Los astrónomos han descubierto, a través de los telescopios espaciales Spitzer y Hubble, una nueva galaxia generada tan sólo unos cientos de millones de años después del Big Bang que, en el momento de su creación, contaba con una masa en estrellas ocho veces mayor que la que corresponde en la actualidad con nuestra Vía Láctea, anunciaron ayer las agencias espaciales europea y norteamericana (ESA y Nasa).
Según Bahram Mobasher, miembro de la Agencia Espacial Europea y una de las responsables del descubrimiento, "la galaxia parece haber surgido sorprendentemente deprisa, unos cientos de millones de años después del Big Bang". "Generó una masa en estrellas ocho veces mayor que la de nuestra Vía Láctea y entonces, rápidamente, dejó de formar nuevas estrellas; parece haberse hecho vieja prematuramente", agregó.
La nueva galaxia ha sido encontrada entre otras diez mil en una estrecha franja de cielo llamada Campo Ultraprofundo del Hubble, y forma parte de una de las imágenes más profundas del espacio lograda nunca por el ser humano. Se cree que la galaxia está al menos tan lejos como las galaxias y quásares más lejanos conocidos. La luz procedente de la misma inició su viaje cuando el Universo tenía sólo ochocientos millones de años.
Los astrónomos que identificaron la galaxia suponían al principio que se trata de una galaxia muy joven, similar a otras halladas a distancias similares. Sin embargo, descubrieron que en realidad se trata de una "adolescente" mucho mayor que otras galaxias conocidas de una era cósmica mucho más reciente y, de hecho, que era casi madura.
Aunque los astrónomos siempre han creído que la mayoría de las galaxias se crearon a través de la fusión de otras más pequeñas, el descubrimiento de esta galaxia sugiere que al menos algunas de ellas se formaron rápidamente y de una vez y hace mucho tiempo, como sugieren otras teorías.