su la mayoría silenciosa, “vieja gloria”, induciendo a pensar que se estaba autorelegando, precisamente en un momento en que el socialismo roquetero está necesitados de adhesiones y no de eliminaciones, de capacidad para sumar y no para restar, lo que puede erigirse en un exponente de su pensamiento político, la eliminación para su virtual proclamación a administrar las cenizas.
Pero hete aquí que, en un ejercicio de cinismo político, las dos intervenciones públicas ante lo más granado del socialismo almeriense le han servido para formar parte de la Gestora Local, un paso gigantesco en su desmesurada ambición, lo que ha sido interpretado como un mensaje de la dirección provincial para bregue durante unos meses en Roquetas de Mar, y mucho que lo está haciendo, y luego se evaluará su trabajo, que dicho castizamente le han dado cierta cancha en la seguridad de que le servirá para eliminarla en el futuro.
Una cualidad que se hace exigible a todo personaje político es su capacidad para atraerse a adeptos, que en términos coloquiales es la cualidad para sumar como he apuntado anteriormente, pero en el caso que nos ocupa ocurre que la única virtud política que se le reconoce a esta aspirante a dirigente política, y/o integrante de lista electoral sin importarle el ámbito territorial, es la de poseer un acento castellano que contrasta enormemente con el acento andaluz que la mayoría tenemos en nuestra provincia de Almería. No suma sino que resta, y la prueba evidente es que cada vez que interviene públicamente se desprende de diez adhesiones y con cada gesto son veinte los que aleja.
Al personaje político se le cataloga, a mi juicio, por su capacidad de sumar adhesiones populares, gestionar las arcas públicas y solucionar los problemas de los ciudadanos y ciudadanas de a pie. En este caso resulta evidente que está constatada la necesidad imperiosa de alejarle de toda responsabilidad política porque por su acción política podría provocar una bancarrota histórica del socialismo.
La reacción del personaje público objeto de atención a todo alejamiento de responsabilidad política bien puede hacerse una idea fidedigna del amable lector que distrae su tiempo en este espacio periodístico. Y es que en síntesis no puede un personaje público ir alejando gratuitamente de su entorno adhesiones, unas porque suponen son competidores y en otros por satisfacción personal de ir eliminando para quedarse solo y conseguir gestionar la miseria.
Otro aspecto digno de reseñar son sus inconmensurables dosis de sectarismo, en la errónea visión de considerarse una depositaria del purismo ideológico, del que se desconoce si lo posee o es simplemente un ardid político para distanciarse y eliminar potenciales competidores. Y este purismo ideológico le aflora en un momento de la Historia de España en la que universalmente se ha aceptado una gradual reubicación en favor del pragmatismo, siendo mucho más elocuente en Roquetas de Mar, lo que le hacer ir a contrapie de los nuevos tiempos que está viviendo la sociedad roquetera.