Ante unas Fiestas tan entrañables como las que hoy comienzan aflora la necesidad de felicitar las Pascuas y yo, con absoluta sinceridad, deseo a todos y a todas una FELIZ NAVIDAD.

En esta Navidad, sin menoscabo del obligado balance que se suele hacer al acabar el año, no puedo evitar acordarme de los ciudadanos y ciudadanas que evidencian las necesidades que tienen sentados en una acera o en la puerta de un supermercado.

Mientras esta realidad se observa día a día por encontrarse entre nosotros, nuestros gobernantes se jactan de haber empobrecido a España y con suma desvergüenza insultan la inteligencia social asegurando que crecemos económicamente y aún más el próximo año, como si un país empobrecido costase tanto verlo crecer mediante el esfuerzo colectivo. Empobrecer a un país para que crezca es una artimaña capitalista para conseguir un rédito económico, evidentemente.

Se ha hablado mucho a lo largo de este año y se nos ha envuelto en un silencio en estas fechas del esfuerzo que estamos haciendo los españolitos y las españolitas de a pie, pero me llama poderosamente la atención que los gobernantes que nos dicen esto no expliquen en que les ha afectado a ellos la crisis económica.

Una crisis económica que, como vengo sosteniendo, comenzó estratégicamente por la destrucción de los valores tradicionales existentes en la sociedad española para a renglón seguido provocar una crisis de la que somos ajenos los españolitos y las españolitas de a pie.

Tiempo nos queda para comentar la curiosa circunstancia que se ha dado en España y de la que ningún gobernante habla como es obvio, tal es la de que en el momento en que mayor necesidad está teniendo la sociedad en su conjunto es cuando ha aflorado el enriquecimiento ilícito de nuestros gobernantes explosionando en lo que hemos venido en llamar corrupción política.

Serán justamente nuestros gobernantes lo que obtendrán un elevado grado de felicidad estas Navidades, y ciertamente no hay que esforzarse mucho para desearle lo que han conseguido, por lo que vaya mi ferviente y sincero deseo de que pasen una FELIZ NAVIDAD la empobrecida clase media de antes y la clase baja en situación de pobreza extrema, para los que vaya mi emocionado recuerdo y mi esperanza de que superen esta travesía que por poco dure para los demás supondrá una eternidad para los que se encuentran en esta situación tan extrema como indigna en un país desarrollado industrialmente.