La cruenta Guerra Civil que vivió el país entre el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939, que aún mantiene abiertas interrogantes, polémicas y algunas heridas que no acaban de cerrarse.
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El conflicto, uno de los episodios históricos más importantes del siglo XX en vísperas de la II Guerra Mundial, dividió al país en las “dos España”, como escribió Antonio Machado, pero reconciliadas a partir de 1976, tras una ejemplar transición a la democracia.
La insurrección militar de julio de 1936 contra el gobierno legítimo de la II República y antesala de la Guerra Civil, arrancó en Melilla el 17 de julio, un día antes de lo que se estableció como fecha oficial.
La también llamada sublevación, alzamiento, o pronunciamiento, según la historiografía, se extendió por todo el Protectorado de Marruecos.
Ante la lentitud del gobierno republicano de Casares Quiroga, la rebelión saltó el 18 y 19 de julio a Canarias y a la península, respectivamente.
Dirigida por los generales Mola, Queipo de Llano, Goded y Franco, fue este último el que tras confirmar el triunfo de la insurrección en Canarias, voló a Marruecos, el 19 de julio, para ponerse al frente del ejército de África.
Acto seguido, se sumaron a los sublevados, Galicia, Navarra y Castilla-León. También triunfó en ciudades como Oviedo, Granada y Zaragoza.
Por su parte, fracasó en Asturias, Cantabria y parte del País Vasco, -donde el PNV acabó apoyando a la República-, Cataluña, Levante, Madrid, Castilla la Mancha, Murcia y la zona oriental de Andalucía.
Los fracasos más rotundos fueron en Madrid, donde obtuvieron las armas a milicias obreras, y en Barcelona, donde una peculiar colaboración de la Guardia Civil, la CNT y la Guardia de Asalto impidió el golpe.
Factores como las dudas sobre los sublevados, sobre las autoridades encargadas de reprimir el golpe, la capacidad de movilización obrera o el papel de la Guardia Civil fueron decisivos en el resultado del golpe en cada parte de España.
El fracaso parcial de la sublevación militar contra el gobierno de la II República Española, -rebautizada por el Franquismo como “Pronunciamiento”-, condujo a la división de España en dos zonas: al inicio de la guerra civil que acabó con la victoria de los sublevados y la instauración de la dictadura.
Durante el franquismo, el “Alzamiento Nacional del 18 de julio” fue declarado fiesta nacional por la dictadura y lo siguió siendo hasta 1977.
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Guerra Civil Española
Fecha 17 de julio de 1936 – 1 de abril de 1939
Lugar España continental e insular, Marruecos Español, Sáhara Español, Guinea Española.
Resultado Victoria del bando sublevado, implantación de un régimen dictatorial en España.
Beligerantes
Bando republicano[nota 1]
Ejército Popular
de la República[nota 2]
Milicias confederales[nota 3]
Brigadas Internacionales[nota 4]
Euzko Gudarostea[nota 5]
Bando nacional[nota 6]
Ejército sublevado
Falangistas
Carlistas[nota 7]
Legión Cóndor[nota 8]
Corpo Truppe Volontarie[nota 9]
Regulares[nota 10]
Voluntarios portugueses
Comandantes
Ver listaDesplegar
Manuel Azaña Díaz
José Giral
Francisco Largo Caballero
Juan Negrín López
Indalecio Prieto
Julián Besteiro
Vicente Rojo Lluch
José Miaja
Juan Guilloto León
Sebastián Pozas
Juan Hernández
Miguel Buiza
Luis González Ubieta
Hidalgo de Cisneros
Andrés García Lacalle
Leocadio Mendiola
Buenaventura Durruti †
Lluis Companys
José Antonio Aguirre
Belarmino Tomás
General Lukácks †
Emilio Kléber
Hans Kahle
Nino Nanetti † Ver listaDesplegar
Emilio Mola †
Francisco Franco
José Sanjurjo †
Miguel Cabanellas †
Fidel Dávila Arrondo
Gonzalo Queipo de Llano
Manuel Goded Llopis †
Juan Yagüe Blanco
José Enrique Varela
Mohammed ben Mizzian
Alfredo Kindelán
Carlos de Haya †
Joaquín García-Morato †
Juan Cervera Borrás
Francisco Moreno
Manuel Vierna Belando †
José Antonio Primo de Rivera †
Manuel Hedilla
Manuel Fal Conde
José María Gil Robles
Von Richtofen
Hugo Sperrle
Wilhelm von Thoma
Annibale Bergonzoli
Gastone Gambara
Mario Roatta
Fuerzas en combate
Ver listaDesplegar
Ejército Popular
• 750.000 hombres[1]
• 1500 piezas de artillería[2]
• 800 tanques y carros blindados[3]
Fuerzas del orden
• 16.400 guardias civiles
• 7.900 carabineros
• 12.000 guardias de asalto
Aviación Republicana
• 1300 aviones[4]
Armada Republicana
• 13.000 efectivos
• 1 acorazado
• 3 cruceros
• 14 destructores[nota 11]
• 12 submarinos
Brigadas internacionales
• 59.380 voluntarios Ver listaDesplegar
Ejército Sublevado
• 800.000 hombres[5]
• 2000 piezas de artillería[6]
• 300 tanques y carros blindados[7]
Fuerzas del orden
• 15.800 Guardias civiles
• 6.500 Carabineros
• 5.000 Guardias de asalto
Aviación nacional
• 1500 aviones[8]
Armada nacional
• 7.000 efectivos
• 1 acorazado
• 4 cruceros[nota 12]
• 5 destructores[nota 13]
• 2 submarinos[nota 14]
Ejército de África
• 75.000 efectivos[9]
Legión Cóndor
• 15.000 efectivos
• 100 aviones[10]
Corpo Truppe Volontarie
• 75.000 efectivos[11]
• 120 aviones[12]
Bajas
~500.000
(~120.000 en retaguardia)[13]
[ocultar]Guerra Civil Española
(17 de julio de 1936 a 1 de abril de 1939)
Sublevación militar:
Melilla • Sevilla • Barcelona • Cuartel de la Montaña • Gijón • Oviedo • Cuartel de Loyola
Año 1936:
Guadarrama • Alcázar de Toledo • Extremadura • Convoy de la victoria • Almendralejo • Sigüenza • Mérida • Badajoz • Mallorca • Sierra Guadalupe • Córdoba • Guipúzcoa • San Marcial • Monte Pelado • Talavera • Irún • Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza • Cerro Muriano • Cabo Espartel • Seseña • Madrid • Ciudad Universitaria • La Coruña 1º • Villarreal • Hundimiento del C-3 • Aceituna • Lopera • La Coruña 2º
Año 1937:
La Coruña 3º • Málaga • Jarama • Cabo Machichaco • Guadalajara • Pozoblanco • Frente Norte • Vizcaya • Durango • Jaén • Guernica • Sucesos de Barcelona • Incidente Deutschland • Almería • Segovia • Huesca • Bilbao • Albarracín • Brunete • Santander • Zaragoza • Belchite 1º • Asturias • El Mazuco • Cabo Cherchel • Sabiñánigo • Teruel
Año 1938:
Alfambra • Cabo de Palos • Aragón • Belchite 2º • Bombardeos de Barcelona • Caspe • Lérida • Gandesa 1º • Segre • Levante • Balaguer • Los Blázquez • Alicante • Granollers • Bielsa • Bolsa de Mérida • Ebro • Gandesa 2º • Cabra
Año 1939:
Cataluña • Valsequillo • La Garriga • Menorca • Cartagena • Ofensiva final
La Guerra Civil Española fue un conflicto social, político y militar (que más tarde repercutiría también en un conflicto económico) que se desencadenó en España tras fracasar el golpe de estado del 17 y 18 de julio de 1936 llevado a cabo por una parte del ejército contra el gobierno de la Segunda República Española, y que se daría por terminada el 1 de abril de 1939 con el último parte de guerra firmado por Francisco Franco, declarando su victoria y estableciéndose una dictadura que duraría hasta 1975.
A las partes del conflicto se las suele denominar bando republicano y bando sublevado, también conocido como bando nacional por los vencedores.
El bando republicano estuvo constituido en torno al gobierno legítimo de España, el del Frente Popular, coalición de partidos marxistas, republicanos y nacionalistas, apoyado por el movimiento obrero, los sindicatos y los demócratas constitucionales.
El bando sublevado estuvo organizado en torno a gran parte del alto mando militar, institucionalizado en la Junta de Defensa Nacional y se apoyó en el partido fascista Falange Española, la Iglesia Católica y la derecha conservadora (monárquicos, cedistas y carlistas). Socialmente fue apoyado, principalmente, por aquellas clases más o menos privilegiadas hasta entonces, (burgueses no liberales, aristócratas, terratenientes o pequeños labradores propietarios, etc.) que tras la victoria en las urnas del Frente Popular veían peligrar su posición social o estaban temerosas del anticlericalismo y de un posible estallido de violencia del proletariado.
Numerosas voces del ámbito jurídico como Baltasar Garzón (magistrado español de la Audiencia Nacional), Carlos Jiménez Villarejo (fundador de la asociación Justicia Democrática),[14] Raúl Zaffaroni (penalista y magistrado de la Corte Suprema de Argentina),[15] así como diversas asociaciones de víctimas del franquismo y otros, sostienen que el bando sublevado cometió actos de genocidio y crímenes contra la humanidad, ya que en la documentación ahora disponible, como los archivos militares de la época, se demostraría que sus planes incluyeron el exterminio y persecución sistemática de la oposición política, la violación de las mujeres de los ciudadanos republicanos, la imposición de tests físicos y psicológicos a presos para vincular su ideología con enfermedades mentales o el robo sistemático de niños a padres republicanos a los que todavía se oculta su verdadera identidad.[16] [17] Por ello, consideran que dichos actos no pueden prescribir ni ser absueltos y que deben ser investigados.
Las consecuencias de la Guerra civil han marcado en gran medida la historia posterior de España, por lo excepcionalmente dramáticas y duraderas: tanto las demográficas (aumento de la mortalidad y descenso de la natalidad que marcaron la pirámide de población durante generaciones) como las materiales (destrucción de las ciudades, la estructura económica, el patrimonio artístico), intelectuales (fin de la denominada Edad de Plata de las letras y ciencias españolas) y políticas (la represión en la retaguardia de ambas zonas —mantenida por los vencedores con mayor o menor intensidad durante todo el franquismo— y el exilio republicano), y que se perpetuaron mucho más allá de la prolongada posguerra, incluyendo la excepcionalidad geopolítica del mantenimiento del régimen de Franco hasta 1975.
Contenido [ocultar]
1 Contexto
2 Trasfondo político
2.1 La revolución social
2.2 La Iglesia y la Guerra Civil Española
2.2.1 Cambio: laicidad del Estado
2.2.2 Componentes religiosos
3 Los detonantes
4 La guerra
4.1 La insurrección del 17 de julio
4.2 Centros del levantamiento militar
4.3 El desarrollo de la guerra
4.3.1 La guerra terrestre
4.3.1.1 1936
4.3.1.2 1937
4.3.1.3 1938
4.3.1.4 1939
4.3.2 La guerra naval
4.3.2.1 El bloqueo del Estrecho
4.3.2.2 La campaña del Cantábrico
4.3.2.3 Guerra naval en el Mediterráneo
4.3.2.4 Participación extranjera en la guerra naval
4.3.3 La guerra aérea
4.3.3.1 Los medios aéreos en el Estrecho de Gibraltar
4.3.3.2 La campaña de Extremadura
4.3.3.3 La guerra aérea en la batalla de Madrid
4.3.3.4 La campaña del Norte
4.3.3.5 Batalla de Brunete
4.3.3.6 La guerra aérea en Andalucía
4.3.3.7 La guerra aérea en el Mediterráneo
4.3.3.8 Bombardeos sobre poblaciones
4.4 Campaña en los frentes
4.5 Guerra en el País Vasco
4.6 Guerra en Cantabria
4.7 Guerra en Castilla y León
4.8 Guerra en Córdoba
4.9 Guerra en Aragón
4.10 Participación extranjera
4.10.1 Alemania
4.10.2 Italia
4.10.3 URSS
4.10.4 COMINTERN
4.10.5 Otros países
4.11 La represión en retaguardia
5 Consecuencias
5.1 Dirección General de Regiones Devastadas
6 Banderas de la guerra
6.1 Bando republicano
6.1.1 Bandera oficial de la República
6.1.2 Banderas de unidades
6.2 Bando sublevado
6.2.1 Banderas oficiales
6.2.2 Banderas de unidades
7 La guerra civil en el arte
7.1 Cine
7.2 Novela
7.3 Cuento y relato
7.4 Teatro
7.5 Poesía
7.6 Revistas satíricas
7.7 Historieta
7.8 Pintura y escultura
7.9 Artes gráficas, cartelismo y revistas[74]
7.10 Fotografía
7.11 Videojuegos
8 Restauración
9 Véase también
10 Notas
11 Referencias
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
[editar] ContextoLa Guerra Civil Española ha sido considerada en muchas ocasiones como el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial, puesto que sirvió de campo de pruebas para las potencias del Eje, además de que supuso un desenlace entre las principales ideologías políticas de carácter revolucionario y reaccionario, que crecían en Europa y que entrarían en conflicto poco después: el fascismo, el constitucionalismo de tradición liberal burguesa y los diversos movimientos revolucionarios (socialistas, comunistas, anarquistas y trotskistas).
De hecho, estas divisiones ideológicas quedaron claramente marcadas al estallar la Guerra Civil: los regímenes fascistas europeos (Alemania, Italia) y Portugal apoyaron desde el principio a los militares sublevados. El Partido Comunista de España (PCE), miembro de la Internacional Comunista, entendió que la mejor forma de frenar la reacción golpista era a través del Frente Popular que aglutinaba a todas las fuerzas de la izquierda política, incluidos los partidos de la pequeña y mediana burguesía, para defender el funcionamiento democrático parlamentario del Estado por medio de la Constitución vigente, la Constitución de la República Española de 1931. De esta forma, la República consiguió el apoyo de la URSS, que suministró equipo bélico, y de las Brigadas Internacionales. El gobierno republicano también recibió ayuda de México, donde hacía poco había triunfado la Revolución mexicana.
Sin embargo, los anarquistas de la CNT y los trotskistas del POUM rechazaron pactos con la burguesía y defendieron que era mejor hacer la revolución a la par que la guerra, defendiendo un modelo social libertario o un estado socialista (en términos marxistas dictadura del proletariado),[18] [19] eliminando la coerción de cualquier estructura jerárquica a través de una economía de carácter comunista y autónomo, y una organización política basada en órganos de base y comités, sintetizado todo ello en la consigna del comunismo libertario, aunque muchos también aceptaron participar en el gobierno a finales de 1936.[20] [21]
Los partidos nacionalistas se centraron en la defensa de su autonomía o en planteamientos secesionistas. Muchos militares sublevados y los falangistas defendieron, en palabras del propio Franco, la implantación de un Estado totalitario. Los monárquicos pretendían la vuelta de Alfonso XIII. Los carlistas la implantación de la dinastía carlista, etc. En ambos bandos hubo intereses encontrados.
Las democracias occidentales, Francia, el Reino Unido y Estados Unidos, decidieron mantenerse al margen, según unos en línea con su política de no-confrontación con Alemania, según otros porque parecían preferir la victoria de los sublevados. No obstante, el caso de Francia fue especial, ya que estaba gobernada, al igual que España, por un Frente Popular. Al principio intentó tímidamente ayudar a la República, a la que cobró unos 150 millones de dólares en ayuda militar (aviones, pilotos, etc.), pero tuvo que someterse a las directrices del Reino Unido y suspender esta ayuda.
En cualquier caso, esta alineación de los diferentes países no hacía más que reflejar las divisiones internas que también existían en la España de los años 1930 y que sólo pueden explicarse dentro de la evolución de la política y la sociedad española en las primeras décadas del siglo XX. Algunos ven en estas profundas diferencias político-culturales lo que Antonio Machado denominó las dos Españas.
El número de víctimas civiles aún se discute, pero son muchos los que convienen en afirmar que la cifra se situaría entre 500.000 y 1.000.000 de personas.[13] Muchas de estas muertes no fueron debidas a los combates, sino a la represión en forma de ejecuciones sumarias y paseos. Esta se llevó a cabo en el bando sublevado de manera sistemática y por orden de sus superiores, mientras en el bando republicano se produjo de manera descontrolada en momentos en que el gobierno perdió el control de las masas armadas.[22] Los abusos se centraron en todos aquellos sospechosos de simpatizar con el bando contrario. En el bando sublevado se persiguió principalmente a sindicalistas y políticos republicanos (tanto de izquierdas como de derechas), mientras en el bando republicano esta represión se dirigió hacia simpatizantes de la reacción o sospechosos de serlo y sacerdotes de la Iglesia Católica, llegando a quemar conventos e iglesias y asesinando a obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. Es incalculable la pérdida en el patrimonio histórico y artístico de la Iglesia Católica, pues se destruyeron unos 20.000 templos —entre ellos varias catedrales— incluyendo su ornamentación (retablos e imágenes) y archivos.[23] [24]
Tras la guerra, la represión franquista se cebó con el bando perdedor, iniciándose una limpieza de la que fue llamada España Roja y de cualquier elemento relacionado con la República, lo que condujo a muchos al exilio, la muerte, al robo de bebés de padres republicanos que aún a día de hoy desconocen, en muchos casos, su identidad. Durante ese tiempo, hablar de democracia, república o marxismo era perseguible. La economía española tardaría décadas en recuperarse.
[editar] Trasfondo político
Portada de la Constitución de 1931.Artículo principal: Segunda República Española
Al abandonar Alfonso XIII España, vista la falta de apoyo popular en las elecciones municipales de 1931, se proclama la República y se convocan elecciones que ganan las izquierdas republicanas y obreras (el PSOE se convierte en el partido con más diputados en las Cortes). Comienza el llamado Bienio Progresista, durante el cual el Gobierno de la República, formado por distintas formaciones republicanas de izquierda (Acción Republicana, radicales-socialistas…) y el Partido Socialista, trata de poner en marcha una serie de leyes de alto contenido social. El fracaso y la lentitud en la aplicación de las mismas llevan a un descontento popular, que culmina en una serie de levantamientos anarquistas (en enero y diciembre de 1933), reprimidos con dureza y que provocan un fuerte escándalo político, la caída del Gobierno y la celebración de elecciones anticipadas en 1933.
La CEDA, partido derechista, gana estas elecciones, pero el Presidente de la República no les permite formar gobierno, por lo que lo acaban formando los radicales de Lerroux con el imprescindible apoyo de la CEDA. Comienza el gobierno de centro derecha llamado por la izquierda Bienio Negro, ya que anuló muchos de los derechos sociales y reformas progresistas aprobadas durante el gobierno anterior, bienio progresista, oponiéndose especialmente a la reforma agraria. Gran parte del pueblo llano había esperado grandes cambios de la Segunda República. Pero la victoria de los conservadores truncó las esperanzas de muchos y reverdeció la agitación y las protestas al ver el rumbo de marcha atrás que tomaba su política.
Ante lo que consideran mal gobierno de Lerroux, la CEDA exige su participación en el gobierno. Se nombran tres ministros de la CEDA, pero este nombramiento (constitucional) no es aceptado ni por la izquierda ni por los nacionalistas. ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) proclama desde Barcelona el Estado Catalán dentro de la República Federal Española y UGT declara una huelga general revolucionaria, lo que provoca la Revolución de 1934 y la proclamación desde Oviedo de la República Socialista Española. La situación queda rápidamente dominada por el Gobierno, salvo en Asturias, único lugar en el que los anarquistas se unen a los partidos y sindicatos de izquierdas. El Gobierno reprime la sublevación de Asturias con dureza, trayendo de África a la Legión y, una vez finalizada, se produce una fuerte represión.
Los escándalos financieros y políticos hacen caer al Gobierno radical-cedista y se convocan nuevas elecciones, en las que, por primera vez en mucho tiempo, la izquierda une fuerzas formando el Frente Popular, y los anarquistas, tradicionalmente abstencionistas, a pesar de no formar parte de la coalición, le dan su apoyo.
Con unos resultados muy ajustados, gana las elecciones el Frente Popular. Poco tiempo después, basándose estrictamente en una norma sobre la disolución de las Cortes, es destituido el Presidente de la República, Alcalá-Zamora; por otra parte, se destina fuera de Madrid a los generales que se consideran desafectos a la República.
Durante la Segunda República, la polarización de la política española que se inició a finales del siglo XIX alcanza su cenit. Conviven una izquierda revolucionaria y una derecha fascista importantes, con una izquierda moderada y una derecha republicana; un centro anticlerical y una derecha de fuerte componente católico y monárquico, una sociedad secular muy anticlerical y un catolicismo ultraconservador.
Desde 1808, la sociedad española intentaba salir de una tradición absolutista que, a diferencia del resto de los países de Europa, lastraba aún al país, manteniendo fuertes diferencias económicas entre privilegiados y no privilegiados, derivados del moderantismo decimonónico. Los conservadores, muchos militares, terratenientes y parte de la jerarquía católica ven peligrar su posición privilegiada y su concepto de la unidad de España.
Una población rural dividida entre los jornaleros anarquistas y los pequeños propietarios aferrados a (y dominados por) los caciques y la Iglesia; unos burócratas conformistas y una clase obrera con salarios muy bajos y, por lo tanto, con tendencias revolucionarias propias del nuevo siglo, hacen que también entre las clases pobres la división fuese muy acusada. También existía una tradición de más de un siglo (desde los tiempos del rey Fernando VII), según la cual los problemas no se arreglaban más que con los levantamientos.
Este conjunto de circunstancias hace que, durante la Segunda República, el clima social sea muy tenso, la inseguridad ciudadana muy alta y los atentados de carácter político o anticlerical una lacra para el país.
No es extraño, pues, que en una España marcada por la reciente dictadura de Primo de Rivera e intentonas fallidas, como las de José Sanjurjo, volviese a haber ruido de sables y se temiese un plan para derribar al nuevo Gobierno establecido. Los acontecimientos darían la razón a los pesimistas.
[editar] La revolución socialArtículo principal: Revolución Española
Escudo del Consejo Regional de Defensa de Aragón, órgano creado durante la Revolución EspañolaComo consecuencia de la inacción del Gobierno en los primeros momentos de la revuelta militar, en las áreas controladas por los anarquistas (principalmente Aragón y Cataluña), en suma a las temporales victorias militares, se llevó a cabo un gran cambio social, en el cual los trabajadores y los campesinos colectivizaron la tierra y la industria y establecieron consejos paralelos al ya entonces paralizado Gobierno. A esta revolución se opusieron los republicanos y comunistas apoyados por la Unión Soviética. La colectivización agraria había tenido un considerable éxito a pesar de carecer de los recursos necesarios, cuando Franco ya había capturado las tierras con mejores condiciones para el cultivo. Este éxito sobrevivió en las mentes de los revolucionarios libertarios como un ejemplo de que una sociedad anarquista puede florecer bajo ciertas condiciones como las que se vivieron durante la Guerra Civil Española.
Cuando la guerra progresó, el Gobierno y los comunistas fueron capaces de acceder a las armas soviéticas para restaurar el control del Gobierno y esforzarse en ganar la guerra, a través de la diplomacia y la fuerza. Los anarquistas y los miembros del POUM fueron integrados al ejército regular, aunque con resistencia; el POUM fue declarado ilegal, denunciado falsamente de ser un instrumento de los fascistas. En las Jornadas de mayo de 1937, las milicias anarquistas y poumistas se enfrentaron a las fuerzas de seguridad republicanas por el control de los puntos estratégicos de Barcelona, tal como George Orwell lo relata en Homenaje a Cataluña.
Véase también: Anarquismo en España
[editar] La Iglesia y la Guerra Civil Española[editar] Cambio: laicidad del EstadoEn octubre de 1931, Manuel Azaña, que para entonces ocupaba la jefatura del Gobierno republicano, declaró que España había dejado de ser católica,[25] actuando su gobierno en consonancia con ello. Desvinculando la Iglesia del Estado, mostrando así el avance hacia un Estado Laico, en consecuencia los subsidios que se otorgaban al clero quedaron abolidos. La educación no debía tener carácter religioso, sino que debía ser suministrada y subvencionada por el Estado (que aún con dificultades económicas, debido a las deudas por indemnizaciones del programa de desamortización de terrenos agrarios, fomentó la educación pública e inició la creación de nuevas escuelas), se introdujo el matrimonio civil, la ley de divorcio y el entierro civil. Las reformas fueron interpretadas como un ataque hacia la Iglesia. El cardenal Pedro Segura y Sáenz se lamentó de este «severo golpe» y temió por la hegemonía eclesiástica en la nación. Desde este momento las diferencias entre la jerarquía eclesiástica y el gobierno de la Segunda República Española se irían haciendo mayores.[26]
[editar] Componentes religiososPara algunos aspectos vinculados a la problemática religiosa, véase Persecución religiosa durante la Guerra Civil Española.
El golpe de Estado tenía motivos políticos, pero el conflicto pronto tomó un cariz religioso. La Iglesia Católica, cuyo poder había sido socavado, se convirtió en blanco de ataques. Trece obispos,[27] 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos, 263 monjas[28] [29] y millares de personas vinculadas a asociaciones confesionales o meramente católicas practicantes fueron asesinados por revolucionarios opuestos al golpe militar, que equiparaban a la Iglesia Española con la derecha. Se saqueó y prendió fuego a iglesias y monasterios. Ante esta barbarie, la Iglesia confió en los sublevados para defender su causa y «devolver la nación al seno de la Iglesia».
La realidad no era sencilla, pues algunos de los que se encontraban en el bando republicano de la guerra también eran católicos, sobre todo en el País Vasco, de recia tradición católica (especialmente su partido más representativo PNV), por lo que los clérigos vascos sufrieron persecución por los dos bandos, unos por ser curas y otros por ser nacionalistas. La guerra civil enfrentó no solamente a republicanos y sublevados (entre los que también había republicanos), sino a católicos contra católicos, pese a la carta pastoral non licet de los obispos de Vitoria y Pamplona, en la que dicen:
No es lícito, en ninguna forma, en ningún terreno, y menos en la forma cruentísima de la guerra, última razón que tienen los pueblos para imponer su razón, fraccionar las fuerzas católicas ante el común enemigo…
Menos lícito, mejor, absolutamente ilícito es, después de dividir, sumarse al enemigo para combatir al hermano, promiscuando el ideal de Cristo con el de Belial, entre los que no hay compostura posible…
Llega la ilicitud a la monstruosidad cuando el enemigo es este monstruo moderno, el marxismo o comunismo, hidra de siete cabezas, síntesis de toda herejía, opuesto diametralmente al cristianismo en su doctrina religiosa, política, social y económica…
[30]
El cardenal Isidro Gomá, arzobispo de Toledo y primado de España, escribió:
¿La guerra de España es una guerra civil? No; una lucha de los sin Dios […] contra la verdadera España, contra la religión católica.
La Guerra de España, 1936–1939, página 261.
Poco después del comienzo de la guerra (1936), este mismo cardenal se refirió al conflicto como una lucha entre:
España y la anti-España, la religión y el ateísmo, la civilización cristiana y la barbarie.
La Guerra de España, 1936–1939, página 261.
En enero de 1937, en su Respuesta obligada: Carta abierta al Sr. D. José Antonio Aguirre[30] dice:
El amor al Dios de nuestros padres ha puesto las armas en mano de la mitad de España aún admitiendo motivos menos espirituales en la guerra; el odio ha manejado contra Dios las de la otra mitad…
De hecho no hay acto ninguno religioso de orden social en las regiones ocupadas por los rojos; en las tuteladas por el ejército nacional la vida religiosa ha cobrado nuevo vigor…
…Cuente los miles que han sido villanamente asesinados en las tierras todavía dominadas por los rojos. Es endeble su catolicismo en este punto, señor Aguirre, que no se rebela ante esta montaña de cuerpos exánimes, santificados por la unción sacerdotal y que han sido profanados por el instinto infrahumano de los aliados de usted; que no le deja ver más que una docena larga, catorce, según lista oficial —menos del dos por mil— que han sucumbido víctimas de posibles extravíos políticos, aun concediendo que hubiese habido extravío en la forma de juzgarlos.
El cardenal Francisco Vidal y Barraquer, arzobispo de Tarragona, quien trató de mantener una posición imparcial durante la guerra, fue obligado por el Gobierno de Franco a permanecer en el exilio hasta su muerte en 1943.
Casi un año después de iniciada la guerra, el 11 de julio de 1937, después de la cruel persecución sufrida por la Iglesia en la mayor parte de la España republicana, los obispos españoles publicaron una carta colectiva a los obispos de todo el mundo en la que explican su posición respecto a la guerra civil, exponiendo que no están defendiendo un régimen totalitario contra un régimen democrático.[31] Entre otras cosas decía lo siguiente:
Que la Iglesia, a pesar de su espíritu de paz y de no haber querido la guerra ni haber colaborado en ella no podía ser indiferente en la lucha…
Hoy por hoy, no hay en España más esperanza para reconquistar la justicia y la paz y los bienes que de ellas derivan, que el triunfo del movimiento nacional. Tal vez hoy menos que en los comienzos de la guerra, porque el bando contrario, a pesar de todos los esfuerzos de sus hombres de gobierno, no ofrece garantías de estabilidad política y social…
Demos ahora un esbozo del carácter del movimiento llamado «nacional». Creemos justa esta denominación. Primero, por su espíritu; porque la nación española estaba disociada, en su inmensa mayoría, de una situación estatal que no supo encarnar sus profundas necesidades y aspiraciones; y el movimiento fue aceptado como una esperanza en toda la nación; en las regiones no liberadas sólo espera romper la coraza de las fuerzas comunistas que le oprimen…
La irrupción contra los templos fue súbita, casi simultánea en todas las regiones, y coincidió con la matanza de sacerdotes. Los templos ardieron porque eran casas de Dios, y los sacerdotes fueron sacrificados porque eran ministros de Dios…
Prueba elocuentísima de que de la destrucción de los templos y la matanza de los sacerdotes, en forma totalitaria fue cosa premeditada, es su número espantoso. Aunque son prematuras las cifras, contamos unas 20.000 iglesias y capillas destruidas o totalmente saqueadas. Los sacerdotes asesinados, contando un promedio del 40 por 100 en las diócesis desbastadas en algunas llegan al 80 por 100 sumarán, sólo del clero secular, unos 6.000. Se les cazó con perros, se les persiguió a través de los montes; fueron buscados con afán en todo escondrijo. Se les mató sin perjuicio las más de las veces, sobre la marcha, sin más razón que su oficio social.
«Carta colectiva de los obispos españoles a los obispos de todo el mundo con motivo de la guerra en España», en la Enciclopedia Espasa-Calpe, suplemento 1936–1939, páginas 1553–1555.
En la Guerra Civil española, ante la persecución religiosa en la zona republicana, la Iglesia y el Movimiento Nacional hicieron causa común, colaborando la Iglesia activamente durante ella (de forma muy similar a lo que haría la Iglesia Ortodoxa Rusa en la URSS con Stalin durante la Segunda Guerra Mundial), legitimando el discurso de los sublevados con la idea de la cruzada, sirviendo los obispos y sacerdotes como capellanes a los combatientes nacionales, administrándoles los sacramentos y bendiciendo las armas y las banderas de los regimientos que partían al frente. Se sintió enormemente aliviada por el triunfo de las tropas de Franco, y recibió además la compensación económica que supuso el restablecimiento del presupuesto del clero en octubre de 1939.[32]
El 20 de mayo de 1939, en la Iglesia de Santa Bárbara (Madrid), el general Franco entregó la espada de su victoria al cardenal Gomá. El Ejército, el Movimiento Nacional y la Iglesia celebraron juntos aquel triunfo.
En el mensaje Con inmenso gozo, difundido por Radio Vaticano el 16 de abril de 1939, el recientemente elegido Papa Pío XII saludaba el resultado de la guerra.[32] [33]
[editar] Los detonantesAntes del Pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936 una serie de hechos alarmaron a la opinión pública.
Entre febrero y julio de 1936 se produjeron grandes disturbios en la calle, contabilizándose centenares de tiroteos y decenas de muertos, además de asaltos a iglesias, partidos políticos o periódicos.
El 14 de abril de 1936 se produce el desfile de conmemoración del Quinto aniversario de la República, presidido por Manuel Azaña. Durante el paso de la Guardia Civil, los abucheos y los disturbios fueron abundantes, ya que se dudaba de la fidelidad al Gobierno de la misma, y el resultado fue la muerte del alférez De los Reyes durante una trifulca.
Pero el 16 de abril el entierro constituyó una excusa para que la derecha se echase a la calle para protestar efusivamente; la comitiva, que quiso recorrer mucha más distancia que la que la separaba del cementerio, acabó por provocar trifulcas (existen fotografías de tiroteos por las calles)[cita requerida] que hicieron entrar en juego a los Guardias de Asalto. En todo este caos, resulta muerto Andrés Sáenz de Heredia y Arteta (primo de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange), y una muchedumbre, al observar cómo el teniente José del Castillo Sáez de Tejada dispara a un joven tradicionalista (carlista), José Llaguno Acha, se enfurece e intenta lincharlo. Tanto el joven como el teniente necesitaron atención médica.
Y el 12 de julio, el mencionado José del Castillo Sáez de Tejada muere asesinado mientras pasea tranquilamente por la calle (probablemente por falangistas.[34] Castillo era conocido por su activismo izquierdista y por negarse a intervenir contra los rebeldes de la Revolución de Asturias, «Yo no tiro sobre el pueblo» fueron sus palabras [cita requerida], y este acto de rebeldía le costaría un año de cárcel.
La conmoción por el asesinato no tardó en extenderse entre la propia Guardia de Asalto a la que él pertenecía. Y a la madrugada siguiente, en represalia, un grupo de guardias, al no encontrar en su casa a Gil-Robles, secuestran y asesinan a José Calvo Sotelo, que era diputado en las Cortes y líder de la oposición al Frente Popular y había sido ministro de finanzas durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Este crimen convenció de la necesidad de dar el golpe de Estado a los militares que aún estaban indecisos, entre ellos y según Preston, a Franco. Este golpe de Estado estaba preparado por Mola (el Director) para mediados o finales de julio desde hacía tiempo (el Dragon Rapide ya estaba en camino), y contaba con el apoyo de la Falange y de los movimientos conservadores y católicos. El levantamiento acababa de comenzar.
[editar] La guerra
Mapa general del desarrollo de la guerra.Véase también: Cronología de la Guerra Civil Española
[editar] La insurrección del 17 de julioArtículo principal: Pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936
El golpe de Estado fue cuidadosamente planeado, entre otros militares, por los generales José Sanjurjo, Emilio Mola (el Director del alzamiento) y secundado por Francisco Franco, con el que contaban desde el principio, pero que no confirmó su participación hasta el asesinato de Calvo Sotelo. Los planes se establecieron ya en la primavera de 1936, y en la conspiración participaron mandos militares —la Unión Militar Española, antirrepublicana, y la Junta de Generales (cuyo coordinador era el mismo Mola)—, monárquicos, carlistas y otros sectores de la extrema derecha.
El general José Sanjurjo debería haber sido el futuro Jefe de Estado pero murió en accidente de aviación al trasladarse a España desde Portugal, donde estaba exiliado por su intento de golpe de Estado en Sevilla el 10 de agosto de 1932.
Los últimos detalles de la sublevación se concretaron durante unas maniobras realizadas el 12 de julio en el valle del Llano Amarillo, en Ketama, Marruecos, estando previsto dar el golpe de Estado escalonadamente, el 18 en Marruecos y el 19 en el resto de España.
El 17 de julio por la mañana en Melilla, los tres coroneles que estaban al tanto del alzamiento militar se reúnen en el departamento cartográfico y trazan los planes para ocupar el 18 los edificios públicos, planes que comunican a los dirigentes falangistas. Uno de los dirigentes locales de la Falange informa al dirigente local de Unión Republicana, llegando esta información al General Romerales, Comandante Militar de Melilla, que a su vez informa a Casares Quiroga. Romerales envía por la tarde una patrulla de soldados y guardias de asalto a registrar el departamento cartográfico. El coronel al mando del mismo retrasa el registro y llama al cuartel de la Legión, desde donde le envían un grupo de legionarios. Ante estos, la patrulla se rinde y los sublevados proceden a arrestar a Romerales, proclaman el estado de guerra e inician anticipadamente el levantamiento, informando a sus compañeros del resto de Marruecos que habían sido descubiertos. Esto hizo que se adelantase en Marruecos la fecha prevista.
Mola decide adelantar las fechas previstas, por lo que al día siguiente, 18 de julio, la sublevación se generaliza en casi toda España, y el 19 de julio ya es general.
Áreas controladas por los sublevados al inicio de la guerra.Excepto casos aislados, los militares triunfan en las zonas donde fueron más votadas las candidaturas de derechas en las elecciones de febrero de 1936, y fracasan donde la victoria electoral correspondió al Frente Popular, como en Madrid y Barcelona, donde la insurrección es aplastada sin miramientos. Así, el 21 de julio los rebeldes han tomado el control de la zona de Marruecos bajo protectorado español, las islas Canarias (excepto La Palma), las islas Baleares (excepto Menorca), parte de la provincia de Cádiz y su capital homónima, junto con las ciudades de Córdoba, Sevilla y Granada en Andalucía y la zona situada al norte de la Sierra de Guadarrama y del río Ebro (incluyendo a Galicia, la Región de León, Castilla la Vieja -excepto la provincia de Santander actual Cantabria-, el norte de Extremadura, Navarra y la parte occidental de Aragón), excepto Asturias (salvo su capital Oviedo que quedó en manos nacionales), Cantabria, Vizcaya y Guipúzcoa en la costa norte, la parte oriental de Aragón, la región de Cataluña en el nordeste, Valencia, parte de Castilla la Nueva y el oriente de Andalucía. El 27 de julio de 1936 llegó a España el primer escuadrón de aviones italianos enviado por Benito Mussolini.[35]
El frente a los cuatro meses de la rebelión militar.Las fuerzas republicanas, por su parte, consiguen sofocar el alzamiento en la mayor parte de España, incluyendo todas las zonas industrializadas, gracias en parte a la participación de las milicias recién armadas de socialistas, comunistas y anarquistas, así como a la lealtad de la mayor parte de la Guardia de Asalto y, en el caso de Barcelona, de la Guardia Civil. El gobernador militar de Cartagena, Toribio Martínez Cabrera, era simpatizante del Frente Popular y la marinería también era contraria al golpe militar, lo que unido a los tumultos populares de los días 19 y 20 hicieron fracasar el movimiento golpista en Murcia.
Por otra parte, caen en manos de los sublevados algunas de las ciudades andaluzas más grandes, incluyendo Sevilla (donde el general Gonzalo Queipo de Llano se hace con inusitada facilidad con el mando de la 2ª División Orgánica), Cádiz, Córdoba y Granada. De éstas, las tres primeras se convirtieron en centros del levantamiento militar en la región de Andalucía.
[editar] Centros del levantamiento militarArtículo principal: Organización Territorial Militar en la España de 1936
Los centros del levantamiento militar eran 13: Ceuta en el norte de África; Cádiz, Sevilla y Córdoba en Andalucía; Ferrol (la ciudad natal de Franco), provincia de La Coruña, en Galicia; Oviedo, capital de Asturias, la cual soportó un asedio por parte de los republicanos durante 90 días, hasta la entrada de las tropas franquistas el 17 de octubre; Salamanca y León en la entonces existente región de León; Valladolid y Burgos en la antigua Castilla la Vieja; Vitoria, capital de la provincia de Álava, en el País Vasco; Pamplona, capital de Navarra y Zaragoza, capital de la provincia del mismo nombre, en Aragón. Los principales núcleos republicanos eran 7: Madrid en la antigua Castilla la Nueva, Bilbao, capital de Vizcaya, en el País Vasco; Barcelona en Cataluña; Valencia actual capital de la Comunidad Valenciana; Cartagena y Albacete en la región de Murcia; y Málaga en Andalucía.
De los citados centros de la sublevación parten las ofensivas del Ejército de España, a hacer lo que la propaganda nacional llamó la Reconquista, para tomar las ciudades en manos de la República o a liberar a los lugares en manos de los rebeldes asediados por las tropas gubernamentales, como son los casos del sitio de Oviedo y del Alcázar toledano. En este contexto, los nacionalistas y los republicanos proceden a organizar sus respectivos territorios y a reprimir cualquier oposición o sospecha de oposición. Una estimación mínima señala que más de 50.000 personas fueron ejecutadas, muertas o asesinadas en cada bando, lo que da una indicación de la gran dureza de las pasiones que la guerra civil había desatado.
El resultado del levantamiento es incierto. Aproximadamente un tercio del territorio español ha pasado a manos rebeldes, con lo que ninguno de los dos bandos tiene absoluta supremacía sobre el otro. La intentona de derrocar de un golpe a la República había fracasado estrepitosamente. Ambos bandos se preparan para lo inevitable. Un enfrentamiento que iba a desangrar España durante tres largos años. La Guerra Civil Española acababa de empezar.
[editar] El desarrollo de la guerra
Bandera de las Brigadas Internacionales
Mediante Decreto de 2 de febrero de 1938, el gobierno de la Junta de Burgos adoptó un escudo influido por la ideología de Falange, inspirado en elementos de la heráldica de los Reyes Católicos como el águila de San Juan y el yugo y las flechas pero incluyendo ajenos, como los pilares de Hércules o las cadenas de Navarra e introduciendo nuevos, como el lema «Una, Grande, Libre»Toda esperanza de un rápido desenlace desaparece el 21 de julio, el quinto día de rebelión, cuando los sublevados conquistaron el puerto naval de Ferrol. El triunfo parcial de la sublevación militar anima a las potencias fascistas a apoyar a los rebeldes. En los primeros días muere el general Sanjurjo en un accidente de aviación, por lo que el mando de los rebeldes queda entonces repartido entre Emilio Mola y Franco.
Sin embargo, el mando de los nacionalistas fue asumido gradualmente por el general Franco que lideraba las fuerzas que había traído de Marruecos. El 1 de octubre de 1936 fue nombrado Jefe del Estado y formó gobierno en Burgos. El 3 de junio de 1937 muere en otro accidente de avión el general Emilio Mola, quedando definitivamente Franco solo al frente de la rebelión militar.
El presidente de la República Española hasta casi el fin de la guerra fue Manuel Azaña, un liberal anticlerical, procedente del partido Izquierda Republicana. En tanto que el Gobierno republicano estaba encabezado, a comienzos de septiembre de 1936, por el líder del partido socialista Francisco Largo Caballero, seguido en mayo de 1937 por Juan Negrín, también socialista, quien permaneció como jefe del Gobierno durante el resto de la guerra y continuó como jefe del Gobierno republicano en el exilio hasta 1945.
Imagen de una moneda de 25 céntimos de 1937 acuñada por el bando nacionalista.
Imagen de una moneda de 5 céntimos de 1937 acuñada por el bando republicano.
[editar] La guerra terrestre[editar] 1936
Soldados italianos del bando sublevado sirviendo un cañón en la batalla de Guadalajara.Al fracasar el golpe de Estado y preverse una guerra de larga duración, el primer problema con el que se enfrentan los sublevados es un problema logístico. El Ejército de África está en Marruecos, y debe pasar a la península, la flota republicana bloquea el estrecho de Gibraltar impidiendo su paso y el ejército de Mola está escaso de municiones. Se pone en marcha inmediatamente un puente aéreo, al principio sólo con medios propios, y luego apoyado por aviones italianos y alemanes, entre Marruecos y Sevilla. Con los pocos aviones de ataque y bombardeo disponibles, se hostiga a la escuadra republicana en el estrecho, permitiendo el paso de un primer convoy naval prácticamente desprotegido entre Ceuta y Algeciras, y se inicia la Campaña de Extremadura para tratar de unir las dos zonas en poder de los sublevados, lo que se consigue con la toma de Badajoz a mediados de agosto de 1936, menos de un mes después del alzamiento militar. La rapidez con que cayeron una tras otra las poblaciones en el avance por Extremadura y el Tajo puede atribuirse al avance del Ejército de África de Franco, las tropas mejor entrenadas y curtidas en combate, quizá las únicas verdaderamente profesionales en los primeros caóticos meses de guerra.[36]
Una vez unidas las dos fuerzas, se inicia el avance sobre Madrid, como intento de subsanar la contienda lo antes posible. En esta serie de acciones, pasó a la mitología de la guerra la liberación de los rebeldes asediados en el Alcázar de Toledo el 28 de septiembre, que bajo el mando del coronel José Moscardó soportaban los ataques republicanos desde el 22 de julio; al recibir Moscardó a Varela (encabezando al Ejército de África) éste le dijo la famosa frase: Mi general, sin novedad en el Alcázar. Franco ordenó desviarse hacia Toledo en contra de la opinión de sus consejeros que le recomendaron tomar Madrid; hoy en día hay quienes piensan que de haber tomado Madrid de inmediato la guerra se habría acortado sustancialmente de no haberse liberado el Alcázar toledano, pues de todos modos las tropas sitiadoras tenían que defender a la capital, pero el hecho levantó la moral franquista. El 8 de noviembre empieza la Batalla de Madrid pero los rebeldes no logran su objetivo (la toma de la capital), estabilizándose el frente el día 23.
Por otra parte, el Gobierno de la República pasa sucesivamente de las manos de Santiago Casares Quiroga, quien dimite tras el alzamiento, a las de Diego Martínez Barrio, que ni siquiera jura el cargo. Tras él llegan José Giral, dirigente de Izquierda Republicana, y el miembro del PSOE Francisco Largo Caballero.
En el norte, las tropas nacionales toman Irún el 5 de septiembre y San Sebastián el 13 de septiembre, quedando el norte republicano rodeado por tierra por los nacionalistas. El 17 de octubre se rompe el cerco de Oviedo.
El frente en octubre de 1937.[editar] 1937
Bombardeo de Guernica, el 26 de abril de 1937.En torno a Madrid se producen diferentes ofensivas y batallas, tratando un bando de aislar Madrid y el otro de aliviar la presión sobre la capital. Son la batalla del Jarama, del 6 al 24 de febrero, la batalla de Guadalajara, con victoria republicana gracias a los planes de ofensiva de José Miaja contra las tropas italianas, del 8 al 18 de marzo; y la batalla de Brunete del 6 al 26 de julio, con victoria de los nacionales. Las dos primeras son iniciativas de los sublevados y la tercera de los republicanos. Ninguna consigue su objetivo.
Pese a que Largo Caballero mejoró la coordinación del Ejército republicano, fue incapaz de contener las disputas entre las formaciones políticas de la coalición gubernamental (que incluía pensamientos tan distantes como el socialismo, el comunismo, el republicanismo burgués, el nacionalismo regional y, unos meses después, el anarquismo) y, por tanto, fue sustituido por Juan Negrín, sobre el que pronto cayó la acusación de estar dominado por los comunistas.
En el frente de Aragón, la República inicia a finales de agosto una ofensiva en Belchite, para intentar aliviar la presión en el frente del norte. Casi al mismo tiempo, los nacionales rompen en el norte el llamado Cinturón de Hierro y ocupan Bilbao, Santander y finalmente, el 20 de octubre, Gijón, poniendo fin al frente norte. Los prisioneros del Frente Norte fueron recluidos en el campo de Miranda de Ebro.
En el sur, toman Málaga el 8 de febrero, estabilizándose el frente en la provincia de Almería. Al finalizar el año, la República toma la iniciativa y comienza la batalla de Teruel siguiendo los planes del general Vicente Rojo.
[editar] 1938
Mapa de España dos años después del inicio de la guerra a fines de 1938.Continúa la batalla de Teruel, que es tomado el 8 de enero por los republicanos y vuelto a recuperar el 20 de febrero por los nacionales.
En el Gobierno de la República, Negrín se hace además con el ministerio de la Defensa Nacional, sustituyendo a Indalecio Prieto, y propone a los insurrectos los 13 puntos de Negrín como acuerdo de paz, para restablecer una democracia consensuada sobre principios alejados del conflicto bélico.
El 7 de marzo se inicia la ofensiva de Aragón por parte de los nacionales, con el firme propósito de dividir en dos la zona repúblicana. Se realizó en 3 fases, con uso intensivo de tácticas modernas con medios motorizados y aviación (es probable que en el Bajo Aragón se ensayara por primera vez la Blitzkrieg o guerra relámpago alemana). Alcañiz es bombardeado el 3 de marzo, y tomado poco después, Caspe cae el 17 de marzo y Lérida el 3 de abril.
Las tropas de Franco toman Vinaroz el 15 de abril, partiendo finalmente en dos la España republicana. La República contraataca el 24 de julio mediante la batalla del Ebro, que se convierte en una dura guerra de desgaste para ambos bandos y termina el 16 de noviembre con la retirada republicana. A partir de este momento, la ruta de acceso a Cataluña queda despejada. El 23 de diciembre se inicia la Ofensiva de Cataluña.
[editar] 1939
Comunicado emitido por el Cuartel General del Generalísimo anunciando el fin de la guerraSe precipitan los acontecimientos, cayendo Barcelona el 26 de enero y Gerona el 5 de febrero. En fechas sucesivas, las tropas franquistas avanzan hacia la frontera francesa y toman los pasos desde Puigcerdá hasta Portbou (Gerona).
Situación aproximada en febrero de 1939.En las últimas Cortes republicanas, las de Figueras, Negrín pide entre otras cosas que el pueblo pueda decidir sobre el futuro del régimen, pero ante la inminencia de la victoria los nacionales rechazan sus peticiones.
En Madrid, el Coronel Casado da un golpe de Estado anticomunista en marzo, creándose el Consejo Nacional de Defensa, mientras que Juan Negrín —siguiendo su criterio de mantener la resistencia— y buena parte del Gobierno se refugian en Elda y Petrer, en la llamada «Posición Yuste».
La nueva institución se hace con el control de Madrid tras un cruento enfrentamiento entre las mismas tropas republicanas e inicia las diligencias con el Gobierno de Burgos con el objetivo de acordar la paz. Fracasadas estas, el 26 de marzo cae la ciudad. Y el Gobierno republicano pierde rápidamente las últimas capitales de provincia que mantenía: el 29 de marzo Cuenca, Albacete, Ciudad Real, Jaén y Almería; el 30 de marzo Valencia y Alicante, y el 31 de marzo Murcia.[37]
Otra versión del comunicado emitido por el Cuartel General del GeneralísimoEl primero de abril Franco emite el último parte, que dice lo siguiente:
En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. Burgos, 1º de abril de 1939, año de la victoria. El Generalísimo. Fdo. Francisco Franco Bahamonde.
[editar] La guerra navalAl principio de la Guerra Civil, el reparto de la flota era el siguiente:
En el lado republicano:
el acorazado Jaime I,
los cruceros ligeros Libertad, Miguel de Cervantes y Méndez Núñez,
catorce destructores en servicio o a punto de entregar,
siete torpederos,
doce submarinos
la casi totalidad de la Aeronáutica Naval.
En el bando sublevado,
el acorazado España,
los cruceros pesados Canarias y Baleares, en muy avanzada fase de construcción en Ferrol,
los cruceros ligeros Almirante Cervera y República (rebautizado como Navarra),
el destructor Velasco,
cinco torpederos
y varios cañoneros y guardacostas.
[editar] El bloqueo del Estrecho
El crucero pesado Canarias, ya tras la contiendaLa escuadra republicana, consciente de que debe impedir el paso del Ejército de África a la península, bloquea el estrecho de Gibraltar, siendo hostigada por unos pocos aviones nacionales. Sólo consigue pasar un pequeño convoy con unos mil hombres, lo que se interpreta desde el bando franquista como un gran éxito. Pero ante el avance de los nacionales en el Norte de España, la República decide enviar la Escuadra, salvo dos destructores que quedan a cargo del bloqueo del Estrecho, al frente Norte, consiguiendo así ayudar a las operaciones terrestres y retrasar el avance de los sublevados, al impedirles avanzar por la costa. Pero este alivio en el frente norte es fatal para la República, ya que los cruceros Canarias y Cervera acuden al Estrecho, y el 29 de septiembre de 1936 hunden uno de los destructores,el Almirante Ferrándiz, de la clase Churruca después de inutilizar una de las calderas con un tiro casi imposible (la tercera salva a 20 km) y hacen huir al otro, el Gravina, que se refugia en Casablanca, dejando libre el paso al Ejército de África.
[editar] La campaña del CantábricoEn septiembre, la República decide enviar al Cantábrico al acorazado Jaime I, dos cruceros, seis destructores y cinco submarinos, dejando en el Estrecho sólo dos destructores y un submarino.
El 24 de septiembre, la Escuadra republicana llega al Cantábrico y paraliza o retrasa las operaciones en tierra de los sublevados. Impide las operaciones en Guipúzcoa y retrasa el avance de las columnas gallegas hacia Oviedo, obligándoles a ir por el interior.
Su superioridad es absoluta, y durante la estancia de la flota republicana en el Cantábrico, no hay actividad en el mismo de la marina rebelde. Pero este triunfo relativo permite, al tener abandonado el bloqueo del Estrecho de Gibraltar, el paso del grueso de las tropas de África a la península.
El 13 de octubre de 1936, el grueso de la escuadra republicana vuelve al Mediterráneo.
Las acciones navales en el bando sublevado el resto del año 1936 se limitan a las protagonizadas por el España, el Velasco, los bous y algunos mercantes armados por el bando sublevado, dedicándose al bloqueo, a minar los puertos republicanos y al bombardeo de costa. La República sólo había dejado en el Cantábrico al destructor José Luis Díez (conocido en Bilbao por «Pepe el del puerto», por lo poco que salía a navegar) y los submarinos C-2 y C-5.
El Gobierno vasco, nacionalistas aliados al bando republicano, crea la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi,[38] al mando de Joaquín Eguía, con algunos bous armados (cuatro bacaladeros con cañones de 101,6 mm), nueve bous en misión de dragaminas y hasta 24 pesqueros pequeños más como dragaminas costeros o de puerto. Estas unidades del Gobierno nacionalista vasco, a diferencia de las unidades aliadas republicanas, demuestran un alto grado de preparación y espíritu combativo, interceptando mercantes alemanes con cargamento para los franquistas y llegando a enfrentarse al Velasco el 15 de noviembre de 1936.
Se cierra el año con la desaparición del submarino C5.
En el año 1937, la misión de la flota rebelde es apoyar las operaciones de tierra encaminadas a terminar con el frente Norte, bloqueando y minando los puertos del Cantábrico para evitar el aprovisionamiento de las fuerzas republicanas y apoyar con fuego naval el avance de las tropas de tierra. Intervinieron con base principal en Ferrol, apoyándose en Pasajes, Bilbao y Santander, a medida que iban siendo conquistadas.
Participaron el España, el Velasco, los minadores de clase Júpiter Vulcano y Júpiter, tres mercantes armados y unas flotillas de bous. Esporádicamente se incorporaron los cruceros Canarias y Almirante Cervera.
La República reforzó sus fuerzas con el destructor Císcar y los submarinos C-6 y C-4. Pero se enfrenta con el problema de falta de mando único. Los nacionalistas vascos no aceptan que sus buques sean mandados por la República. Esto, unido a la baja moral de las dotaciones republicanas, hace que los nacionales tengan prácticamente el dominio del mar.
Las operaciones de bloqueo impuesto se vieron dificultadas por la Marina británica, que tenía en estas aguas al crucero de batalla HMS Hood, los acorazados HMS Royal Oak y HMS Resolution, y varios cruceros y destructores que protegían a los mercantes británicos hasta aguas territoriales españolas, con lo que llegaban con facilidad (sólo quedaban tres millas) a los puertos republicanos víveres y suministros militares. Esto permitió la resistencia republicana al avance nacional, pese al relativo dominio del mar.
El 5 de marzo de 1937, el Canarias llega al Cantábrico y apresa al mercante Galdames, a la altura del cabo Machichaco. Para ello tuvo que enfrentarse a los bous nacionalistas vascos que, pese su inferioridad manifiesta, le hicieron frente con gran valor y arrojo, siendo hundido uno de ellos (el Navarra) y averiados los otros dos.
El 30 de abril, frente a Santander, el acorazado España se hunde tras tocar con una mina propia. La tripulación es rescatada por el Velasco.
Al finalizar la campaña del norte, la República había perdido al destructor Ciscar, hundido por la aviación en el puerto de Gijón, y al submarino C-6. Los submarinos C-4 y C-2 se refugiaron en Francia, desde donde volvieron a manos republicanas a mediados de 1938, y el José Luis Díez se refugió en Inglaterra, después en Francia y en agosto de 1938 intentó pasar al Mediterráneo camuflado como el destructor inglés HMS Grenville (D19), siendo interceptado por el Canarias. Se refugió en Gibraltar, y en diciembre de 1938, al intentar unirse a la flota republicana, fue inutilizado por el minador Vulcano.
[editar] Guerra naval en el Mediterráneo
El crucero Almirante CerveraEn el Mediterráneo, la guerra naval se centró en el bloqueo de los puertos enemigos, la protección de convoyes, el bombardeo de costa y el apoyo a operaciones terrestres.
El 20 de julio de 1936, el Libertad y varios destructores bombardean Ceuta, y el día 22 con el Cervantes, Algeciras y La Línea.
El 5 de agosto, los nacionales hacen pasar un convoy con éxito a través del Estrecho. El día 7 de agosto de 1936, en represalia por el convoy de dos días antens, el Libertad y el Jaime I bombardean Algeciras, donde hundieron al cañonero Dato e inutilizaron al guardacostas Uad Kert y Cádiz.
En agosto de 1936, la Generalidad de Cataluña y el Comité Central de Milicias Antifascistas intentan recuperar Mallorca enviando a un conglomerado de fuerzas de milicias, al mando del capitán de aviación Alberto Bayo, con el apoyo de unidades de submarinos y de la Escuadra republicana basada en Tánger. El intento de toma de Mallorca, mal organizado y peor dirigido, fue un rotundo fracaso, teniendo que retirarse después del fallido intento de desembarco en la isla por la costa este.
El 12 de diciembre de 1936, el Canarias hundió el vapor soviético Konsomol frente a Orán, hundimiento que tuvo repercusión internacional e hizo a los soviéticos más reticentes a utilizar sus mercantes en apoyo de los republicanos.
La flota franquista apoya el avance sobre Málaga, con bombardeos en la costa.
El 7 de septiembre de 1937, el crucero Baleares se encuentra con los cruceros republicanos Libertad, Méndez Núñez y varios destructores escoltando un convoy frente al cabo Cherchel. Entabla combate y, pese a sufrir averías, obliga a los buques de guerra republicanos a retirarse y a los mercantes del convoy a refugiarse en el puerto de Cherchell.
El 23 de abril de 1938, el Libertad, Jaime I, Méndez Núñez y algunos destructores republicanos bombardearon Málaga. El 25 de abril de 1937, el Canarias y el Baleares acosan a la escuadra republicana cuando entra en Cartagena tras bombardear Málaga. Tras un corto intercambio de disparos, los cruceros nacionales se alejan para evitar a las baterías de costa (380 mm).
El 6 de marzo de 1938 es torpedeado y hundido el crucero Baleares, tras un encuentro nocturno de las dos escuadras en la Batalla de Cabo Palos. Las escuadras se separan y los destructores ingleses HMS Boreas y HMS Kempenfelt acuden a ayudar al salvamento de los náufragos. Rescatan a 435 hombres y desaparecen 786. Durante el salvamento, aviones republicanos bombardean a los destructores ingleses, causándoles bajas (un muerto y cuatro heridos en el Boreas).
En enero de 1938, el Canarias bombardea Barcelona, y en febrero los cruceros nacionales bombardean diversos puertos de la costa republicana y escoltan varios convoyes.
El 7 de marzo de 1939, se produce el hundimiento por parte de las defensas costeras de Cartagena, del buque mercante, utilizado como transporte de tropas Castillo de Olite, convirtiéndose en el hundimiento de un solo buque con más víctimas mortales de la historia de España: 1476 fallecidos.
[editar] Participación extranjera en la guerra naval
El submarino republicano C-3.Hasta febrero del 38, la marina franquista tuvo un fuerte apoyo de la Armada Italiana, que participa con cruceros auxiliares y submarinos en el bloqueo de los envíos de armamento ruso. El escándalo producido al hundir por error un submarino italiano a un destructor británico, hace que los italianos dejen de participar directamente, cediendo cuatro «submarinos legionarios» y vendiendo cuatro destructores y dos submarinos a Franco.
Los alemanes enviaron dos submarinos al Mediterráneo en la conocida como Operación Úrsula, hundiendo el U-34 al submarino republicano C3 frente a Málaga.
También aportaron cruceros, pero estos no intervinieron, salvo en el bombardeo de Almería por el Admiral Scheer el 31 de mayo de 1937, efectuado en represalia por el ataque aéreo que había sufrido el 28 de mayo de 1937 el acorazado de bolsillo Deutschland en Ibiza. Este ataque fue efectuado probablemente por tripulaciones rusas, sin conocimiento por parte del mando republicano. Pero el escándalo internacional que provocó hizo que la República dijese que era un error y que se trataba de aviones republicanos que creían atacar al Canarias. El bombardeo de Almería, que se había producido abiertamente (exhibiendo el pabellón alemán), llegó a ser considerado como motivo para que la República declarara la guerra a Alemania (posición defendida por el coronel Rojo e Indalecio Prieto, en búsqueda de la generalización del conflicto a toda Europa), pero finalmente se impuso la postura contraria de Negrín y Azaña.[39]
La aportación de la URSS fue mínima. Aportaron unos pocos mandos y especialistas a los submarinos y a algún buque de superficie.
Francia y Gran Bretaña participaron con varias unidades para evitar el apresamiento de buques propios por la flota nacional, siendo la participación francesa prácticamente testimonial.
[editar] La guerra aérea
Soldados alemanes rearmando un Heinkel He 111 E.Durante la guerra civil española se utiliza masivamente la aviación de combate, de forma que algunas de sus acciones llegan a ser hitos en la historia de la aviación militar.
Se efectúa el primer puente aéreo de la historia.
En el caso del bloqueo del Estrecho, la superioridad aérea local de los sublevados compensó su inferioridad naval.
En la utilización de la aviación de caza, hay un cambio importante, primando sobre las capacidades maniobreras de aviones y pilotos, el techo y la velocidad. Esto significa el fin de los biplanos como aviones de caza.
Por parte de ambos bandos se bombardean poblaciones indefensas, partiendo de bases aéreas o improvisados campos de vuelo (como el aeródromo de Cáceres o el aeródromo de Los Llanos). Los primeros fueron los aviones de la República, al bombardear la mezquita de Tetuán el mismo 18 de julio. Pero estos ataques fueron muy poco efectivos. El más famoso fue el de Guernica, y los que produjeron más daños y bajas fueron probablemente los de Madrid y Barcelona. Otras ciudades bombardeadas fueron Alicante, Bilbao, Cáceres, Cartagena, Córdoba, Gijón, Granollers, Málaga, Santander, Sevilla, Valencia y Valladolid.
Ambos bandos efectuaron ataques aéreos a unidades navales, en puerto y en la mar.
Casi todas las operaciones terrestres fueron previamente preparadas por bombardeos aéreos y ametrallamientos de las unidades enemigas.
Se demostró la importancia de la aviación de caza para el dominio del aire. Una aviación de caza eficaz evitaba los bombardeos enemigos. Se empezó a utilizar la caza nocturna.
Aunque anecdótico, se emplearon aviones de bombardeo en picado para lanzar víveres y mensajes de ánimo a posiciones sitiadas, como el Alcázar de Toledo o el Santuario de Santa María de la Cabeza.
Y otra anécdota fueron los bombardeos ideológicos, mediante octavillas y soflamas a las ciudades que estaban en la retaguardia, como el bombardeo del pan sobre Alicante.
[editar] Los medios aéreos en el Estrecho de GibraltarEl 19 de julio, una vez que las tropas de Queipo de Llano dominan el aeropuerto de Tablada, Kindelán organiza con tres aviones Fokker V.VII el primer puente aéreo de la historia[cita requerida], llevando a pequeños grupos de legionarios (10 a 15 por vuelo) de Tetuán a Tablada. Este puente aéreo se prolonga, ya con más medios, al haberse recibido aviones de transporte italianos y alemanes, hasta finales de septiembre. Efectuó un total de 677 vuelos y transportó 12.000 hombres con su material.
El 29 de julio llegan a Marruecos los primeros aviones alemanes e italianos. El envío inicial es de 12 Savoia 81 italianos, de los que llegan 9, ya que tres se pierden en el viaje desde Italia, 20 Junkers 52 (transporte y bombardeo) y 6 Heinkel 51 (cazas) por parte alemana. Hitler manifiesta que presta esta ayuda a Franco, no a los sublevados.
El 5 de agosto, cinco bombarderos Savoia 81 consiguen alejar del Estrecho a la escuadra republicana, permitiendo el paso de un convoy con unos 1.000 hombres y sus pertrechos.
Participan en la campaña aérea para impedir el bloqueo del Estrecho por la Flota Republicana 8 Savoia 81 y 9 Junkers.
Las operaciones aéreas en el Estrecho se pueden considerar terminadas en octubre de 1936, cuando la flota de Franco consigue el dominio del Estrecho.
[editar] La campaña de ExtremaduraCon los aviones que la República compró a Francia, André Malraux forma la Escuadrilla España y pasa a actuar en Extremadura. Al principio obtiene éxitos relativos, retrasando a las tropas nacionalistas en su avance para unir las dos zonas sublevadas. A mediados de agosto de 1936, al recibirse en el bando sublevado los cazas italianos Fiat, estos empiezan a apoyar el avance en Extremadura, proporcionando a las tropas sublevadas el dominio del aire e impidiendo la actuación de la aviación republicana.
[editar] La guerra aérea en la batalla de MadridEl 23 y 25 de agosto de 1936, los nacionalistas bombardean los aeropuertos de Getafe y Cuatro Vientos, y a partir del 27, empiezan a bombardear Madrid. Este es el primer bombardeo de este tipo, en el que se fuerza a la población civil a vivir pendiente de las alarmas aéreas, no encender luces de noche, etc., situación que después sufrirían muchas ciudades europeas en la Segunda Guerra Mundial.[cita requerida]
Aviones republicanos bombardean el Alcázar de Toledo, y un avión Junker alemán lanza sobre el Alcázar alimentos y dos cartas de ánimo, una de Mola y otra de Franco.
En octubre de 1936 llegan a Cartagena los primeros aviones rusos y dan un vuelco a la situación. Los Chatos y los Moscas proporcionan a la República la superioridad aérea y hacen que Franco se replantee sus planes del asalto definitivo a la capital.
Del 23 al 30 de octubre, aumenta el ritmo de los bombardeos por Junkers Ju 52. El 4 de noviembre empiezan a actuar los Chatos y dispersan a los Fiat que escoltaban a los Ju 52 que iban a bombardear Madrid. En los primeros días derriban seis aviones.
El 13 de noviembre se enfrentan 14 Fiat CR.42 contra 13 Chatos sobre el cielo de Madrid. Combaten sobre el paseo de Rosales y, pese a su mayor velocidad, los aviones rusos no consiguen eliminar del cielo a los aviones rebeldes.
Los aviones de la Legión Cóndor, en su primera intervención, apoyan el avance de Varela y Asensio, consiguiendo así Asensio pasar el Manzanares y ocupar parte de la Ciudad Universitaria.
El 20 de noviembre de 1936 se da por terminada la primera ofensiva sobre Madrid, aunque continúan los bombardeos aéreos y artilleros sobre la capital.
En febrero de 1937, en la batalla del Jarama, los Chatos rusos impiden los ataques de los Ju52 alemanes. La República tiene el dominio del aire. Pero el 18 de febrero, tras un combate aéreo dirigido por Joaquín García-Morato al frente de la Patrulla Azul, los nacionales recuperan el dominio del aire. En un combate entre Fiat y Chatos, pese a su menor velocidad, los Fiat derriban a ocho Chatos. A partir de este momento, los rusos, por precaución, deciden no enviar más Chatos a la batalla del Jarama.
El 8 de marzo, en la batalla de Guadalajara, los aeropuertos de fortuna de los nacionales están embarrados debido a las fuertes lluvias y no permiten que despegue la aviación. Los republicanos tienen el dominio del aire y hostigan a las fuerzas italianas, empleando los aviones incluso para la guerra psicológica, bombardeando a las tropas con pasquines que les invitan a desertar. El día 12, la aviación apoya el avance de las tropas republicanas.
[editar] La campaña del NorteEn agosto de 1936, Junkers alemanes bombardean Irún y San Sebastián.
El 27 de diciembre de 1936 18 aviones rebeldes bombardean el Barrio Obrero de Santander y otros puntos de la ciudad, produciendo unos 70 muertos y 50 heridos entre población civil inocente. La réplica no se hizo esperar y ese mismo día eran asesinados 156 presos del barco-prisión «Alfonso Pérez», surto en la dársena de Maliaño. Ya con anterioridad la ciudad había sido bombardeada.
El 4 de enero de 1937, Ju52 de la Legión Cóndor bombardean Bilbao. Dos son derribados, y uno de los pilotos, linchado. Se produce una revuelta popular que asalta las cárceles, asesinando a más de 200 prisioneros políticos. La revuelta, apoyada por un batallón de milicias de UGT, es reprimida por la fuerza de las armas de los gudaris, que consiguen así salvar la vida de parte de los prisioneros políticos.
El 22 de marzo de 1937, los nacionales concentran su aviación en el frente norte. Se reúnen en Vitoria 80 aviones alemanes y 70 italianos.
El 31 de marzo, los alemanes bombardean Durango, causando 127 muertos (según Hugh Thomas 258, o 500 según otras fuentes). Este es, en el frente norte, el primer bombardeo aéreo a una ciudad indefensa.
Hasta el 4 de abril, de 40 a 50 aviones bombardean diariamente Ochandiano.
El 20 de abril empieza el avance de los nacionales en Vizcaya, precedido por bombardeo aéreo y artillero.
El 26 de abril, la Legión Cóndor bombardea Guernica. El resultado es de unos 1.000 muertos (150 a 1.600 según fuentes), el 70% de las casas destruidas y el 20% dañadas. Se estima que se lanzaron unos 50.000 kg de bombas desde 43 aviones. Los cazas Messerschmitt-109, en vuelo rasante, ametrallaron a los que huían del pueblo.
El 30 de abril la aviación republicana ataca al acorazado España y al destructor Velasco tratando de dificultar el rescate por parte del destructor rebelde de la marinería del acorazado, que se iba a pique frente a las costas de Santander.
En mayo la Legión Cóndor bombardea los bosques con bombas incendiarias, para obligar a retirarse a los republicanos.
A partir del 22 de mayo, la República envía a los aeropuertos vascos, atravesando el territorio en poder de Franco, unos 50 Moscas, Chatos y Katiuskas, de los que se pierden 5.
El 11 y 12 de junio se producen bombardeos masivos sobre el Cinturón de Hierro de Bilbao, previos al ataque artillero y al avance de las tropas.
El 14 de junio la caza efectúa ataques rasantes sobre la carretera de Bilbao a Santander, atacando al personal nacionalista y republicano que huye de Bilbao.
El 6 de agosto la aviación republicana pierde 12 cazas en una batalla aérea sobre Torrelavega (Cantabria).
La Legión Cóndor deja el frente norte para apoyar a las tropas en Brunete.
Continúa el avance de los nacionales por Santander hacia Asturias, con el apoyo de unos 250 aviones, pese a la ausencia de la Legión Cóndor.
Ya en Asturias, reincorporados los alemanes, estos estrenan tácticas de bombardeo masivo sobre las tropas asturianas (Asturias se había proclamado independiente el 28 de agosto). No hay indicios de aviación asturiana.
El 21 de octubre, aviones franquistas hunden al destructor Ciscar en el puerto de Gijón.
[editar] Batalla de BruneteEl 18 de julio de 1937, la Legión Cóndor derriba 21 aparatos republicanos, volviendo a dar a los nacionales el dominio del aire.
Ente el 19 y el 22 de julio, la República pierde unos 100 aviones, y los nacionales 23.
[editar] La guerra aérea en AndalucíaEn agosto de 1936, Savoia italianos hostigan a las tropas republicanas que pretenden recuperar Córdoba.
El 29 de octubre de 1936, una escuadrilla de Katiuska rusos bombardea Sevilla.
El 8 de febrero de 1937, aviones nacionales atacan a las tropas que se retiran de Málaga. En su última actuación, la escuadrilla de Malraux protege esa retirada.
El 1 de abril de 1937, fue bombardeada la ciudad de Jaén por parte de la Legión Cóndor, acción considerada el Guernica andaluz.
A primeros de abril de 1937 cae en manos republicanas el Santuario de la Virgen de la Cabeza, en la provincia de Jaén. Durante su asedio fue aprovisionado por aire, habiendo recibido unas 70 toneladas de alimentos desde Córdoba y unas 80 desde Sevilla. Los nacionales empleaban para el aprovisionamiento técnicas de bombardeo en picado y, para el material delicado (como medicinas), la «técnica del pavo», que consistía en lanzar en la vertical del santuario un pavo vivo al que se le ataba el material delicado.
El 7 de noviembre de 1938 es bombardeada la ciudad de Cabra acción considerada el Guernica republicano.
[editar] La guerra aérea en el MediterráneoEl 5 de noviembre de 1936 es bombardeada por primera vez Alicante y volvería a serlo el día 28 durante 8 horas.
El 25 de noviembre de 1936, aviones alemanes de la Legión Cóndor efectúan un bombardeo nocturno sobre Cartagena.
En enero de 1938 y como represalia a varios ataques republicanos, nueve Savoia 79 de la Aviación Legionaria italiana basados en Palma de Mallorca bombardean Barcelona, en un ataque masivo de unos pocos minutos de duración, que produce 150 muertos y 500 heridos, todos civiles.
Desde el 16 hasta el 18 de marzo de 1938, durante la ofensiva sobre Cataluña y Levante, Heinkel «Zapatones» bombardean a baja altura y baja velocidad el casco urbano de Barcelona en diecisiete misiones separadas unas tres horas, dejando caer las bombas deliberadamente espaciadas. La población civil empieza a huir de Barcelona. Según Hugh Thomas, hubo unos 1.300 muertos y 2.000 heridos. Desde el primer día, García Lacalle, jefe de la caza, solicita el envío de I-16, y cuando consiguió que le enviasen tan sólo cuatro «Chatos», los bombardeos cesaron.
En mayo de 1938 se reanudan los bombardeos sobre Barcelona y su provincia, Valencia y Alicante. Especialmente duros fueron los bombardeos de Alicante y Granollers. En Alicante, el 25 de mayo, a las 11:05, 9 aviones dejaron caer 90 bombas sobre el Mercado Central, matando a 313 personas en lo que fue calificado como «Ataque deliberado a una zona civil». En Granollers fue el 31 de mayo cuando, a las 9:05 y sin alarma previa, 5 Savoia-S 79 italianos lanzan en un minuto 30 bombas explosivas y al menos 10 incendiarias en el centro de la ciudad. Hubo un mínimo de 224 muertos, unos 200 en el acto, casi todos mujeres y niños.[40]
El 6 de octubre de 1938 se produjo en Alicante el «bombardeo del pan», mediante el cual se arrojaron panecillos blancos envueltos en la famosa soflama «Ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan. Franco».
[editar] Bombardeos sobre poblacionesEl 18 de julio de 1936, los republicanos bombardean el barrio moro y la Mezquita de Tetuán, provocando una manifestación de marroquíes contra los españoles, que se disuelve al presentarse el Gran Visir y explicarles que los culpables no habían sido los sublevados, sino sus enemigos. Franco concedió al Gran Visir la Cruz Laureada de San Fernando por esta intervención.
El 23 de agosto de 1936 despega del aeródromo del Prat de Llobregat un Fokker, y después de dar varias pasadas, lanza cuatro bombas en las proximidades de la Basílica del Pilar de Zaragoza. Dos impactan en el templo, pero ninguna hace explosión. Los zaragozanos se lo atribuyen a un milagro de la Virgen del Pilar, si bien parece que fueron saboteadas por personal de tierra afecto a los rebeldes, o lanzadas por debajo de la altura mínima de armado de las espoletas.
El 8 de febrero de 1937 se produce la Masacre de la carretera Málaga-Almería, donde una columna de civiles que huían de Málaga tras haber sido ocupada por las tropas franquistas e italianas fue masacrada por aire y por mar. La aviación alemana y franquista mató entre 3 mil y 5 mil civiles de las decenas de miles que huían.
El 26 de abril de 1937 se produce por parte de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana el intenso bombardeo de la ciudad vasca de Guernica. Aunque prioritariamente se iba a llevar a cabo para cortar el suministro y la retirada de las tropas del Frente Popular, finalmente se llevó a cabo íntegramente sobre objetivos civiles —de hecho, el puente de salida de la ciudad quedó intacto— resultando entre 120 y 300 muertos (aunque estudios más recientes y exhaustivos cifran en 126 las víctimas), y causando la destrucción prácticamente total de la ciudad.
A finales de enero de 1938, aviones republicanos bombardean Sevilla y Valladolid.
El 7 de noviembre de 1938, tres aviones de la aviación republicana llevaron a cabo el Bombardeo de Cabra, localidad de la provincia de Córdoba, en la zona nacional, muy distante de las líneas del frente, en la que produjeron una mortandad de 108 personas y unos 200 heridos heridos.
[editar] Campaña en los frentes[editar] Guerra en el País VascoArtículo principal: Guerra Civil Española en el País Vasco
[editar] Guerra en CantabriaArtículos principales: Guerra Civil Española en Cantabria y Batalla de Santander
[editar] Guerra en Castilla y LeónArtículo principal: Guerra Civil Española en Castilla y León
[editar] Guerra en CórdobaArtículo principal: Guerra Civil Española en la provincia de Córdoba
[editar] Guerra en AragónArtículos principales: Batalla de Teruel y Ofensiva de Aragón
[editar] Participación extranjera
Soldados de las Brigadas Internacionales.Las principales potencias democráticas de Europa, Francia (salvo un período inicial en el que vendió aviones y proporcionó pilotos a la República) y Gran Bretaña se mantuvieron oficialmente neutrales, pero dicha neutralidad era engañosa, ya que impusieron un embargo de armas y un bloqueo naval (poco efectivo, puesto que los dos bandos recibieron armamento y municiones por vía marítima) a España, además de intentar desalentar a la participación anti-fascista de sus ciudadanos en apoyo de la causa republicana. Pero pese a estos intentos, muchos franceses e ingleses (Malraux, Orwell, etc.) participaron individualmente como voluntarios en la lucha. Dos temores alimentaban esta política: el triunfo de la revolución en España y una confrontación total en el ámbito europeo.
La neutralidad de las democracias occidentales tuvo su justificación oficial a través de su participación en el denominado Comité de No Intervención, del cual formaban parte, además de Francia e Inglaterra, Italia, Alemania, la URSS y otros países menores. Si la misión del comité era impedir el suministro de armas a cualquiera de los dos bandos enfrentados, es fácil suponer, viendo su composición, que su gestión necesariamente habría de ser un completo fracaso, como así ocurrió.
A pesar de todo, el hecho cierto es que mientras los nacionales recibieron armamento, equipo y efectivos de las potencias fascistas, la República solo recibió ayuda importante desde la lejana URSS y, en menor medida, de México. Las principales democracias occidentales (Gran Bretaña, Francia o los Estados Unidos), no le prestaron ayuda, temerosas de su carácter revolucionario y de un enfrentamiento abierto con Alemania e Italia.
Las potencias democráticas, concentradas en su política de apaciguamiento de los regímenes fascistas, no miraban con buenos ojos la oposición frontal de las izquierdas revolucionarias, en las que veían una cierta amenaza de que se extendiera el mal ejemplo soviético. Por ello, la República era vista por esos países como un régimen inclinado a un comunismo al que no tenían gran simpatía.
[editar] Alemania
Voluntarios alemanes de la Legión Cóndor.Ayudó a Franco enviando a España la Legión Cóndor, y miles de técnicos y asesores militares.
Aprovechó la guerra para probar sus nuevos modelos de armas y tácticas. Se probaron los cazas Messerschmitt Bf 109 Junkers Ju 87 A/B y los bombarderos Junkers Ju 52 y Heinkel He 111.
Estrenó en España sus tácticas de bombardeo sobre ciudades. Aunque no fue el único, el más famoso fue el bombardeo de Guernica representado por Picasso en su cuadro Guernica, expuesto en el pabellón español de la Exposición Universal de París de 1937.
La Legión hizo su último desfile oficial en España el 22 de mayo de 1939, cuatro días después 5.136 oficiales y soldados alemanes salieron por barco para Alemania, llevándose con ellos unas 700 toneladas de equipo y la mayor parte de los aviones que quedaban. Desde su llegada a España en julio de 1936 habían reivindicado la destrucción de 386 aviones enemigos (313 de ellos en combate aéreo), con la pérdida de 232 de los suyos (de los cuales sólo 72 fueron destruidos por la acción enemiga). Además, los aviones de la Legión Cóndor habían lanzado unas 21.000 toneladas de bombas, contribuyendo en no escasa medida a la victoria final de los nacionales. 226 miembros de la Legión perdieron la vida en España.
[editar] ItaliaEnvió a España al Corpo Truppe Volontarie y la Aviación Legionaria.
Ayudó al bloqueo del armamento enviado desde la URSS a España con acciones puntuales de su propia Armada.
Aportó cuatro «submarinos legionarios» a la flota de Franco y le vendió cuatro destructores y dos submarinos. La ayuda italiana fue, en palabras de R. Serrano Suñer, la ayuda más «grande, delicada y desinteresada», pues es de mencionar que Italia tenía en España tres divisiones completas y que, mientras Alemania cobraba inmediatamente la ayuda material, Italia ofrecía la ayuda prácticamente gratuita. Además, Italia colaboró con cerca de 300 aviones a la causa rebelde.[41]
[editar] URSS
El carguero soviético Kursk desembarcando material militar para la República en el puerto de Alicante.Artículo principal: El oro de Moscú
Artículo principal: Anexo:Consejeros soviéticos en la Guerra Civil Española
Probaron tácticas y comportamiento en combate de los I-15 («Moscas») e I-16 («Chatos»), así como tácticas de carros y bombardeos a objetivos navales.[42] Aportaron asesores militares, e incluso oficiales de marina para mandar algunos submarinos republicanos.[43] [44] [45] El 29 de octubre de 1936, 15 tanques rusos T-26 tripulados por soviéticos y mandados por Paul Arman (a Greiser), atacan a la caballería franquista ensayando las tácticas de Blitzkrieg alemana tan admiradas en la URSS.[46] En 1937 había 125 carros de combate rusos al mando del general ruso Pavel Rotmistrov (Rudolf).[47]
La mayoría de los Chatos y todos los Moscas estaban pilotados por pilotos soviéticos.[47]
En 1937, dos aviones pilotados por soviéticos bombardean al acorazado alemán Deustchland en aguas de Ibiza, matando a 22 marineros e hiriendo a 75, de los que más tarde morirían 9.[48]
La Unión Soviética vendió a la República una cantidad indeterminada de armas, vehículos y material. Algunos autores hablan de 680 aviones, 331 carros de combate, 1.699 piezas de artillería, 60 coches blindados, 450.000 fusiles Mosin Nagant, 20.486 ametralladoras y fusiles ametralladores DPM y 30.000 toneladas de munición.[49] La República presuntamente pagó estos y otro envíos con las reservas de oro del Banco de España. Hay que tener en cuenta que, entonces, España poseía la cuarta reserva de oro más grande del mundo, con un valor aproximado de 783 millones de dólares, de los que se pagaron a la URSS unos 500 millones de dólares.[50] Algunos han condenado a la URSS de abusar de la precaria situación republicana para venderles armas a precios excesivos, llegando algunos (Gerald Howson) a hablar de una verdadera estafa. Los soviéticos también enviaron muchos asesores militares, los cuales participaron activamente, incluso en los combates.[51] Tanto el bando sublevado como los propios republicanos criticaron la salida de reservas de oro, realizada en secreto, sosteniendo que había sido un expolio, y se acuñó la expresión «Oro de Moscú», alegando que era una especie de cuenta del Gobierno republicano, depositada en Moscú y no un pago por el material bélico adquirido.
[editar] COMINTERNEl Comintern organizó y dirigió a través del NKVD una tropa de voluntarios para que fueran a luchar en favor de la República, las popularmente conocidas como Brigadas Internacionales. Los voluntarios americanos formaron el Batallón Lincoln y los canadienses el Batallón Mackenzie-Papineau (los Mac-Paps). También hubo un pequeño grupo de pilotos estadounidenses que formaron el Escuadrón Yankee, liderado por Bert Acosta. Hubo brigadistas famosos, escritores y poetas como Ralph Fox, Ernest Hemingway, Charles Donnelly, John Cornford y Christopher Caudwell que describirían sus experiencias en el frente. Lucharon alrededor de 40.000 brigadistas y otros 20.000 sirvieron en unidades médicas o auxiliares. El 23 de septiembre de 1938 se ordenó su retirada total, con el fin de modificar la posición de no-intervención mantenida por el Reino Unido y Francia.
[editar] Otros paísesAyudaron a los sublevados la brigada irlandesa del general Eoin O”Duffy y Portugal, con tropas de voluntarios, denominadas Os Viriatos y permitiendo el paso de suministros alemanes por sus puertos.
México apoyó la causa republicana de forma militar, diplomática y moral: proveyendo a las fuerzas leales de 20.000 rifles, municiones (se habla de un aproximado de 28 millones de cartuchos), 8 baterías, algunos aviones y comida así como creando asilos para cerca de 25.000 españoles republicanos, dando protección, techo, alimentación y comida a miles de intelectuales, familias y niños que llegaron al puerto de Veracruz.
Francia facilitó a la República al principio de la guerra aviones y pilotos, por los que cobró unos 150 millones de dólares.
EE. UU. vendió aviones a la República y gasolina a Franco.[52]
La mayoría de las embajadas y legaciones extranjeras de Madrid y algunos consulados de capitales de provincia ejercieron una importante labor humanitaria dando asilo político a miles de españoles de ambos bandos que se encontraban en peligro de muerte.[53]
Argentina cooperó en la evacuación de asilados hacia Francia con dos buques de la Armada Argentina, el ARA 25 de mayo y el ARA Tucumán.
[editar] La represión en retaguardiaDurante los primeros días, unas 50.000 personas que quedaron atrapadas en el bando contrario fueron ejecutadas mediante los llamados paseos. Estos eran realizados por grupos armados que iban a buscar a la gente a sus casas o las cárceles donde se hallaban presos y bajo el eufemismo de vamos a dar un paseo los llevaban a cualquier carretera o a las tapias del cementerio y los ejecutaban.
Posiblemente el más divulgado, por la personalidad del ejecutado, de tales ajusticiamientos, entre los llevados a cabo por el bando nacionalista, sea el del poeta y dramaturgo Federico García Lorca en el barranco de Víznar en Granada. También adquirió gran relevancia la masacre de Badajoz, perpetrada por las tropas sublevadas tras la toma de la ciudad.
Por parte del bando republicano la mayor serie de asesinatos masivos fueron las Matanzas de Paracuellos entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre de 1936, sacas de los presos de las cárceles de Madrid (entre los que se encontraba el dramaturgo Pedro Muñoz Seca junto otras personas, intelectuales, religiosos, políticos y militares) y asesinados, la mayoría, en la localidad de Paracuellos.
En el contexto de la guerra fueron muchos los que se aprovecharon para realizar tan macabros actos, a veces por venganza sin relación con la propia contienda, y cuando una zona caía en manos de uno u otro bando, no tardaban en llegar los paseos. Especialmente cruel para la población fue el caso de las localidades que fueron intermitentemente ocupadas por ambos bandos, con las consiguientes y repetidas ejecuciones y venganzas.
En la zona bajo control de la República, los enfrentamientos entre milicias y facciones opuestas también sirvieron de coartada a episodios de represión sangrientos, como en el caso de los levantamientos populares de Barcelona en mayo de 1937 explicados, basados en su experiencia de primera mano por George Orwell en su Homenaje a Cataluña.
El militar Ramón Salas Larrazábal estudió las cifras de víctimas que pudieron morir en estas retaguardias. Consideró, según sus estudios que todas las víctimas fueron inscritas en los Registros Civiles, haciendo un cálculo aproximado de las muertes de la Guerra. En el Anexo:Mortalidad en la Guerra Civil Española, por inscripción en juzgados, se puede ver un resumen de sus conclusiones. Sin embargo en estudios posteriores, y por ejemplo, en Navarra que el consideraba lugar testigo, se ha podido comprobar que las víctimas de la represión eran muy superiores a las cifras que él había calculado.
[editar] Consecuencias
Desfile del ejército sublevado en 1937 en la localidad extremeña de Guareña.El número de muertos en la Guerra Civil española sólo puede ser estimado de manera aproximada. El bando sublevado estableció una cifra de 500.000, incluyendo además de los muertos en combate, a las víctimas de bombardeos, ejecuciones y asesinatos. Estimaciones recientes arrojan esa misma cifra de 500.000 muertos o algo menos, sin incluir a quienes murieron de malnutrición, hambre y enfermedades engendradas por la guerra. La cifra de 1.000.000, a veces citada, procede de una novela de Gironella, que la justifica entre los 500.000 reconocidos y otros tantos cuya vida resultó irremediablemente destrozada. El exilio forzoso de muchos represaliados antes, durante y después de la guerra es difícil de cuantificar. Según su situación geográfica y sus preferencias políticas se optó entre salir por mar, cruzando el océano para pasar a países sudamericanos en su mayoría o el mar los más pudientes para ir a Inglaterra o Francia. O por tierra cruzando los Pirineos al lado galo, país que muchos eligieron por su cercanía con España y su creencia de buena acogida, demostrándose su error con hechos como los campos de concentración de Bram.
Las repercusiones políticas y emocionales de la guerra trascendieron de lo que es un conflicto nacional, ya que, por muchos otros países, la Guerra Civil española fue vista como parte de un conflicto internacional que se libraba entre la religión y el ateísmo, la revolución y el fascismo. Para la URSS, Alemania e Italia, España fue terreno de prueba de nuevos métodos de guerra aérea y de carros de combate. Para Gran Bretaña y Francia, el conflicto representó una nueva amenaza al equilibrio internacional que trataban dificultosamente de preservar, el cual se derrumbó en 1939 (pocos meses después del fin de la guerra española) con la Segunda Guerra Mundial. El pacto de Alemania con la Unión Soviética supuso el fin del interés de ésta en mantener su presión revolucionaria en el sur de Europa.
En cuanto a la política exterior, la GCE supuso el aislamiento de España y la retirada de embajadores de casi todo el mundo. Sólo unos pocos países mantuvieron relaciones diplomáticas con España desde el final de la II Guerra Mundial hasta el inicio de la Guerra Fría. A partir de los años 50, las relaciones internacionales españolas, con el apoyo de EE.UU, pasan a ser casi normales, salvo con los países del Bloque Soviético.
Dirección General de Regiones DevastadasDurante la Guerra Civil Española de 1936 a 1939, muchos pueblos y ciudades resultaron total o parcialmente destruidos. Una vez finalizada la guerra, se constituyó la Dirección General de Regiones Devastadas que asumió la función de reconstruirlos.
Entre muchas poblaciones devastadas, se encontraron las siguientes:
Asturias: La Foz, Oviedo, Pendones, Tarna, Villamanín.
Vizcaya: Guernica, Durango y en menor medida Barakaldo.
Cantabria: Las Rozas de Valdearroyo.
Castellón: Benafer, Xilxes.
Extremadura: Mérida.
Guadalajara: Gajanejos, Hita, Masegoso de Tajuña.
Guipúzcoa: Éibar.
Huesca: Banariés, Banastás, Huerrios, Igriés, Lascascas.
Madrid: Brunete, La Hiruela, Prádena del Rincón, Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo.
Teruel: Híjar.
Zaragoza: Belchite.
Banderas de la guerra[editar] Bando republicano[editar] Bandera oficial de la RepúblicaAl suprimirse todos los regimientos del Ejército, se dejó temporalmente de utilizar, siendo sustituida por las de las diferentes milicias, que adoptaron banderas rojas o rojinegras, en muchos casos con emblemas partidistas, como la hoz y el martillo, un puño cerrado, o el escudo de algún sindicato.
A primeros de octubre de 1936 se crea el Ejército Popular Republicano, disponiéndose que se vuelva a usar la tricolor.[54]
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto global en el que se enfrentaron las Potencias Aliadas y las Potencias del Eje, entre 1939 y 1945. Fuerzas armadas de más de setenta países participaron en combates aéreos, navales y terrestres. Por efecto de la guerra murió alrededor del 2% de la población mundial de la época (unos 60 millones de personas), en su mayor parte civiles. Como conflicto mundial comenzó el 1 de septiembre de 1939 (si bien algunos historiadores argumentan que en su frente asiático se declaró el 7 de julio de 1937) para acabar oficialmente el 2 de septiembre de 1945.
BiografíaAntonio Machado nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla. Fue el segundo de cinco hermanos de una familia liberal; el mayor de ellos, Manuel, trabajó junto a Antonio en varias obras. Su padre, Antonio Machado Álvarez «Demófilo», amigo de Joaquín Costa y de Francisco Giner de los Ríos, publicó numerosos estudios sobre el folclore andaluz y gallego. Su abuelo, Antonio Machado Núñez, era médico y profesor de Ciencias Naturales.
En 1883, su abuelo fue nombrado profesor de la Universidad Central de Madrid y toda la familia se traslada con él a dicha ciudad. Antonio Machado completa entonces su formación en la célebre Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos.
En 1889 empieza sus estudios de bachillerato, primero en el instituto San Isidro y después en Cardenal Cisneros. Es en esa época cuando se aficiona al teatro junto a su hermano, y comienza a asistir a tertulias. Machado interrumpe varias veces sus estudios, afectado por los problemas económicos de su familia tras la muerte de su padre por tuberculosis en 1893 y su abuelo, tres años más tarde. El influjo familiar y su centro de estudios marcaron su camino intelectual. Por aquella época, conoce a Valle-Inclán en una tertulia. Trabaja en la parte de los verbos, en el Diccionario de ideas afines.
En 1899, Antonio Machado viaja a París, donde vive su hermano el poeta Manuel, con quien en lo sucesivo emprenderá una carrera conjunta de autores dramáticos, y trabaja de traductor para la Editorial Garnier. Allí entrará en contacto con, por ejemplo, Oscar Wilde y Pío Baroja y asiste a las clases del filósofo Henri Bergson, que le impresionan profundamente. Vuelve a España y trabaja de actor mientras alcanza el título de bachiller.
En 1902 vuelve a París y conoce a Rubén Darío. De vuelta a Madrid entabla amistad con Juan Ramón Jiménez y publica Soledades (1903).
En 1907 publica Soledades, Galerías y Otros poemas, una versión ampliada de Soledades, y gana las oposiciones al puesto de catedrático de francés. Elige la vacante del instituto de Soria, donde entabla amistad con Vicente García de Diego que era catedrático de latín y griego del mismo instituto. Conoce a Leonor Izquierdo, que trabajaba en casa de Vicente García de Diego, con la que se casará dos años después; teniendo ella 15 y él 34 años.
En 1911 viajará a París al conseguir una beca para ampliar sus estudios.
Palacio de las Dueñas, en una de cuyas viviendas nació, en 1875, Antonio Machado.
Placa conmemorativa en su casa natal.Leonor cae enferma de tuberculosis y muere en 1912, lo que sume a Machado en una gran depresión y éste solicita su traslado a Baeza (Jaén), donde vivirá con su madre dedicado a la enseñanza y al estudio. Durante siete años, hasta 1919, el poeta enseña Gramática Francesa en el Instituto de Bachillerato instalado en la Antigua Universidad baezana.
En 1912 publica Campos de Castilla, obra en la que el autor se separa de los rasgos modernistas que presentaba su obra Soledades y del intimismo hacia el que había evolucionado en Soledades, galerías y otros poemas, acercándose a las inquietudes patrióticas de los autores de la Generación del 98; en efecto, ha mantenido una amplia correspondencia epistolar con Miguel de Unamuno y algunas de sus ideas se reflejan en este libro. En Baeza, en 1917, conoce a Federico García Lorca, con el que entabló gran amistad.
En 1919 se traslada a Segovia, donde encontrará un ambiente cultural más acorde con sus gustos y comenzará a participar en las actividades de la reciente Universidad Popular, que tiene como objetivo la extensión de la cultura a los sectores sociales tradicionalmente más apartados de ella. Así, fue profesor de francés en el Instituto de Segovia,[1] donde conoció a Mariano Quintanilla. Continuará hasta 1932.
En 1932 se le concede un puesto de profesor en el Instituto Calderón de la Barca, de Madrid.
Escribe textos en prosa que luego serán recogidos en los dos apócrifos Juan de Mairena y Abel Martín. Por entonces corteja a una dama casada, Pilar Valderrama, que en los versos de Nuevas canciones (1924), su último libro de poesía, progresivamente ampliado, como los otros, aparece bajo el nombre de Guiomar. Siente un gran interés por la Filosofía y se licencia a trancas y barrancas en esta materia en la Universidad Central.
Con el estallido de la Guerra Civil Española marcha a Valencia. Vivió en la localidad de Rocafort desde noviembre de 1936 hasta marzo de 1938. En 1937 publica La guerra. Entre 1937 y 1939, Machado publica un total de 26 artículos en La Vanguardia[2] (que en aquella época era el órgano de expresión del gobierno de la República y recogía firmas de los más destacados intelectuales y escritores que apoyaron la causa republicana).
A finales de enero de 1939, y ante la inminente ocupación de la ciudad, sale de Barcelona viajando con Joaquín Xirau Palau en una ambulancia que les fue proporcionada por José Puche Álvarez, Director General de Sanidad. Tras unos primeros días en Raset (Gerona), pasa su última noche en España, la del 26 al 27 de enero, en Viladasens. En la tarde del día 28 llega finalmente a Collioure (Francia), en donde muere el día 22 de febrero en el Hotel Bougnol-Quintana. A los tres días, fallece su madre. En el bolsillo de su abrigo se encuentra un último verso: «Estos días azules y este sol de la infancia».[3]
En febrero de 2010 la especialista en Machado, Monique Alonso, hizo público que, poco antes de morir el poeta, la Universidad de Cambridge le había enviado una carta ofreciéndole un puesto en su rectorado. La carta llegó a Collioure al día siguiente de su entierro.[4]
ObraSu obra poética se inicia con Soledades (1903), que fue escrita entre 1899 y 1902. En el breve volumen notamos ya muchos rasgos personales que caracterizarán su lírica posterior.
En Soledades, Galerías y otros poemas (octubre de 1907) la voz del poeta se alza con personalidad propia. En este mismo año, se instala en la ciudad de Soria para enseñar francés. En esta ciudad conocerá a la que será su esposa, Leonor. Quizá lo más típico de esa personalidad sea el «tono» nostálgico, suavemente melancólico, aun cuando hable de cosas muy reales o de temas muy de la época: jardines abandonados, parques viejos, fuentes, etcétera; espacios a los cuales va aproximándose a través del recuerdo, del sueño o de las ensoñaciones.
Casa de Antonio Machado en Baeza.A un olmo seco (una obra)
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
[…]
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que, rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna misera caseta
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Antonio Machado
En lo fundamental este intimismo nunca desaparece, aunque en la entrega siguiente, Campos de Castilla (1912), Antonio Machado explore nuevos caminos (no en vano, es su libro noventayochista). En la colección de 1912 el poeta mira, sobre todo, al espacio geográfico que le rodea —las tierras castellanas— y a los hombres que lo habitan. A la sección Campos de Castilla que figura en la edición de Poesías completas (1917) se añadirán nuevos textos que no figuran en la de 1912:
a) un grupo de poemas escritos en Baeza tras la muerte de su mujer Leonor en los que la memoria tiene un papel fundamental,
b) una serie de poemas breves, de carácter reflexivo, sentencioso, que el poeta llamará «Proverbios y cantares» y
c) unos cuantos textos muy críticos: crítica social y crítica a la España de aquel momento.
El libro Nuevas canciones (1924), escrito parcialmente en Baeza, recuerda en alguna de sus partes el tono nostálgico del primer Machado. Hay una presencia de las tierras sorianas, evocadas desde lejos; la hay, también, de la Alta Andalucía, espacio geográfico real y mítico a la vez; continúa, además, en el nuevo libro, la línea sentenciosa (proverbios y cantares) que ya iniciara en Campos de Castilla.
Las ediciones de Poesías completas de 1928 y 1933 presentan novedades dignas de ser destacadas. Especialmente, hay que reseñar la aparición de dos importantes apócrifos, «Juan de Mairena» y «Abel Martín» —maestro de Mairena—, más un tercero, que lleva el mismo nombre que el poeta. Son, todos ellos, autores de los poemas añadidos a estas nuevas ediciones. Juan de Mairena es, además, autor de comentarios en prosa: de éste ha de decir Machado algunos años más tarde que es su «yo filosófico». Entre los textos que a dichos personajes se atribuyen destacaremos, por una parte, los de carácter filosófico (filosofía impregnada de lirismo); por otro lado, unos cuantos poemas eróticos, cuya inspiradora (Pilar de Valderrama en la vida real; Guiomar en la poesía) fue el último gran amor del poeta.
En 1936, ya en vísperas de la Guerra Civil, publica un libro en prosa: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Se trata de una reunión de ensayos que venía publicando en la prensa madrileña a partir de 1934. Este volumen muestra que su autor es uno de los más originales prosistas de nuestro siglo. A través de esas páginas Machado-Mairena habla sobre la sociedad, la cultura, el arte, la literatura, la política, la filosofía. Usa una gran variedad de tonos, que va desde la aparente frivolidad hasta la gravedad máxima, pasando por la ironía, la gracia o el humor.
Durante la contienda civil marcha con su familia a Valencia. Uniéndose al movimiento Alianza de Escritores Antifascistas participando activamente en el II Congreso Internacional celebrado en la ciudad de Valencia. Machado escribió unos pocos textos en verso y muchos en prosa. Algunos, verso y prosa, se recogen en su último libro, La guerra (1937, con ilustraciones de José Machado). Si buena parte de la escritura última debe verse como puramente testimonial, hay, no obstante, ciertos textos de grandísima calidad literaria. Entre ellos, El crimen fue en Granada.
Durante la década del veinte y los primeros años de la década del treinta, escribe teatro en colaboración con su hermano Manuel. Ambos estrenan en Madrid las siguientes obras: Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel (1926), Juan de Mañara (1927), Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929), La prima Fernanda (1931) y La duquesa de Benamejí (1932).
Tumba de Antonio Machado en el cementerio de Colliure (Francia).PoéticaLa poesía de Machado se aleja de la concepción modernista de que ésta es meramente forma y la suma de las artes. No importa tanto la forma, la musicalidad, la buena rima, si no se cuenta nada íntimo y personal. El verbo es lo más importante, porque expresa el tiempo, la temporalidad que él considera esencial. «El adjetivo y el nombre / remansos del agua limpia / son accidentes del verbo / en la gramática lírica / del hoy que será mañana / del ayer que es todavía». Pero no desdeña algunos de los ropajes modernistas, aunque sin abusar de los mismos, usa una compleja red de símbolos personales (el viajero, el camino, la fuente, la luz, la tarde, las abejas, las moscas, las galerías, el agua que fluye, la noria…) y aporta una nueva estrofa, la silva arromanzada, compuesta por versos imparisílabos de arte mayor y menor, incluidos alejandrinos de 7 + 7, con rima asonante en los pares.
La poesía, «una honda palpitación del espíritu», es la expresión íntima del sentimiento personal del poeta, pero, aunque íntima, pretende ser universal: es «el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo». La poesía es un diálogo de un hombre con el tiempo de cada uno. El poeta pretende eternizar ese tiempo objetivo para que permanezca vivo el tiempo psíquico del poeta, para que sea universal.
Rechaza el Creacionismo porque cultiva la imagen como algo en sí mismo. También le da mucha importancia al sentimiento que ha de impregnar la imagen. Las imágenes que no parten del sentimiento, sino sólo del intelecto, no valen nada. También rechaza la poesía surrealista, porque no tiene estructura lógica. Para él esto es una deshumanización, que no comparte. La poesía debe hablar con el corazón.
ReconocimientosEn 1927 fue elegido miembro de la Real Academia Española, si bien nunca llegó a tomar posesión de su sillón. Por eso, Antonio Machado fue uno de los más apreciados poetas españoles añorados en esa época.
En 2007 se instala en la Biblioteca Nacional de España en Madrid la magnífica cabeza de Antonio Machado realizada por el escultor Pablo Serrano en el año 1966 y que también se encuentra en el Centre Georges Pompidou de París y en el MOMA de Nueva York.
Franquismo es el término empleado para referirse a la ideología política y movimiento social que sirvió de apoyo y sustento al régimen dictatorial surgido en España durante la Guerra Civil entre 1936 y 1939, y que liderado por el general Francisco Franco, prevaleció hasta su muerte en 1975.
También, y a partir del periodo conocido como posfranquismo o tardofranquismo coincidente con la Transición Española, se califica de franquista a aquellos planteamientos y posiciones políticas que se consideran afines o que recuerdan sus posturas características de corte nacionalista, conservador, antidemocrático, autárquico y católico, frecuentemente con una intención de descalificación.
Características y fundamentos ideológicosLas bases del régimen fueron entre otras el nacionalismo español, el catolicismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo de un régimen de dictadura militar autoritaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.
A partir de las derrotas de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, el régimen se va deshaciendo de su carácter pro-fascista, aunque sigue utilizando su simbología. El franquismo tuvo que buscar nuevas alianzas internacionales, y fue disminuyendo el papel de la Falange en favor de otros grupos políticos. En la década de los años 60 apareció una generación de políticos tecnócratas formados en el Opus Dei y se rompió el aislamiento internacional.
Durante los años del franquismo se mantuvieron una serie de fundamentos políticos e ideológicos, característicos algunos de los regímenes fascistas, y otros propios del franquismo; entre ellos:
Antiliberalismo: el franquismo es un sistema completamente opuesto a toda clase de sistema liberal o democrático y por tanto a la separación de poderes, a que la soberanía nacional resida en el pueblo, al laisser faire, etc.
Totalitarismo: el régimen de Franco intentó introducirse y dominar todos los aspectos de la vida nacional y social, mediante una serie de organizaciones de encuadramiento social, dirigidas principalmente por la FET de las JONS.
Antiparlamentarismo: debido a la creencia de Franco de que los partidos políticos habían causado la decadencia en España. Se sustituye la democracia parlamentaria por la “democracia orgánica”, un sistema pseudodemocrático, sujeta en realidad a la voluntad de Franco y mantenida hasta su muerte.
Anticomunismo: también se oponía por completo al comunismo, y de hecho, a toda ideología de izquierdas, ya sea la izquierda radical revolucionaria o la burguesía democrática. Algunos lemas del franquismo reflejan esta idea, como «El centinela de Occidente», vigilando que el comunismo no llegara a España y el resto de Occidente.
Simbología fascista:
Véase también: Simbología del Franquismo
desde principios del régimen, se comenzaron a adoptar una serie de símbolos, uniformes, etc., de inspiración fascista o nazi, similares a los que se usaron en Italia o Alemania.
Antisemitismo: El régimen franquista ordenó en 1941 a los gobernadores civiles elaborar una lista de los judíos que vivían en España. El censo, que incluía los nombres, datos laborales, ideológicos y personales de 6.000 judíos, fue, presumiblemente, entregado a Heinrich Himmler y fue conocido como el Archivo Judaico. Los nazis lo manejaron en sus planes para la solución final. Cuando la caída de Hitler era ya un hecho, las autoridades franquistas intentaron borrar todos los indicios de su colaboración en el Holocausto.[1]
Nacionalcatolicismo;: el régimen estaba estrechamente relacionado con la Iglesia, al menos a principios de la dictadura. Los católicos controlaban en gran medida la sociedad mediante la censura, la prensa, el código penal, etc. El Nacionalcatolicismo fue el principio ideológico que actuó de soporte para fundamentar la depuración que se llevó a cabo para purgar el Estado Republicano de desafectos hacia los principios del Movimiento, fue especialmente intensa la Depuración del Magisterio español tras la Guerra Civil Española
Centralismo: opuesto a cualquier tipo de nacionalismos ajeno al español o autonomías. Durante la dictadura se prohibió el uso oficial de otras lenguas (catalán, gallego, euskera…) además de banderas y demás símbolos nacionalistas. Paradójicamente, Navarra conservó un trato diferenciado, quizás por la ayuda prestada por los carlistas.
Tradicionalismo: durante la dictadura se exaltaban las tradiciones y los viejos símbolos, rememorando continuamente la edad de oro de España, los Reyes Católicos, los fueros (contrapuestos a constituciones modernas)…
Militarismo: el ejército fue considerado garante y defensor de las esencias patrias. [cita requerida]
Partido único: sólo se permitió la existencia de la Falange Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET de las JONS), más tarde rebautizado como “Movimiento Nacional” (1958), a partir de la unión de la Falange Española (fundada por José Antonio Primo de Rivera) y la Comunión Tradicionalista de los carlistas. El resto de partidos fueron puestos fuera de la ley.
Corporativismo sindical: con el Fuero del Trabajo se prohíben, al igual que los partidos, los sindicatos de trabajadores o patronos, y se crea en cambio un sindicato vertical, regulado desde el gobierno.
Control de los medios de comunicación: bien a través de la censura, bien a través del control de otros medios de comunicación como Radio Nacional de España, Radiotelevisión Española y otros periódicos como El Alcázar, el Diario Arriba (oficial del régimen) y otros.
Influencia en las familias: a través de diversas organizaciones de la FET, con el objeto de difundir, en la mayoría de los casos, determinados principios ideológicos conservadores. Algunos ejemplos de instituciones que operaron en este sentido fueron la Sección Femenina, el Frente de Juventud, la FEN, la OJE, etc.
Culto al líder: Franco era el líder indiscutible, Su título oficial de “Caudillo”. Se impuso una exaltación de su persona, usando otros apodos como “Salvador de España”; “la espada más limpia de Europa”; “la Luz de El Pardo”…
[editar] Bases políticas del régimenEl sistema político se basó en la dictadura del partido único, el Movimiento Nacional, heredero de la FET y de las JONS (1937).
Dentro de una completa subordinación al Caudillo, hubo diferentes familias o grupos -nunca partidos- con diversa sensibilidad política. Cada una trató de influir en las decisiones de Franco, y la habilidad de éste consistió en confiarles parcelas de poder convenientemente medidas, apoyarse sucesivamente en una familia u otra según conviniera en cada momento, desplazando del primer plano (sin dejar de contar con ellas) a las que se hacían incómodas por alguna razón interna o externa y garantizarse de esa manera su presencia indiscutida en el poder. Cuando estalló algún escándalo que podía atribuirse de algún modo a los recelos entre las familias (como el caso MATESA), Franco optaba por soluciones expeditivas y salomónicas (“castigar” a ambas partes, de forma paternalista). Eran habituales las expresiones de Franco en que despreciaba la actividad política (propia de “politicastros”), e incluso ninguneaba a sus propios ministros, haciéndose célebre su consejo: «haga como yo, no se meta en política».[2]
[editar] Falange
Yugo y flechas para camisa. Años 1940.Artículo principal: Falange Española
Sus miembros eran conocidos como “nacionalsindicalistas”, “azules” o sencillamente “falangistas”. Los llamados “camisas viejas” de la Falange original de José Antonio Primo de Rivera muy pronto empezaron a recelar de los “camisas nuevas” incorporados tras las elecciones de febrero de 1936 y sobre todo en la Guerra Civil, cuando el decreto de unificación suprimió todos los partidos reuniendo a todos los que apoyaron el Alzamiento Nacional en el partido único FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), que constituía la cúspide del Movimiento Nacional al servicio del liderazgo absoluto de Franco.[3] El partido único aspiraba a controlar la vida social y económica a través del resto de las instituciones del Movimiento: Frente de Juventudes, Sección Femenina, Sindicato Vertical, Auxilio Social, etc.
La presencia de los personajes más identificados con la Falange (como es el caso de su presidente, Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco y llamado popularmente el Cuñadísimo) fue importante hasta que la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial los llevó a un papel más secundario. Dentro del gobierno, desempeñaron las carteras sociales, como el Ministerio de Trabajo, el de Vivienda y el de Agricultura, además del Ministro-Secretario General del Movimiento (miembro nato del gobierno, aunque sujeto también a la designación por parte del Caudillo). En el primer franquismo alcanzaron un 37,9% de los ministerios y un 30,3% de los altos cargos de la administración. Un ejemplo notable fue José Antonio Girón de Velasco, el ministro más joven (30 años) y uno de los que duró más en el gobierno (1941-1957). Otro nombre destacable fue José Luis Arrese.[4] También hubo “aperturistas” procedentes de la familia azul, como el que finalmente llevó a cabo la transición democrática, Adolfo Suárez. Esa pluralidad se podía observar en las publicaciones afines: el diario El Alcázar (que tras distintas orientaciones, desde 1968 expresó las opiniones de lo que se denominó el “búnker”, la derecha más extrema), el oficialista Diario Arriba y el más aperturista Diario Pueblo (cercano a los sindicatos verticales y dirigido por Emilio Romero).
[editar] EjércitoLos militares, completamente subordinados a Franco, tuvieron prestigio y poder político. Franco se rodeó siempre de colaboradores militares, algunos de ellos desde su época de la Guerra de África (llamados “africanistas”). El más representativo históricamente fue el almirante Carrero Blanco, cercano a los “católicos”, que llegó a sustituir al propio Franco al frente del Gobierno con el cargo de Presidente en 1973. Otro fue el general Agustín Muñoz Grandes, que dirigió la División Azul y era muy cercano a los “azules”. Otros militares tenían simpatías monárquicas. En la primera época acaparaban buena parte del aparato del Estado: 42,8% de los ministerios, 37,3% de las subsecretarías y 27,8% de las direcciones generales. Aparte de los tres ministerios militares para cada ejército (Tierra, Mar y Aire), les solía corresponder el de Gobernación.[5]
[editar] NacionalcatolicismoArtículo principal: Nacionalcatolicismo
Valle de los Caídos, monumento franquista de carácter religioso en el cual yacen Franco y Primo de Rivera.Desde el comienzo del franquismo, la Asociación Católica Nacional de Propagandistas demostró mucha actividad, dirigida por los obispos y especialmente por la figura de Ángel Herrera Oria, que controlaba también la prensa católica (Diario Ya). Esta “familia” tenía una especial relación con el exterior, por su vinculación con el Vaticano y las democracias cristianas europeas. Controlaban el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Educación. Un buen ejemplo fue Joaquín Ruiz-Giménez.
A partir de 1957 accedieron al gobierno los ministros económicos (denominados tecnócratas) procedentes del Opus Dei (congregación religiosa fundada por José María Escrivá de Balaguer), y protegidos por Luis Carrero Blanco: Mariano Navarro Rubio y Alberto Ullastres, responsables del Plan de Estabilización de 1959 y el desarrollismo posterior.
La renovación de la Iglesia Católica en el Concilio Vaticano II propició un distanciamiento con el régimen español de una parte de la jerarquía eclesiástica, dirigida por el cardenal Vicente Enrique y Tarancón. Llegó a ser muy evidente en el conflicto con Antonio Añoveros Ataún, obispo de Bilbao.
[editar] CarlismoLos carlistas y tradicionalistas perdieron su relevancia política en cuanto acabó la guerra. El área que se les confiaba era el Ministerio de Justicia y la presidencia de las Cortes.
[editar] Juanismo y juancarlismoLos monárquicos, identificables con “derechas”, y procedentes de la CEDA, el partido de José María Gil-Robles, que había contemporizado con la Segunda República. Su órgano de expresión era el periódico ABC, de la familia Luca de Tena. Sus relaciones con el régimen pasaron sucesivamente por acercamientos y distanciamientos (en contadas ocasiones, llegando a algún tipo de represión, como alguna censura periodística -llegando a ser secuestrada la edición en 1966- o el destierro de los que acudieron al llamado Contubernio de Múnich -1962-), al igual que la relación ambigua que mantuvieron el general Franco y el pretendiente a la corona, Juan de Borbón, que se mantuvo exiliado en Estoril, desde donde mantenía un consejo privado en el que se incluían personajes destacados de la dictadura, como José María Pemán o Pedro Sainz Rodríguez.[6]
España se definió en las Leyes Fundamentales como un reino pero Franco se negó a ceder la jefatura del Estado o designar sucesor como preveía la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (votada en referéndum en 1947, en un acto de legitimación de masas del franquismo), y mucho menos a un personaje en quien no confiaba, el conde de Barcelona (título medieval de soberanía, vinculado a la corona de España que usaba Juan de Borbón), a pesar de ser el heredero del rey anterior (Alfonso XIII).
Mientras tanto, su hijo (el rey actual, Juan Carlos I) estaba siendo educado en España separado de su padre. Finalmente quien obtuvo la designación fue Juan Carlos, en 1969 y tras una prolongada espera, no sin signos inquietantes de que podía optarse por cualquier otro «príncipe de sangre real» (como Alfonso de Borbón Dampierre, que acabó casándose con la nieta de Franco y reclamando sus derechos al trono de Francia). En la enfermedad final de Franco, Juan Carlos, titulado “Príncipe de España”, llegó a ocupar interinamente la jefatura del Estado 1974, que le fue retirada como consecuencia de una transitoria mejoría del Caudillo. Fue coronado rey de España en 1975, tras la muerte de éste.
[editar] Pervivencia del franquismo Existen desacuerdos sobre la neutralidad en el punto de vista de la versión actual de este artículo o sección.
En la página de discusión puedes consultar el debate al respecto.
En la España democrática se ha hecho cada vez más reducida la proporción de personas que se declaran abiertamente franquistas. La mayoría de la población española y los partidos políticos más importantes están a favor de la democracia y apoyan el régimen actual, la monarquía parlamentaria.
En la actualidad, el franquismo se manifiesta en interpretaciones de la Historia de España desde la Segunda República hasta la fecha. Además, escritores como Fernando Vizcaíno Casas han reivindicado determinados aspectos del régimen franquista en sus obras.
El franquismo ha sido condenado en las Cortes Españolas y en el Parlamento Europeo. En el año 2006, el Parlamento Europeo condenó el franquismo concluyendo que existen evidencias suficientes para probar la violación de los derechos humanos durante el franquismo. Además, recomendó que el reconocimiento de la condena de la dictadura no debe limitarse a un mero reconocimiento histórico, sino a la eliminación de los símbolos de la dictadura.[7]
No obstante, la simbología franquista ha pervivido en la sociedad española tras la muerte de Franco, especialmente durante la Transición, hasta la fecha.[8]
Hasta el año 2006, los más nostálgicos del régimen franquista se concentraban el 20 de noviembre (Día de la muerte de Franco) en el Valle de los Caídos. Ahora, la ley de Memoria Histórica lo prohíbe expresamente.[9]
Véase también: 20-N
Véase también: Franquismo sociológico
[editar] La mujer en el franquismoDurante la dictadura franquista, la mujer dejó de tener los derechos que la Constitución de 1931 le había otorgado, como la igualdad con respecto al hombre y el derecho a voto. Con el Régimen, la mujer pasó a asumir el papel de madre y esposa. Muchas de ellas murieron por ser republicanas, unas por ejercer la militancia o la práctica política y otras por ser parientes de hombres de izquierdas. Y muchas fueron condenadas al ser delatadas por conocidos o incluso parientes temerosos de las represalias por conocerlas. Las mujeres republicanas fueron llamadas las nuevas Eva, que parirían hijos enemigos de España, y por ello les rapaban la cabeza y les daban aceite de ricino, para pasearlas después por las calles con el fin de humillarlas.
Además de todo esto, las mujeres casadas no tenían el acceso al mercado laboral. Con el Fuero del Trabajo promulgado en 1938, el Estado reguló el trabajo a domicilio, y sólo podían trabajar las mujeres solteras o viudas. Además, si se casaban, debían firmar su despido voluntario un mes antes del enlace, según lo dictaba la Ley de Reglamentaciones Laborales de 1942, y para acceder a él, dos años después, la Ley de Contratos de Trabajo decía que debían contar con la autorización del marido. Además los sueldos eran más bajos. Por todo esto, era difícil sacar adelante el hogar y, aunque existía la cartilla de racionamiento, para los productos de consumo básico, el hambre seguía apretando, no era suficiente la cantidad que recibían para alimentar a toda la familia y muchas recurrieron al estraperlo, cambiando productos, manufacturados por ellas mismas, por alimentos. El estraperlo estaba considerado un delito y acarreaba penas de cárcel y multas.
La familia era una jerarquía en la que la mujer estaba supeditada al varón y los hijos a los padres. La mujer era la que se llevaba la peor parte, pues su labor era la de satisfacer a su marido; debía estar guapa para él, complacerle en todo[cita requerida]. La revista de la Sección Femenina, liderada por Pilar Primo de Rivera, enseñaba a las mujeres a comportarse, siempre supeditadas al hombre, sin derechos, sin opiniones, solo sumisión. Por supuesto que el adulterio estaba castigado por el Código Penal.
En 1937 se creó el Servicio Social de la Mujer, liderado por Mercedes Sanz Bachiller y Javier Martínez de Bedoya,ambos fundadores en 1936 de Auxilio Social, para conseguir mano de obra femenina gratuita, y era obligatoria para mujeres de edades comprendidas entre los 17 y los 35 años de edad, eso sí, que estuvieran solteras, y trabajarían en hospitales, comedores… En 1941 se creó el Patronato de Protección de la Mujer, en el que había muchos eclesiásticos para atraer a la mujer hacia la Iglesia y apartarla de los vicios. Las mujeres de clase media y alta trabajaban en la Acción Católica, asistiendo a los desfavorecidos de la clase obrera, y visitando a los vencidos en la guerra.
La situación laboral de la mujer mejoró en 1959 con el Plan de Estabilización, en 1961 con la Ley sobre Derechos Políticos, profesionales y Laborales de la Mujer, que acababa con la discriminación salarial y de acceso al trabajo, aunque continuaba en vigor la necesidad de la autorización del marido. Esta obligación se mantuvo hasta 1976, cuando entró en vigor la Ley de Relaciones Laborales. También fue importante en 1963 el Plan de Desarrollo, ya que se necesitaba más mano de obra y se recurrió a la mujer para ello.
[editar] CostumbresDurante los años de la dictadura, España sufrió muchos cambios:
El Plan de Estabilización de 1959 supuso el fin de la autarquía y sentó las bases para el desarrollo industrial. Además la emigración de los trabajadores a distintas ciudades de Europa supuso un cambio en los modos y maneras.
Aunque el recato seguía a la orden del día. Las parejas no podían darse muestras de cariño en público porque eran multadas y la noticia saldría en los periódicos.
También era difícil el acceso a la vivienda, algo que también cambió en los años 60, cuando el precio del inmueble se abarató y llegó a los hogares el gas butano, y con él la calefacción y el agua caliente; con la llegada del televisor surgió una nueva habitación en la casa, el cuarto de estar. Esto cambió por completo la vida de los españoles y la sociedad de consumo, aunque no todos podían acceder a comprarse uno, y por ello los vecinos se reunían en torno al aparato instalado en el teleclub.
También se hizo más asequible el automóvil, que nos trajo el legendario Seiscientos en 1957, en la Feria Internacional de Muestras de Barcelona y se convirtió en un éxito de ventas. Pero no sólo los automóviles se abrían paso en las carreteras, también lo hacían los velomotores, las motos, las scooterr, el motocarro y el Biscuter.
Y las formas de divertirse cambiaron: Surgieron los tocadiscos portátiles y la música ligera triunfó entre los jóvenes con grupos como El Dúo Dinámico, Fórmula V, Los Bravos … que trajeron los bailes sueltos. En otra línea estaba la música del Festival de Benidorm, en el que triunfó Julio Iglesias, tan diferente al Festival de Eurovisión en el que Massiel lucía minifalda entonando su ganador La, la, la.
A la vieja costumbre de liar cigarrillos se unió la de fumar tabaco Celtas, que pronto fue sustituido por el rubio americano, que no estaba al alcance de todos los españoles y se vendía de contrabando.
También la Iglesia empezó a cambiar, y después del Concilio Vaticano II, inaugurado por Juan XXIII en 1962, se aprobó el uso de las lenguas vernáculas en la celebración de la misa, en 1963, dejando atrás el uso del latín. Fue en estos años cuando surgieron los curas obreros y las monjas posconciliares, que no dudaron en salir de los conventos para mezclarse con las manifestaciones callejeras protagonizadas por estudiantes, comunistas y socialistas. A pesar de todo esto, el Régimen no estaba dispuesto a aflojar las riendas y el fusilamiento del político comunista Julián Grimau, el 20 de abril de 1963, fue una clara muestra de ello. Lo que seguía respetándose al máximo en materia religiosa era la Semana Santa, tiempo en el que se cerraban las salas de baile y los billares y en el cine solo echaban películas bíblicas, como La túnica Sagrada, Ben-Hur o Los Diez Mandamientos.
Entre tanta modernidad, en los años 60 se abría paso un nuevo concepto: el ocio. Su planificación se llevaba a cabo en unos folletos que se editaban los fines de semana, llamados Guías del ocio. Con ellas empezó a ponerse de moda irse de vacaciones a la playa, eso sí, para los que pudieran permitírselo. En las playas se impusieron las nuevas modas, muy contrarias a la tradicional moralidad. Las costas de España se bautizaron nombres atractivos para llamar la atención de los turistas, como Costa Brava, Costa del Sol, Costa Dorada, Costa Blanca, Costa del Azahar, Costa Verde o Costa de la Luz. Para acoger al creciente turismo se empezaron a construir hoteles y apartamentos. Pero si el biquini es algo que hoy en día relacionamos con las playas, no ocurría así en la posguerra española. Hubo que esperar hasta 1962, cuando se estrenó James Bond contra el doctor No para que las españolas se fijaran en esta prenda veraniega que lucía Ursula Andress en la película. Por supuesto que en las playas españolas estaba prohibido el biquini, sin embargo, se miraba para otro lado, y esta prenda comenzó a usarse cada vez más. No ocurrió así en las piscinas del interior de país, donde empezó a usarse a partir de la década de los 70, gracias a unas mujeres de Zaragoza que organizaron un motín que la prensa nacional bautizó con el nombre de Guerra de los biquinis.
Por otro lado, los españoles se habían divertido siempre en las corridas de toros, celebrando la Fiesta Nacional, que en la década de los 60 pasó a un segundo plano gracias a un deporte en auge: el fútbol. Tanto en el estadio como frente al televisor, los españoles disfrutaron de este deporte e incluso encontraron una alternativa a él: el futbolín, que causó furor incluso entre los propios futbolistas, aunque su inventor, Alejandro Finisterre, no lo había creado con este fin, sino para rehabilitar a niños mutilados en un sanatorio.
[editar] Los medios de comunicaciónLos medios de comunicación sufrieron durante la dictadura franquista la censura y el control y no existió la libertad de prensa hasta 1977. Para que un texto o publicidad viera la luz tenía que pasar previamente por la censura. Estaba prohibido escribir algo que dañase el prestigio de la nación, del Ejército o del Gobierno. El Estado era el propietario de los medios de comunicación en España hasta el 1975. En total poseía 49 emisoras de radio, las agencias EFE y Pyresa, la Editorial Nacional y la Televisión Española.
[editar] El Estado y los medios de comunicaciónEn 1937 se creó la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda. En 1938, el Ministerio de Gobernación, dirigido por Ramón Serrano Súñer, decretó la Ley de Prensa, una ley de guerra que permaneció vigente hasta 1966. De este modo, los medios de comunicación transmitían las órdenes del Estado, ya fuesen públicos o privados. En 1939 se creó el Registro Oficial de Periodistas y Franco tenía el carné número uno. Ese mismo año se creó la Agencia de noticias EFE, que era monopolio del Estado en la distribución de la información. En 1941 se creó la Escuela Oficial de Periodismo, que exigía a los alumnos a ser militantes de FET y de las JONS y en 1942 nació el Servicio Español de Auscultación de la Opinión Pública.
En 1942 se creó el Noticiario Documental (NODO). Cada documental duraba 10 minutos y era obligatorio proyectarlo antes de las películas en todos los cines de España hasta 1975. A través del NODO se transmitían los valores del régimen y se exaltaba la figura del Caudillo. En 1942 no se podía hablar de la violencia en el fútbol, de la música negra o de otro tipo de música extranjera. Además, en todos los medios había que publicar los discursos del Caudillo.
En 1951 se reorganizó la política informativa del régimen en torno al Ministerio de Información y Turismo. En 1956, con la llegada del transistor, la radio superó en audiencia a la prensa diaria. De entre los programas de radio destacaron en la época El Consultorio de Elena Francis, Ama Rosa, La sangre es roja o Lo que no muere.
En la década de 1960 fue la televisión la gran triunfadora. Los programas líderes de audiencia televisiva fueron Estudio 1, Bonanza, Historias para no dormir, los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente o Los Chiripitifláuticos. En 1966 se creó la Ley de Prensa aperturista, imbricada en la economía en expansión de la década de 1960 a iniciativa del entonces ministro Manuel Fraga, se suspendió la censura previa y se terminó con el sistema de consignas. si bien los secuestros de publicaciones continuaron.
[editar] Los medios de comunicación privadosLos grupos privados autorizados más importantes eran la Editorial Católica, que publicaba el Diario Ya; Prensa española, con ABC; el Grupo Godó, con La Vanguardia Española; y Bilbao Editoria”, con El Correo español-El Pueblo Vasco. En radio las empresas privadas fueron las más numerosas, y las más destacadas fueron la Sociedad Española de Radiodifusión (SER) y la Cadena de Ondas Populares (COPE).
De entre las publicaciones que, no sin problemas y censuras, consiguieron mantener cierta independencia se encontraba La Codorniz, fundada en 1941 por Miguel Mihura, una revista de humor de tirada semanal. Contó con colaboradores como Mingote, Chumy Chúmez, Serafín, Tono, Jardiel Poncela, Ramón Gómez de la Serna, Gila, José Luis Coll, Carlos Luis Álvarez, Cándido y Máximo entre otros muchos. En 1944 la dirigió Álvaro de Laiglesia y desapareció en 1978. Hubo otras revistas satíricas como Hermano Lobo, El Papus y Por Favor.
Por su parte, los tebeos, que constituían un auténtico medio de masas en los años 40 y 50, no empezaron a sufrir la censura hasta la creación en 1952 de la Junta Asesora de la Prensa Infantil en 1952 y la aplicación a partir de 1955 del Decreto sobre ordenación de la prensa infantil y juvenil,[10] que afectará sobre todo a series satíricas como Don Pío de Peñarroya y Doña Tula, suegra de Escobar, obligadas a moderar su crítica a la institución familiar o a desaparecer. En 1962 nace la Comisión de Información y Publicaciones Infantiles y Juveniles, cuyo secretario general, el Padre Jesús M. Vázquez carga contra la violencia de los cuadernos de aventuras, contribuyendo a su desaparición.[11] También se promulgó el 19 de enero de 1967 el Estatuto de Publicaciones Infantiles y Juveniles, por el que los tebeos empezaron a clasificarse según la edad de sus destinatarios (“jóvenes”, “adultos”, “todos los públicos”), muchos años antes del denominado boom del cómic adulto en España.