El martes 27 de febrero último la Corporación municipal de Garrucha celebró un pleno a las nueve de la mañana, hora que no es normal puesto que hasta el momento las sesiones plenarias se han venido celebrando a las ocho de la tarde con el fin de que los concejales puedan asistir sin menoscabo de su trabajo y lo mismo suceda con el público interesado en acudir.
Según la nota de prensa del Ayuntamiento en dicho pleno se ha aprobado lo siguiente:
– Liquidación del presupuesto del ejercicio de 2017
– Presupuesto del ejercicio de 2018
– Ciclo del agua, que según dice la alcaldesa reportará al municipio unos ingresos de cinco millones de euros (ochocientos treinta y un millones de pesetas).
– Asimismo, se ha aprobado la parcela en la que se ubicará un hotel de lujo de cuatro estrellas, el cual, según dice también la alcaldesa, le supondrá al municipio unos ingresos de medio millón de euros (ochenta y tres millones de pesetas).
En la nota de prensa la alcaldesa alardea de lo aprobado en el pleno, pleno histórico según lo califica ella. Y presume de las cosas importantes aprobadas; de haber sacado adelante unas cuentas equilibradas y de generar bastantes ingresos para el municipio. Por supuesto que la alcaldesa, en su habitual desprecio a la oposición, no se priva de arremeter agriamente contra los concejales del PP y nos ilustra diciendo lo estupendos que son ellos en el gobierno municipal y la calamidad que fueron los del PP en sus ocho años de mandato.
Pero aquí hay algo que no se entiende. Si tan histórico era el pleno y tan ufana está la alcaldesa por todo lo aprobado, ¿por qué convoca la sesión a las nueve de la mañana y no a las ocho de la tarde como es costumbre? Si se trataba de un pleno para lucirse lo lógico hubiera sido hacerlo por la tarde y darle publicidad para que acudiera cuanta más gente mejor.
Sin embargo, el pleno no funcionó con normalidad. Resultó que los concejales del Partido Popular abandonaron el pleno, cosa muy excepcional, que rara vez ocurre en un Ayuntamiento. Se marcharon, según escriben, para no ser cómplices de la pésima gestión económica del gobierno municipal socialista y por la indignación que les produce haber comprobado que la alcaldesa les ha ocultado datos sobre los tres primeros trimestres de las cuentas referidas a 2017. Afirman en su escrito que con María López peligra la estabilidad económica del Ayuntamiento. También dicen que el pleno se celebró a las nueve de la mañana para evitar que asistiera el público.
Hasta aquí un resumen de lo que dio de sí el pleno de 27 de febrero último. Ahora les diré lo que dicen cinco documentos oficiales a los que he tenido acceso, referidos a las cuentas del Ayuntamiento de Garrucha respecto al ejercicio de 2017.
Los primeros cuatro documentos son del Ministerio de Hacienda y se refieren a las cuentas del Ayuntamiento en los trimestres naturales de 2017. En cada uno de ellos, de forma tajante, con letras mayúsculas y dentro de un cuadro para que resalte lo que dice, se lee:
‘LA CORPORACIÓN LOCAL NO CUMPLE CON EL OBJETIVO DE ESTABILIDAD PRESUPUESTARIA.’
El quinto documento es del informe del interventor municipal sobre el cierre de las cuentas del ejercicio de 2017, el cual, de forma tajante, y también con letras mayúsculas, dice:
‘CONCLUSIÓN.- Reiterar e informar EVALUACIÓN DESFAVORABLE global con relación al CIERRE Y LIQUIDACIÓN del EJERCICIO 2017.’
Ante las afirmaciones de los cinco documentos huelga cualquier comentario por mi parte.
Ahora corresponde retroceder nueve meses, al 2 de junio de 2017, fecha en la que el Ayuntamiento de Garrucha en una nota de prensa daba cuenta del presupuesto municipal aprobado para ese año, cuyo importe era de algo más de seis millones de euros.
En el capítulo de inversiones el presupuesto contemplaba las siguientes partidas:
– 200.000 euros para construir la rotonda del cruce de La Simona.
– 80.000 euros para la ampliación del cementerio.
– 75.000 euros para mobiliario urbano.
– 15.000 euros para la oficina de turismo.
– 10.000 euros para el nuevo parque biosaludable.
Desconozco el dinero que se ha gastado de esas inversiones, excepto la partida de 200.000 euros para la rotonda de La Simona que no se ha gastado.
En dicha nota se dice que la alcaldesa presumía del presupuesto recién aprobado, el cual se iba a cerrar con un superávit de un millón doscientos mil euros gracias a una mejor recaudación y eficiencia en el servicio del agua, superávit que lógicamente se acrecentaría con las partidas de gastos no utilizadas como sucede con los 200.000 euros de la rotonda.
Cuando se alardea de tan importante superávit se puede deducir que la economía municipal está saneada y controladas las deudas contraídas, lo que no parece que sea así en el Ayuntamiento de Garrucha a la luz de las evidencias documentales y de la realidad que se observa, pues a la vista está que en casi tres años de gobierno socialista nada se ha hecho en Garrucha que merezca la pena. Razón por la que pienso que todo este tinglado municipal es una tomadura de pelo.
Otro día escribiré sobre la residencia de ancianos, el hotel de lujo de cuatro estrellas y alguna cosa más.