Tranquilos los machotes ofendiditos demasiado pronto, no os pongáis todavía en jarras. Cuando nos referimos a la ‘muerte’ de la expresidenta hoy jefa de oposición, Susana Díaz – puesta a dedo en primeras nupcias con el poder autonómico por el delincuente ahora condenado Griñán -, instamos a su necesario e inmediato óbito político (si su partido no quiere verse lastrado, sin posibilidades de mando, al menos durante un par de generaciones). Idéntico al finiquito que ella propició en el ‘Putsch’ de la Paella de Ferraz contra su Secretario General Pedro Sánchez, cuando apostrofaba la primera a su por entonces homóloga Francisca Armengol, de Baleares, al reconvenirle que no se enteraba… aquel inolvidable y tan democrático ‘a ese lo quiero muerto’, ¿recuerdan?