Entrevistamos a uno de los promotores de la campaña de concienciación en el Levante Almeriense a favor de la ONG Proactiva Open Arms. Bajo el lema EN EL MAR, O SE SALVA UNA VIDA O SE CALLA UNA MUERTE este garruchero, de origen cordobés, junto a su equipo han conseguido recaudar más de 2000€, mostrar está pancarta por todo el levante incluso navegar con ella por las playas y costas de este entorno turístico.
Álvaro fue candidato a la alcaldía de Garrucha en las anteriores municipales por SOMOS GARRUCHA, actualmente es el coordinador comarcal de IU y ha sido elegido como uno de las candidatos al Parlamento Andaluz por Adelante Andalucia en las próximas autonómicas.
Preguntamos sobre el proyecto de concienciación que están llevando a cabo y nos indica cual es su opinión personal de las muertes en el Mediterráneo.
“Este proyecto es de largo recorrido, se ha iniciado en época estival para concienciar que en la otra orilla no hay chiringuitos y sombrillas sino muerte, desesperación, violaciones, extorsión, guerra…el mismísimo infierno. Seguiremos recaudando dinero para esta ONG que tanto molesta a una Europa Hipócrita, está proyectado hacer un documental, videoclip, comidas solidarias y cualquier otra cosa que se nos ocurra, exigiremos por escrito a las administraciones pertinentes solución a esta barbarie.
Para mí hay tres pilares correlacionados que sustentan la migración desesperada de seres humanos: venta de armamento por parte de países desarrollados para mantener un negocio cruel, el uso de este armamento para sustentar dictaduras y gobiernos, y el uso de estos gobiernos para que mantengan la esclavitud del siglo XXI, obtener materias primas a precio de costo y mantener girando el capitalismo atroz a cambio de vidas humanas.
Nos han vendido la globalización como la panacea para evitar el colapso económico, nada más lejos de la realidad, sólo se globaliza el producto, la mercancía pero no se globaliza la riqueza de esa económia ni se reparte por igual la pobreza que genera un monstruo que si no crece muere.
Los privilegiados que vivimos en el primer mundo debemos plantearnos que para que la balanza se incline de nuestro lado alguien debe pagar las consecuencias, que el precio que pagamos por un kilo de café, o el coltán de la pantalla de nuestro celular no es un precio justo, que las materias primas que sacamos del cono sur son a precio de costo, que generan precariedad evitando el desarrollo de esos países y en consecuencia la migración en busca de una vida mejor.
Lo peor de nuestros días es la radicalización de los ciudadanos, de los obreros, de los autónomos, de la gente de base. Las redes arden con mensajes racistas, xenófobos, perdiéndose la humanidad que debe imperar en el ser humano y convirtiéndonos en seres irracionales y ciegos incapaces de ver que los que roban pacen en lupanares llamados paraísos fiscales.
El capital no tiene suficiente con nuestra mano de obra remunerada para mantener su sistema lucrativo sino que mediante una lobotomia mediática nos convierte en perros de presa que le cuidan el cortijo de manera gratuita, creando organizaciones y opinión que llegan a ignorar la muerte de un niño ahogado en el mar.
Nadie abandona su hogar si este es confortable.
No debemos olvidar que somos hermanos de un mismo mar con distinta suerte.”