En numerosas ocasiones el Papa cita palabras de santo Tomás de Aquino, a la vez que lo recuerda y elogia como un modelo ejemplar valido para la actualidad; de hecho su nombre representa a una de las academias papales.
Su ejemplo, ha comentado Benedicto XVI, inspira a los miembros de la academia y llama a todas las personas a la apertura con las culturas extranjeras y también a una profunda reconciliación. Hace algunos años la Radio Vaticana emitía las siguientes palabras dichas por el pontífice: “Su legado da testimonio de su gran inteligencia, de su genio y su originalidad, lo que nos revela la santidad de la vida”. Por otra parte la Agencia de Noticias Zenith, comunicaba el mismo día y sobre el mismo tema: “Tomás de Aquino, un modelo ejemplar de armonía entre la fe y la razón”.
Sin embargo al hablar de este conocido personaje eclesiástico habría que contar toda la verdad y decir que muchos de los que en algún momento de su vida han profundizado en su vida, sus ideas y afirmaciones aún siguen consternados y sin poder creerse lo que su biografía desvela, máxime si el interesado era una mujer. Y no es que al conocer algunos contenidos sobre su pensamiento a uno se le haya consternado la fe, ni tampoco su entendimiento, lo que es consternable es que en pleno siglo XXI alguien como el Papa, representante de tantas personas, alabe públicamente a alguien cuyas afirmaciones atentan ostensiblemente contra los derechos humanos y también contra cualquier constitución moderna.
Tomás de Aquino no fue ni mucho menos alguien a quien se recordará en relación a la lucha contra la desigualdad, todo lo contrario, una prueba de ello la da él mismo con el siguiente testimonio: Un feto masculino se convierte en ser humano al cabo de 40 días, mientras que un feto femenino, al cabo de 80 días. Es más, según él las niñas surgen debido a semen deteriorado o a vientos húmedos. Por lo tanto hablar de “gran inteligencia” sobre alguien que afirma algo así no sólo es signo de profunda ignorancia, sino que atenta contra la inteligencia de las personas y en especial contra las mujeres en una época en la que la violencia de género está a la orden del día.
Sin embargo, ahí no queda todo. Hablar de Tomás de Aquino y de sus declaraciones no dejará indiferente a nadie, sobretodo si es usted mujer. Pues citas como las siguientes la pueden dejar boquiabierta: “La hembra en relación al hombre es comparable a lo imperfecto y defectuoso en relación a la perfección” o “El principal valor de la mujer está en su capacidad de dar a luz y en su provecho doméstico” o “La mujer es una equivocación de la naturaleza. Con su excedente de humores, su temperatura corporal inferior e inferioridad mental, es una especie de hombre mutilado, malogrado y frustrado. La plena realización de la especie humana es el hombre».
Que duda cabe que en la actualidad a esta persona habría que recomendarle encarecidamente la visita a un experto psiquiatra por sus graves alteraciones misóginas. Sin embargo en su defensa habría que decir que vivió en el siglo XIII, ¿pero que me dicen ustedes sobre alguien que en pleno siglo XXI, siendo el director espiritual de miles de mujeres que generosa y altruistamente mantienen a la iglesia católica, mantenga tales afirmaciones?
¿No se entiende acaso que todavía haya tanta desigualdad entre hombres y mujeres? ¿Y que en la iglesia católica apenas haya cambiado nada en ese sentido? Por lo general las mujeres sólo ocupan posiciones inferiores o son relegadas al trabajo voluntario, sin poder aspirar a posiciones relevantes en la jerarquía eclesiástica. Lo que significa que todo lo que se ha avanzado en nuestra sociedad en relación a la igualdad de derechos, no se ha logrado gracias a la iglesia, sino a pesar de ella.
Que duda cabe de que si Tomás de Aquino viviera en la actualidad, estaría contra todas las mujeres que en la actualidad ocupan puestos relevantes en la vida social, política o económica del mundo, a las que sin duda cuestionaría, criticaría, excomulgaría e incluso llevaría a la hoguera.