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La Gaceta de Almeria > Denuncia por genogicidio a la industria farmacéutica

Denuncia por genogicidio a la industria farmacéutica

Por LA GACETA DE ALMERÍA 24 de junio de 2005
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49 minutos de lectura
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Esta denuncia presenta ante el Tribunal Penal Internacional (CPI) los crímenes más graves
cometidos a lo largo de la historia de la humanidad. Los acusados (Industria Farmaceutica
y otros) son responsables de haber causado un daño grave o la muerte a millones de
personas a través del «negocio con las enfermedades», crímenes de guerra y otros
crímenes contra la humanidad. Dichos delitos son competencia del Tribunal Penal
Internacional.

Los acusados son conscientes de que serán considerados responsables de estos crímenes
y, por tanto, se han embarcado en una campaña mundial para menoscabar la autoridad de
la CPI, con el fin de situarse por encima del derecho internacional y continuar con sus
crímenes en detrimento de toda la humanidad.
Por consiguiente, la presente denuncia debe ser considerada por la CPI con la máxima
celeridad. Asimismo, por la presente, se llama a todas las personas físicas y a todos los
gobiernos a unirse a esta denuncia con el objetivo de acabar con estos crímenes de una vez
por todas.
La presente denuncia contiene:
Introducción
Cargos
Precedente histórico de esta denuncia
Pruebas de los delitos cometidos
Los acusados
La competencia del Tribunal Penal Internacional sobre los acusados
Petición final
Bases de la industria farmacéutica
Los acusados son responsables de la muerte de cientos de millones de personas, y aún
siguen muriendo muchos de enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras patologías, que
podrían haberse prevenido y eliminado en buena medida hace mucho tiempo.
Esta muerte prematura de millones de personas no es el resultado de una coincidencia ni
una negligencia. Se ha organizado deliberada y sistemáticamente en beneficio de la
industria farmacéutica y de sus inversores, con el único propósito de ampliar un mercado
mundial de fármacos valorado en billones de dólares.
El ámbito de mercado de la industria farmacéutica es el cuerpo humano, y el rendimiento
del capital invertido depende de la continuación y expansión de las enfermedades. Sus
beneficios dependen de la patentabilidad de los medicamentos, lo que convierte esta
industria en la más rentable del planeta Tierra.
Sin embargo, la prevención y erradicación de cualquier enfermedad reduce de manera
drástica o elimina totalmente los mercados para los fármacos. Por consiguiente, las
empresas farmacéuticas han estado poniendo obstáculos sistemáticamente a la prevención
y erradicación de las enfermedades. Para cometer estos delitos, las empresas farmacéuticas
se sirven de un laberinto de ejecutores y cómplices en el mundo de la ciencia, la medicina,
los medios de comunicación y la política. Los gobiernos de naciones enteras son
manipulados o incluso dirigidos por miembros de grupos de presión y antiguos ejecutivos
de la industria farmacéutica. Durante varios decenios, se ha corrompido y abusado de la
legislación de naciones enteras para fomentar este «negocio con las enfermedades»,
valorado en miles de billones de dólares, arriesgando así la salud y las vidas de cientos de
millones de pacientes y personas inocentes.
Una condición previa para el auge de la industria farmacéutica como fulgurante negocio de
inversión fue la eliminación de la competencia de las terapias seguras y naturales, ya que
éstas no son patentables y sus márgenes de beneficio son escasos. Además, estas terapias
naturales pueden ayudar a prevenir de forma efectiva e incluso a eliminar enfermedades,
debido a sus funciones esenciales en el metabolismo celular.
Como resultado de la eliminación sistemática de las terapias de salud natural y del
desarrollo de los sistemas de salud pública en la mayoría de los países del mundo, la
industria farmacéutica ha provocado que millones de personas, y casi todas las naciones
del mundo, dependan de su negocio de inversión.
La industria farmacéutica ofrece «salud» a millones de pacientes, pero no distribuye los
bienes. En su lugar, distribuye productos que simplemente alivian los síntomas al tiempo
que mantienen la enfermedad subyacente, como condición previa para el futuro de su
negocio.
Estos dos tipos de delitos están directamente relacionados, puesto que se cometen en
nombre e interés de los mismos grupos de inversión empresarial y de sus patrocinadores
políticos. Los acusados son responsables de los crímenes más graves jamás cometidos
contra toda la humanidad, y por tanto, están sujetos al principio de enjuiciamiento
internacional.
DELITOS COMETIDOS EN RELACIÓN CON EL NEGOCIO CON LAS
ENFERMEDADES DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA
El crimen del genocidio
Los acusados son culpables del crimen de genocidio, por lo que están sujetos a
enjuiciamiento según el Artículo 6 del Estatuto de la CPI. Esto incluye, entre otros, los
siguientes crímenes:
Genocidio mediante matanza (Artículo 6a)
Genocidio mediante lesión grave a la integridad física o mental (Artículo 6b)
Genocidio mediante sometimiento intencional a condiciones de existencia que hayan de
acarrear su destrucción física (Artículo 6c)
Crímenes contra la humanidad
Los acusados son culpables del crimen de genocidio, por lo que están sujetos a
enjuiciamiento según el Artículo 7 del Estatuto de la CPI. Esto incluye, entre otros, los
siguientes crímenes:
Crimen contra la humanidad de asesinato (Artículo 7a)
Crimen contra la humanidad de exterminio (Artículo 7b)
Crimen contra la humanidad de esclavitud (Artículo 7c)
Crimen contra la humanidad de encarcelación u otra privación grave de la libertad física
(Artículo 7e)
Crimen contra la humanidad de otros actos inhumanos (Artículo 7k)
Resumen de la confirmación de los cargos presentados por los delitos relacionados con el
«negocio con las enfermedades» de la industria farmacéutica
1. Los acusados mantienen intencionada y sistemáticamente enfermedades
cardiovasculares como la hipertensión arterial, la insuficiencia cardiaca, las complicaciones
diabéticas y otras patologías, además del cáncer, las enfermedades infecciosas como el
SIDA, la osteoporosis y muchas de las afecciones más comunes hoy en día, reconocidas
como evitables en buena medida por medios naturales. Los acusados han causado
deliberadamente el sufrimiento innecesario y la muerte prematura de cientos de millones
de personas.
2. Los acusados evitan intencionada y sistemáticamente la erradicación de las
enfermedades cardiovasculares, el cáncer y otras patologías mediante la obstrucción y el
bloqueo de la difusión de información sobre los beneficios de las terapias naturales no
patentables, una información que podría salvar muchas vidas. Por consiguiente, los
acusados han causado deliberadamente más sufrimiento innecesario y la muerte prematura
de cientos de millones de personas.
3. Los acusados extienden intencionada y sistemáticamente las enfermedades existentes y
crean nuevas enfermedades mediante la fabricación y comercialización de productos
farmacéuticos que alivian los síntomas a corto plazo, pero tienen efectos secundarios
conocidos y perjudiciales a largo plazo. Por consiguiente, los acusados han causado
deliberadamente más sufrimiento innecesario y la muerte prematura de cientos de millones
de personas.
PRUEBAS DE GENOCIDIO Y OTROS CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD
COMETIDOS EN RELACIÓN CON EL NEGOCIO CON LAS ENFERMEDADES
DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA.
Se presentan pruebas concretas que demuestran que los acusados son responsables de
mantener y extender intencionadamente ciertas enfermedades, causando intencionadamente
otras nuevas y extendiendo el uso de medicamentos registrados para una enfermedad a
tantas como sea posible.
Para conseguir estos objetivos, los acusados han diseñado, aplicado, dirigido y organizado
estratégicamente un plan empresarial fraudulento a escala mundial, que, por su magnitud
económica, no tiene comparación en la historia de la humanidad.
1.1. La expansión intencionada de la enfermedad
Se presentan las siguientes pruebas concretas que demuestran que las enfermedades más
comunes hoy en día son mantenidas y extendidas deliberadamente por los acusados, a
pesar del hecho de que podrían haberse prevenido o erradicado en gran medida de forma
efectiva, salvando así millones de vidas.
1.1.1. Enfermedades coronarias
La causa fundamental de las enfermedades coronarias y los infartos de miocardio es un
debilitamiento estructural y la disminución de las funciones de la pared arterial, que al
igual que el escorbuto se desarrolla como consecuencia de deficiencias vitamínicas y de
otros nutrientes esenciales a largo plazo.
Sin embargo, los enfoques de la industria farmacéutica acerca de la prevención y el
tratamiento de las enfermedades cardiovasculares ignoran deliberadamente esta causa y se
centran más bien en el tratamiento de los síntomas, como la reducción de los niveles de
colesterol en la sangre.
Además de que evitan de forma intencionada curar la enfermedad para la que se
comercializan, los efectos secundarios perjudiciales de estos fármacos causan nuevas
enfermedades. El número de fallecidos en todo el mundo por enfermedades
cardiovasculares, como consecuencia de estos crímenes deliberados de los acusados,
supera los doce millones al año.
1.1.2. Hipertensión arterial
La causa fundamental de la hipertensión arterial es un incremento de la tensión de la pared
arterial, debido a una deficiencia de sustancias nutritivas esenciales en las células
musculares lisas de la pared arterial, lo que provoca un estrechamiento del diámetro de la
arteria y un aumento de la presión sanguínea. Pueden consultarse innumerables estudios
clínicos que documentan los beneficios de los micronutrientes no patentables, en particular
el aminoácido arginina y el magnesio. Estas sustancias nutritivas corrigen la deficiencia
subyacente en millones de células de la pared vascular, relajando así las paredes de los
vasos sanguíneos, aumentando su diámetro y normalizando la elevada tensión arterial.
Los fármacos vendidos para el tratamiento de la hipertensión se centran intencionadamente
en el tratamiento de los síntomas. Por ejemplo, los betabloqueantes reducen la frecuencia
cardiaca y los diuréticos hacen lo mismo con el volumen sanguíneo. Estos fármacos evitan
deliberadamente corregir los «espasmos» de las paredes de los vasos sanguíneos, que son
la causa fundamental de la hipertensión arterial. De este modo, a la vez que se evita
intencionadamente curar la enfermedad, estos fármacos provocan efectos secundarios
perjudiciales a largo plazo, que pueden causar numerosas enfermedades nuevas, y por
tanto nuevos mercados de fármacos.
En todo el mundo, cientos de millones de pacientes con hipertensión arterial siguen sin
encontrar cura como consecuencia directa de las acciones llevadas a cabo por los acusados,
y el número de fallecidos por estas enfermedades aumenta cada día.
1.1.3. Insuficiencia cardiaca
La causa fundamental de la insuficiencia cardiaca es la falta de biocatalizadores celulares,
ciertas vitaminas, minerales, carnitina, coenzima Q10 y otros portadores de bioenergía en
millones de células cardiacas. Esto tiene como consecuencia una disminución de la
frecuencia cardiaca y una acumulación de agua en el cuerpo.
Sin embargo, los enfoques de la industria farmacéutica acerca del tratamiento de la
insuficiencia cardiaca pasan por alto intencionadamente este hecho y se centran en los
síntomas. Los diuréticos comercializados para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca no
sólo eliminan el agua acumulada en el cuerpo, sino que también lo purgan de vitaminas,
minerales y otros portadores de bioenergía hidrosolubles. De este modo, los fármacos
comercializados para la insuficiencia cardiaca contribuyen, en realidad, a empeorar la
enfermedad y son responsables de la corta esperanza de vida de los pacientes que la
padecen, una vez que empieza a hacer efecto la medicación a base de diuréticos.
A la vez que evitan intencionadamente curar la enfermedad, estos fármacos purgan el
cuerpo de nutrientes esenciales, agravando así la causa subyacente de la enfermedad. En
todo el mundo, más de cien millones de pacientes con insuficiencia cardiaca siguen sin
encontrar cura, y acaban muriendo prematuramente como consecuencia directa de las
acciones llevadas a cabo por los acusados.
1.1.4. Arritmia
La causa fundamental de la arritmia es la falta de micronutrientes, vitaminas, minerales,
ubiquinona y otros portadores de bioenergía en millones de células cardiacas eléctricas.
Esto tiene como consecuencia una disminución de la generación o conducción de los
impulsos eléctricos necesarios para la frecuencia cardiaca normal. Un reciente estudio
doble ciego con placebo ha demostrado, sin lugar a dudas, que el uso terapéutico de
micronutrientes es un medio efectivo, seguro y asequible para corregir el estado de salud
subyacente a la arritmia.
Sin embargo, los enfoques de la industria farmacéutica acerca del tratamiento de la arritmia
ignoran intencionadamente este hecho y se centran, en su lugar, en los síntomas. Lo que
hacen los fármacos antiarrítmicos comercializados para tratar esta enfermedad es
empeorarla en muchos casos, causando la parada cardiaca y la muerte prematura de los
pacientes.
Hace diez años, el autor Thomas Moore demostraba en su obra Medicina Letal que una
nueva clase de fármacos antiarrítmicos en Estados Unidos había causado sola más muertes
que la guerra de Vietnam en el ejército norteamericano. En todo el mundo, más de cien
millones de pacientes con arritmia siguen sin encontrar cura como consecuencia directa de
estas acciones llevadas a cabo por los acusados, y el número de muertos por esta
enfermedad aumenta cada día.
1.1.5. Cáncer
Hasta hace muy poco, el cáncer se ha considerado como una sentencia de muerte. Gracias
a los últimos avances en la salud natural y la medicina celular, la situación ha cambiado
radicalmente. También en lo que se refiere a esta enfermedad, hoy es obvio que los
acusados han contribuido deliberadamente a descuidar y abandonar la investigación de la
medicina sobre terapias no patentables en favor de fármacos ineficaces que permiten la
continuación de la epidemia del cáncer: uno de sus mercados más rentables. Debido a la
extraordinaria relevancia de los crímenes cometidos por los acusados en relación con la
epidemia del cáncer, este apartado se presenta con más detenimiento.
Es un hecho científico que todos los cánceres se extienden por el mismo mecanismo: el
uso de enzimas que digieren el colágeno (colagenasas, metaloproteinasas). El uso
terapéutico de aminoácido lisina natural, especialmente con otros micronutrientes no
patentables, puede bloquear estas enzimas e impedir así la metástasis de las células
cancerígenas.
Todos los tipos de cáncer estudiados responden de esta manera a este enfoque terapéutico,
incluido el cáncer de mama, de próstata, de pulmón, de piel, el fibroma, el sarcoma sinovial
y otras formas de cáncer.
La única razón por la que este adelanto en la medicina no ha sido investigado más en
profundidad y aplicado al tratamiento de los pacientes es el hecho de que estas sustancias
no son patentables, y por tanto tienen escasos márgenes de beneficio. Y lo que es aún más
importante, cualquier tratamiento efectivo de cualquier enfermedad lleva, en última
instancia, a su erradicación y a la destrucción de un mercado de productos farmacéuticos
de miles de billones de dólares.
El marketing de fármacos para los pacientes con cáncer ha sido especialmente fraudulento
e intencionado. Con el pretexto de tratar el cáncer utilizando el término tapadera de
«quimioterapia», se administran sustancias tóxicas a los pacientes, incluso derivados del
gas mostaza. El hecho de que estos agentes tóxicos también destruyan millones de células
sanas en el cuerpo se provoca intencionadamente.
Conociendo este hecho, se tuvieron en cuenta deliberadamente las siguientes
consecuencias: primera, el cáncer continuaría siendo una epidemia mundial,
proporcionando la base económica para un negocio constante de la enfermedad valorado
en miles de billones de dólares; y segunda, la aplicación sistemática de agentes tóxicos en
forma de quimioterapia causaría nuevas enfermedades en los pacientes que recibieran
dichas sustancias.
Como consecuencia de esta estrategia, el mercado de los fármacos para el tratamiento de
los graves efectos secundarios provocados por estos productos incluidas las infecciones,
inflamaciones, hemorragias, deficiencias en los órganos, etc. es incluso mayor que el
mercado de los propios productos utilizados en la quimioterapia. Así pues, los acusados
también aplicaron su plan fraudulento organizado, en perjuicio de miles de millones de
pacientes con cáncer, con un sólo propósito: su enriquecimiento financiero.
1.1.6. SIDA y otras enfermedades infecciosas
Planes fraudulentos como éste se aplicaron también al tratamiento de una de las epidemias
más mortales de la historia de la humanidad: el SIDA. Ya hace diez años, los estudios
científicos mostraron que la vitamina C era capaz de reducir la replica del virus VIH en
más de un 99%. Los acusados conocen este hecho desde hace más de un decenio.
Ignorando y evitando intencionadamente este tratamiento seguro, asequible y no
patentable, los acusados desarrollaron medicamentos patentables contra el SIDA, con
graves efectos secundarios, y debido a sus desorbitados derechos de patentes inasequibles
para la gran mayoría de las personas del planeta. Así, al aplicar su plan empresarial
criminal, los acusados son culpables de arriesgar las vidas y de causar la muerte a cientos
de millones de personas en África, Sudamérica, Asia y todas las demás regiones del
mundo.
De forma similar, han boicoteado la información de que la única medida fundamental para
mejorar la inmunidad frente a las enfermedades infecciosas consiste en ingerir una
cantidad óptima de vitaminas B6, B12, ácido fólico y otros nutrientes esenciales. Es un
hecho científico que estos biocatalizadores del metabolismo celular aumentan la
producción de leucocitos, el arma principal del cuerpo contra cualquier infección.
Ocultando sistemáticamente esta información, especialmente a los cientos de millones de
niños y adultos en el mundo subdesarrollado, la industria farmacéutica arriesga
intencionadamente las vidas de cientos de millones de personas en estas áreas del mundo.
Todos los acusados saben que casi nadie en estas zonas subdesarrolladas puede permitirse
el lujo de pagar tratamientos farmacéuticos, y que por tanto, acaban muriendo.
Ocultar esta información, que podría salvar tantas vidas, acerca de las alternativas naturales
no patentables para prevenir y combatir las enfermedades infecciosas no solamente
provoca la muerte de millones de personas, sino que también arruina las economías de
muchos países subdesarrollados. Como consecuencia directa, el desequilibrio ya existente
hoy en día en la economía mundial adquiere tintes dramáticos, ya que se envuelve
deliberadamente a estos países en un conflicto en el que no tienen opción de ganar.
1.1.7. Otras enfermedades
Asimismo, hoy en día siguen considerándose problemas de salud otras enfermedades
degenerativas, inflamatorias e infecciosas, así como muchas otras patologías comunes sólo
porque los acusados las han definido y protegido como mercados para su vergonzoso
«negocio con las enfermedades».
Pruebas acerca de los planes de marketing criminales de los acusados
Extensión deliberada de las enfermedades y provocación de otras nuevas en los pacientes
para ampliar los mercados de fármacos.
Para ampliar sus mercados, los acusados fabrican y comercializan los siguientes grupos de
fármacos intencionadamente, a pesar de sus conocidos efectos secundarios, nocivos para la
salud. De un modo vergonzoso, los acusados están causando deliberadamente nuevas
enfermedades con el pretexto de luchar contra las existentes.
El hecho de que estas nuevas enfermedades causadas por los efectos secundarios de estos
fármacos aparezcan muchos años después se utiliza como una tapadera adicional para esta
estafa:
Los fármacos que reducen el colesterol, especialmente estatinas y fibra se comercializan en
cantidades masivas con el pretexto de prevenir las enfermedades cardiovasculares. Se sabe
que estos fármacos provocan cáncer en las dosis actualmente administradas a millones de
pacientes en todo el mundo.
Los fármacos utilizados en la quimioterapia se comercializan supuestamente para tratar el
cáncer. En realidad, causan una serie de efectos secundarios graves, y el más frecuente es
la aparición de nuevos tumores. Todo el plan de marketing criminal en torno a la
quimioterapia funciona solo porque los acusados han convertido el cáncer en una
sentencia de muerte, e incluso los acusados han llegado a vendernos como un éxito cuando
un paciente sometido a quimioterapia sobrevive unos pocos meses.
La aspirina se comercializa en cantidades masivas con el pretexto de que previene los
infartos de miocardio y los ataques súbitos, pero al mismo tiempo se sabe que su uso a
largo plazo causa la destrucción del colágeno, y por tanto, aumenta gradualmente el riesgo
de infartos y ataques, además de otras enfermedades como las úlceras estomacales y la
hemorragia gastrointestinal.
Los fármacos antiinflamatorios se emplean para tratar el dolor y la inflamación, como en el
caso de la artritis. No obstante, muchos de estos fármacos destruyen el tejido conjuntivo,
como por ejemplo el de las articulaciones. A largo plazo, el uso de estos fármacos agrava
los problemas de salud en lugar de remediarlos.
Los antagonistas del calcio se comercializan en cantidades masivas con el pretexto de tratar
la hipertensión arterial y prevenir los infartos de miocardio; sin embargo, a largo plazo, se
sabe que el uso de estos fármacos causa un aumento del riesgo de infartos, ataques súbitos
y otras enfermedades.
Los estrógenos y otros fármacos compuestos de hormonas se venden en cantidades
masivas con el pretexto de prevenir la osteoporosis y las enfermedades cardiacas, pero a
largo plazo se sabe que su uso provoca cáncer en más del 30% de las mujeres que los
ingieren. Las formas especialmente frecuentes de cáncer causadas por estos fármacos son
carcinomas hormonodependientes como el de mama o el de útero.
Tranquilizantes y antidepresivos. Otro mecanismo por el cual los acusados extienden
sistemáticamente sus mercados consiste en causar adicción intencionadamente con el fin
de incrementar las ventas. Se sabe que muchos tranquilizantes y antidepresivos, como el
conocido diazepam («Valium»), provocan dependencia y adicción. Con el fin de aumentar
las ventas mundiales de estos fármacos, los acusados incluso los ensalzan en anuncios a
toda página dirigidos directamente al público.
Otros fármacos. Puesto que la patente es una condición previa para el negocio de inversión
de la industria farmacéutica, los fármacos típicos son moléculas sintéticas, y por tanto
tóxicas para el cuerpo humano. Para casi todos los fármacos es válido el mismo principio
de negocio fraudulento: aliviar los síntomas a corto plazo a la vez que se causan otros
daños y se generan gradualmente nuevas enfermedades, que sirven de base para nuevos
mercados de fármacos.
Ampliación de sus mercados de fármacos para nuevas enfermedades.
Al cometer estos delitos, los acusados amplían deliberadamente su actual mercado
farmacéutico inventando nuevos estados de salud para los que recomiendan los fármacos
que previamente habían aconsejado para otras enfermedades.
Como primera prueba, se presentan a continuación los siguientes ejemplos:
Las pastillas para el dolor de cabeza previenen supuestamente las enfermedades cardiacas.
La aspirina se desarrolló como un calmante para el dolor de cabeza y el dolor en general, y
ahora los acusados la venden en cantidades masivas y la aconsejan para su uso a largo
plazo, incluso para las personas que gozan de buena salud, porque supuestamente previene
y trata las enfermedades cardiacas y otras patologías graves.
Los antibióticos combaten supuestamente las enfermedades coronarias. Con el fin de
ampliar el mercado mundial de sus antibióticos, los acusados fabricaron y extendieron la
llamada «teoría de la bacteria» de los infartos por todo el mundo. Sin pruebas clínicas que
demuestren que la clamidia u otras bacterias causan realmente la aterosclerosis o los
infartos, los acusados fomentaron vergonzosamente el uso general de antibióticos, incluso
entre las personas sanas, con el pretexto de que previenen los ataques al corazón.
Estos son sólo unos pocos ejemplos de las prácticas llevadas a cabo por los acusados para
extender sistemáticamente el uso de sus fármacos para otras enfermedades. En realidad,
este plan de marketing no es la excepción que confirma la regla, sino la regla. La lista de
delitos cometidos en este contexto debería corregirse y completarse durante la
investigación posterior.
Delitos relacionados con la infiltración sistemática en varios sectores de la sociedad con el
propósito de facilitar la ejecucion de dichos delitos.
Los acusados se han infiltrado sistemática y deliberadamente en los sectores de la
medicina y la salud de la mayoría de los países del mundo con el fin de crear relaciones de
dependencia financieras y de otro tipo para dirigir su «negocia con las enfermedades» y
cometer otros delitos. La investigación de la medicina no se lleva a cabo con el objetivo
primordial de hallar el tratamiento más efectivo, seguro y asequible contra una enfermedad,
sino con el fin de identificar los principales mercados de enfermedades y alcanzar los
máximos beneficios en ese mercado para el fabricante de fármacos. Como parte de esta
estrategia a lo largo de las últimas décadas, los acusados eliminaron sistemáticamente de
los programas de formación de las facultades de medicina el estudio de las terapias
naturales, efectivas pero no patentables. Crearon a propósito generaciones de médicos con
pocos o ningún conocimiento acerca de los beneficios para la salud de estas terapias
naturales, que podrían salvar tantas vidas. Al mismo tiempo, los departamentos recién
creados con el nombre de farmacología se hicieron cargo de la enseñanza terapéutica en las
facultades de medicina. De este modo, durante varias décadas, las generaciones de médicos
han convertido las facultades de medicina prácticamente en un equipo de venta entrenado
para el «negocio con las enfermedades» de la industria farmacéutica. Con el fin de ocultar
esta estrategia, los fármacos patentados fueron calificados de «científicos» e incluso
bautizados como «medicamentos éticos», mientras que las terapias naturales no
patentables eran desprestigiadas y tachadas de «no científicas».
De manera similar, los acusados se han infiltrado sistemática e intencionadamente en los
medios de comunicación de todo el mundo, creando relaciones de dependencia financieras
o de otro tipo y difundiendo engaños e información falsa con el fin de disimular sus
prácticas delictivas, apoyar su «negocio con las enfermedades» y cometer otros delitos.
Los acusados han abusado deliberada y sistemáticamente del sistema político y legislativo
de la mayoría de las naciones, con el objetivo de aprobar leyes, establecer regulaciones y
fomentar otras medidas encaminadas a aumentar sus ventas de fármacos ineficaces y
peligrosos, aunque lucrativos. Los acusados han abusado de su influencia política para
manipular la legislación, de forma que les permitiera apropiarse de billones de dólares al
amparo de los «seguros de enfermedad» y de otros fondos sanitarios públicos y privados.
Fomentando su «negocio fraudulento de la enfermedad», han tomado este dinero de
personas, empresas y gobiernos de todo el mundo exigiendo el pago de terapias ineficaces
y nocivas. Por tanto, los acusados consiguen beneficios desorbitados para la industria
farmacéutica y causan sufrimientos innecesarios y la muerte prematura a cientos de
millones de personas. Los acusados se han infiltrado deliberada y sistemáticamente en el
Parlamento Europeo y han abusado de él, así como de otros organismos regionales e
internacionales, como las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS),
la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y otros organismos políticos
nacionales e internacionales, con el fin de cometer sus crímenes contra la humanidad.
Delitos relacionados con la obstrucción sistemática de medidas sanitarias efectivas y no
patentables.
Para proteger su negocio artificial de inversión en las enfermedades, los acusados
intentaron eliminar estratégicamente el acceso de las personas de todo el mundo a las
terapias naturales no patentables. Para conseguir este objetivo, los acusados se sirvieron de
varias medidas estratégicas:
1. Ocultar información que podría salvar vidas acerca de las terapias naturales no
patentables. Los acusados han ocultado y bloqueado de forma deliberada y sistemática a
millones de personas la información sanitaria básica de que el cuerpo humano no produce
su propia vitamina C (ácido ascórbico). A causa de su falta de conocimiento, casi todos los
seres humanos tienen carencia de vitamina C y son susceptibles de padecer enfermedades
cardiovasculares, además de otros tipos de patologías. Igualmente, los acusados han
ocultado y bloqueado sistemática y deliberadamente a millones de personas la información
sanitaria básica de que el cuerpo humano no produce el aminoácido lisina natural. Debido
a la falta de información, la mayor parte de los seres humanos tienen carencia de lisina y
son susceptibles de padecer cáncer y otras enfermedades. Por consiguiente, los acusados
causan intencionadamente más sufrimientos innecesarios y la muerte prematura de cientos
de millones de personas.
2. Desprestigiar públicamente las terapias naturales no patentables. Los acusados han
engañado de forma intencionada y sistemática al público difundiendo información falsa,
engañosa e inventada que desacredita las terapias para la salud no patentables con el
objetivo de proteger y ampliar su «negocio con las enfermedades» basado en fármacos
patentados, así como de cometer otros delitos. Por consiguiente, los acusados causan a
propósito más sufrimientos innecesarios y la muerte prematura de cientos de millones de
personas.
3. Prohibir la difusión de información sanitaria relacionada con las terapias naturales no
patentables. Los acusados han abusado deliberadamente de su influencia política
intentando aplicar leyes a escala nacional e internacional que permitirían básicamente
prohibir la difusión de información sanitaria preventiva y terapéutica relacionada con las
terapias naturales no patentables. Al mismo tiempo, estas leyes tratarían de establecer
arbitrariamente «límites máximos» ciertamente bajos para las cantidades recomendadas de
estas terapias naturales y seguras, una medida encaminada a prohibir su uso como agentes
terapéuticos naturales.
Abusando de la Comisión del Codex Alimentarius de las Naciones Unidas, los acusados
han intentado incluso establecer estas leyes en todos los países miembros de la ONU; es
decir, en todo el mundo.
Ahora que todos los esfuerzos pacíficos para proteger el «negocio farmacéutico con las
enfermedades» han fracasado, los acusados cambian de estrategia. Están provocando a
propósito la escalada de una crisis internacional, con guerras incluidas, con el fin de crear
las condiciones previas psicológicas y legales que permitan una aplicación inmediata e
internacional de las leyes proteccionistas y establecer asi la base para la continuación de su
«negocio con las enfermedades» y de los otros delitos de los que se les acusa.
Los acusados
Los acusados son las personas citadas a continuación del mundo empresarial, militar y
político y de distintas nacionalidades:
En el sector farmacéutico, las siguientes empresas están acusadas:
1. Pfizer Inc., el presidente del consejo de administración, Dr. Henry A. McKinnell, los
otros ejecutivos y el consejo de administración.
2. Merck & Co., Inc., el presidente del consejo de administración, Raymond V. Gilmartin,
los otros ejecutivos y el consejo de administración.
3. GlaxoSmithKline PLC, el presidente del consejo de administración, Dr. Jean-Pierre
Garnier, los otros ejecutivos y el consejo de administración.
4. Novartis AG, el presidente del consejo de administración, Dr. Daniel Vasella, los otros
ejecutivos y el consejo de administración.
5. Amgen Inc., el presidente del consejo de administración, Kevin Sharer, los otros
ejecutivos y el consejo de administración.
6. Astra Zeneca, el presidente del consejo de administración, Sir Tom McKillop, los otros
ejecutivos y el consejo de administración.
7. Eli Lilly and Company, el presidente del consejo de administración, Sidney Taurel, los
otros ejecutivos y el consejo de administración.
8. Laboratorios Abbott, el presidente del consejo de administración, Miles D. White, los
otros ejecutivos y el consejo de administración.
9. Otras empresas farmacéuticas, sus directores ejecutivos y los consejos de
administración, que mantienen y fomentan el «negocio de inversión en las enfermedades»
y otros delitos.
Grupos financieros detrás de estas multinacionales:
– Grupo Financiero Rockefeller y los miembros de la familia Rockefeller, ya que se
benefician de los delitos cometidos.
– Grupo Rothschild y todos sus miembros, ya que se benefician de los delitos cometidos
desde el punto de vista financiero.
– Grupo JP Morgan y todos sus miembros, ya que se benefician de los delitos cometidos
desde el punto de vista financiero.
– La Comisión Trilateral y sus miembros, una organización fundada por David Rockefeller
para coordinar los intereses de este grupo de inversión en las tres áreas del mundo:
Estados Unidos, Europa y Japón; de ahí el nombre «trilateral». Asimismo, todos los
miembros individuales de esta comisión considerados culpables de participar en estos
delitos o de beneficiarse de ellos desde el punto de vista financiero.
– Los miembros de otros grupos de presión y grupos de intereses del mundo empresarial
que, en el curso de la investigación posterior, sean considerados culpables de haber
participado en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista
financiero.
– J.P. Morgan Chase Bank, el presidente del consejo de administración, William B.
Harrison Jr., y el resto de los ejecutivos y el consejo de administración.
– Otras entidades financieras, sus directores ejecutivos, el consejo de administración, los
 accionistas y demás personas, que, en el curso de la investigación posterior, sean
considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado de
ellos desde el punto  de vista financiero.
– Políticos y organizaciones políticas nacionales e internacionales que, en el curso de la
investigación posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos
o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
– Miembros del ejército que hayan participado, o en el curso de la investigación posterior,
sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse beneficiado
de ellos desde el punto de vista financiero.
– Ejecutivos sanitarios del sector farmacéutico que, en el curso de la investigación
posterior, sean considerados culpables de haber participado deliberada y sistemáticamente
en estos delitos o de haberse beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
– Miembros de los medios de comunicación y otros que, en el curso de la investigación
posterior, sean considerados culpables de haber participado en estos delitos o de haberse
beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
– Cualquier persona física, organización o entidad que, en el curso de la investigación
posterior, sea considerada culpable de haber participado en estos delitos o de haberse
beneficiado de ellos desde el punto de vista financiero.
TRATADOS INTERNACIONALES APLICABLES A ESTA DENUNCIA
Junto con el Estatuto de Roma para el Tribunal Penal Internacional, los siguientes tratados
y declaraciones internacionales son aplicables a los graves cargos imputados a los
acusados en esta denuncia:
1. Carta de las Naciones Unidas
2. Declaración Universal de los Derechos Humanos del 8 de diciembre de 1948
3. Convenio de Ginebra sobre Derechos Humanos del 12 de agosto de 1949
4. Convenio para la prevención y la sanción del delito de genocidio de 12 de enero de
1951
5. Convenio sobre la imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad y de los
crímenes de guerra de 1968
6. Principios de cooperación internacional en la identificación, detención, extradición y
castigo de los culpables de crímenes de guerra o de crímenes contra la humanidad de 1973
La competencia del Tribunal Penal internacional sobre los acusados.
Los acusados cometieron los delitos expuestos en esta denuncia deliberadamente y con
pleno conocimiento de todas las circunstancias que rodeaban a sus acciones.
Los delitos señalados en este documento han sido cometidos contra toda la humanidad. La
CPI en La Haya es el tribunal que, regido por el derecho internacional, tiene la misión de
resolver estas cuestiones urgentes.
Además, la CPI se creó después de la Segunda Guerra Mundial y el Consejo de Guerra de
Nuremberg con el objetivo de evitar otra tragedia semejante: posiblemente otra guerra
mundial.
1. Obligación de enjuiciamiento de aquellos que ostentan los cargos
Los acusados pueden ser condenados y castigados por el Tribunal Penal Internacional.
El Estatuto será aplicable por igual a todos sin distinción alguna basada en el cargo oficial.
En particular, el cargo oficial de una persona, sea Jefe de Estado o de Gobierno, miembro
de un gobierno o parlamento, representante elegido o funcionario de gobierno, en ningún
caso le eximirá de responsabilidad penal ni constituirá per se motivo para reducir la pena.
(Artículo 27, Apartado 1 del Estatuto).
Las inmunidades y las normas de procedimiento especiales que conlleve el cargo oficial de
una persona, con arreglo al derecho interno o al derecho internacional, no obstarán para
que la Corte ejerza su competencia sobre ella. (Artículo 27, Apartado 2 del Estatuto).
2. Circunstancias eximentes de responsabilidad penal
Ninguno de los acusados puede acogerse a ninguno de los motivos especificados en el
Artículo 31 del Estatuto sobre las circunstancias eximentes de responsabilidad penal.
Los acusados estaban actuando con pleno conocimiento en cuanto a la ilegitimidad de sus
actos. Así pues, cualquier alegación que afirme lo contrario será nula de pleno derecho.
Igualmente nulos y sin efecto serán todos los esfuerzos de los acusados para justificar
retroactivamente sus delitos formando «coaliciones» de opiniones con otras naciones.
Tampoco aquellos acusados que tienen la ciudadanía de los Estados Unidos de América
pueden reclamar inmunidad ante el Tribunal Penal Internacional sólo porque los Estados
Unidos de América, no esté entre los estados signatarios del Estatuto de Roma.
Los acusados han estado mucho tiempo ideando planes para intentar evadir el
enjuiciamiento de la Corte Penal Internacional. Sin embargo, los acusados no están
eximidos de la competencia jurisdiccional del Tribunal, porque la simple ejecución de los
delitos que conllevaron los actos que van a ser juzgados por la CPI ya es suficiente para
estar sujeto a una pena según las condiciones del Estatuto.
No importa si uno pertenece a un estado miembro específico, ya que el Tribunal Penal
Internacional tiene competencia sobre las personas naturales y no sobre los estados, y
establece la responsabilidad penal individual y el cumplimiento de una pena (Artículo 25
Apartados 1 y 2 del Estatuto).
El Estatuto de la CPI considera innecesarios los intentos de la administración
estadounidense de coaccionar a las naciones más pequeñas para firmar «pactos de
inmunidad» bilateral.
Además, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decidió que el gobierno de
Estados Unidos, y por tanto, la mayoría de los acusados, no podían ni debían decidir por sí
mismos si el Tribunal Penal Internacional tenía competencia para emprender una acción
judicial contra ellos.
Esta decisión fue adoptada por una sencilla razón: pueden imaginarse qué habría ocurrido
si se hubiera permitido a los principales imputados en los juicios de Nuremberg elegir si
debían ser juzgados o no ante el Consejo de Nuremberg.
Por estas razones, los acusados, aunque sean ciudadanos de los Estados Unidos de
América, están sujetos igualmente a la competencia jurisdiccional del Tribunal Penal
Internacional.
Petición final
Los individuos nombrados deben ser llevados ante el Tribunal Penal Internacional por los
argumentos válidos especificados en esta denuncia.
El Fiscal del Tribunal Penal Internacional debe proseguir las investigaciones sobre las
responsabilidades individuales de los acusados.
Por nuestra parte, la parte de los pueblos del mundo, continuaremos e intensificaremos
estas investigaciones.
Los acusados deberían ser condenados por las siguientes razones:
violación consciente y deliberada del derecho humano a la paz;
violación consciente y deliberada del derecho humano a la vida;
violación consciente y deliberada del derecho humano a la salud.
Esta denuncia se actualizará y se completará en un sistema de desarrollo y revisión
constante hasta que comience definitivamente el procedimiento legal contra los acusados.
Esta denuncia se ocupa de los crímenes más graves jamás cometidos en el curso de la
historia de la humanidad. Cada día que se retrasa el proceso formal en el Tribunal Penal
Internacional contra los acusados, millones de personas de todo el mundo lo pagan con
sus vidas, y el planeta se acerca más y más a la próxima guerra mundial. Ya no puede
retrasarse más.
Como afirmó el Fiscal de los Estados Unidos en el Consejo de Guerra de Nuremberg
contra los ejecutivos del cartel químico y petroquímico IG Farben: -Si los crímenes
cometidos por los acusados no salen a la luz, y si ellos no son considerados responsables,
harán aún más daño en el futuro-.
Hacemos un llamamiento a todas las personas y a todos los gobiernos del mundo para
unirse a estas acusaciones. El momento de actuar ha llegado.
La Haya, Holanda
14 de junio de 2003
En nombre de todos los pueblos del mundo,
Dr. Matthias Rath
Tomado de: Dr. Rath Health Foundation
LA GACETA DE ALMERÍA 24 de junio de 2005
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