Creo que todos tenemos claro que la Administración es un conjunto de medios con los que cuenta el poder público para llevar a cabo sus actuaciones, y que se rige por unas reglas determinadas que los funcionarios han de cumplir y hacer cumplir independientemente de quién hayamos decido entre todos, al hacer uso de nuestro derecho al voto cuando corresponde, que ostente la titularidad de ese poder público. También creo que es evidente que la filosofía de gobierno difiere según el partido, e incluso la persona que encabece ese gobierno de la Administración en cuestión.
Tiene que haber unas personas que canalicen las actuaciones de la Administración, profesional e independiente, de manera que se pueda hacer realidad el proyecto de la persona que hemos elegido.
Esas personas han de ser de confianza del político en cuestión, y su cometido consiste en realizar ese trabajo político y discreto. No se trata pues de unos señores que cobran por no hacer nada, como se ha querido trasladar interesadamente a la sociedad, ya que quienes están al frente de esos medios de comunicación, como quienes han filtrado información a estos, pertenecen, o han pertenecido a un partido político que también usa la figura de los asesores para realizar ese trabajo político; otra cosa es que abusando de la figura del “personal eventual”, se contrate a personas que realizan un trabajo para el que han de reunir unos requisitos determinados y terminan ocupando un puesto que sólo mediante oposición, libre, justa, y transparente se debería adjudicar.
Estas personas de confianza no pueden durar en su puesto más tiempo que el político que las nombró, evitando así casos de “chaneles” que con el embrujo de su aroma tratan de conseguir que quien el favor les hizo controle para siempre esa Administración. Puede ser que mi fino olfato detecte marcas pero no intenciones, o que no sea tan fino.
¿Que hacen los asesores?
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