- El doctor y catedrático de Historia, Francisco Velasco Hernández, ofreció una conferencia centrada sobre la piratería y combates navales en las costas almerienses en la provincia en el marco de su último libro ‘El enemigo viene por el mar’
- Amigos de la Alcazaba recuerda que la huella histórica está en su “patrimonio fortificado marítimo”: baterías, torres, castillos…
La Asociación Amigos de la Alcazaba ha celebrado esta semana una nueva actividad que viene a sumarse a sus múltiples iniciativas culturales que van desde el ciclo ‘La Alcazaba que queremos’, pasando por sus múltiples viajes por la provincia y otros lugares del mundo, la promoción del asociacionismo en toda España o el debate político sobre patrimonio realizado hace unos días. En lo que se refiere a la cita más reciente se trata de la conferencia ofrecida ayer por Francisco Velasco Hernández, doctor y catedrático de Historia, académico correspondiente de la Real Academia Alfonso X el Sabio, antiguo director de la revista ‘Cartagena Histórica’ y desde 2019 creador de su propia editorial, Nova Spartaria, con quien ha publicado recientemente su libro ‘El enemigo viene por el mar’, sobre el que versó su exposición, celebrada en el Museo de la Guitarra ‘Antonio de Torres’.
Antes de la presentación del historiador Valeriano Sánchez Ramos, la presidenta de Amigos de la Alcazaba quiso destacar que aquellos tiempos de incertidumbre en nuestras costas “han dejado su huella en un rico patrimonio fortificado marítimo, que incluye torres vigías, baterías y castillos, que en parte de conserva, alguna algunas en pésimo estado de conservación”.
Tras la caída del Reino de Granada, la frontera terrestre almeriense dio paso a una nueva frontera con el Mar de Alborán por medio. La expulsión o marcha de miles de andalusíes a los pueblos del Magreb, unida a los deseos de revancha y a la lucha contra el enemigo infiel, derivó al final en una nueva guerra, de tipo marítimo, en la que la actividad corsaria del pasado se reforzó con la inclusión de estos nuevos emigrados de la Península.
Por consiguiente, durante el siglo XVI los habitantes de Almería vivieron en continuo peligro, con desembarcos, asaltos a los pueblos almerienses de la costa y del interior, fugas de mudéjares y moriscos y presencia casi diaria de las escuadras corsarias, que crearon una atmósfera de pánico constante, que afectaba incluso a la frágil convivencia de la antigua población musulmana que había decidido quedarse. Los tiempos siguientes las costas del sureste español fueron escenarios de combates navales, piratería, intervenciones de las armadas extranjeras en el sureste español.
En su libro, Francisco Velasco Hernández analiza lo sucedido entonces en la costa del sureste español, desde la almeriense Adra a la alicantina Denia, si bien su conferencia se centró en los hitos relacionados con Almería que se abordan en el libro.
El primero de ellos fue el titulado ‘El morisco corsario de Vera’, que narra el crecimiento económico a base de ‘asaltos’ marítimos del famoso corsario Ali Gazia, nacido en Lubrín; el segundo ‘El choque de galeones y convoyes extranjeros en la bahía de Almería’ explica cómo los barcos ingleses y holandeses destinados a comerciar con los turcos eran asaltados en la estrechez del Mediterráneo en Almería; el tercero ‘Adra y la peligrosa costa de Almería’, donde la Torre del Homenaje jugó un papel fundamental en la salvación de mucha población “en día de auténtico terror”, y el cuarto ‘La batalla de Cabo de Gata de 1643’, “que se produzco en Almería casi por casualidad, por un desencuentro entre los dos mandos del escuadrón de galeras de España, en una batalla que fue entre 15 y 18 navíos españoles y 41 franceses”.