{mosimage}Pero nadie pretende tal cosa, al igual que aquellos recibieron cristiana sepultura por parte de piadosas personas, es de justicia que los que están enterrados en fosas comunes e incluso clandestinas, reciban al menos decente sepultura por parte de sus familiares.
Un lugar donde sus familias puedan ir a llorarles, sabiendo que es a su padre, tío, o abuelo, a quién están rindiendo homenaje, y donde saben que por fin descansa en paz.
Los homenajes que puedan recibir por parte de familiares o allegados no constituyen afrenta alguna, como tampoco lo constituyen los homenajes que durante años la Iglesia, u otros grupos sociales han rendido a sus caídos. La paz y la concordia consisten en que todos honremos a nuestros muertos, cuando y cómo nos parezca oportuno, siempre que respetemos el derecho de otros a hacer lo mismo, si pudiera ser juntos y en paz sería un tanto que se apuntaría la concordia, por lo menos a mi humilde entender.
De paz y concordia
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