Los dos años que acaban de cumplirse desde las elecciones autonómicas que llevaron primero a Griñán y después a Susana Díaz a presidir el Gobierno de la Junta de Andalucía, han sido la mejor evidencia de que otra forma de gobernar es posible. Hay quienes aseguran que las comparaciones son odiosas, pero siempre he creído que lo son, sobre todo, para quien sale peor parado. Y en este caso, Mariano Rajoy lleva todas las de perder.
En estos dos últimos años, en los que hemos tenido un gobierno de izquierdas en Andalucía frente al Gobierno reaccionario de Rajoy, no sólo los andaluces hemos podido comprobar hasta qué punto influyen en la vida de los ciudadanos las decisiones políticas. Y digo que no sólo los andaluces, porque me consta que en el resto de España hay quienes miran con envidia lo que está ocurriendo en el sur del país.
La crisis económica que está padeciendo Europa, y España con especial virulencia, ha obligado a todos los gobiernos, el central y los autonómicos, a establecer prioridades y tomar decisiones difíciles. Y mientras que el Gobierno de Rajoy ha optado por recortar derechos a los de siempre y esperar a que escampe, en Andalucía la estrategia ha sido radicalmente distinta.
Aquí, el Gobierno andaluz ha hecho de las personas su prioridad y está trabajando en dos líneas: la creación de empleo y el mantenimiento de los derechos sociales. Después de dos años de trabajo, hoy podemos ver que Andalucía empieza a mostrar síntomas de recuperación, incluso a mayor ritmo que en el conjunto del territorio español, y en la agenda social Andalucía se ha convertido en el único territorio de España donde se preservan las políticas de educación y las políticas sociales.
Todo ello se ha conseguido con austeridad –Andalucía es de las pocas comunidades que está cumpliendo en términos de déficit público– y mientras también se daban pasos importantísimos en otros terrenos, como el aumento de la transparencia política.
El balance, por tanto, de estos dos primeros años de Legislatura en Andalucía no puede ser sino positivo e invita a mirar con optimismo los dos años que tenemos por delante, en los que saldrán adelante nuevas leyes para blindar el Estado de Bienestar en nuestra tierra, mientras avanzamos hacia la tan ansiada recuperación.