La decisión de Francisco Rivera de interponer una demanda contra su exmujer, Eugenia Martínez de Irujo, para solicitar la guardia y custodia de la hija de ambos, que en octubre cumplirá trece años, ha sido un jarro de agua fría para la familia Alba.
Todos los hermanos apoyan sin condiciones a Eugenia y no se explican qué necesidad tenía el torero de organizar este lío cuando las cosas se podían haber llevado de otra manera.
Cayetano Martínez de Irujo, Conde de Salvatierra, que siempre ha mantenido una relación espléndida con el torero, e incluso a veces parecía que públicamente estaba más cercano a él que a su propia hermana, mantiene una actitud beligerante hacia el padre de su sobrina. Ha sido el último en manifestarlo en privado. Y no digamos la duquesa, que desde que se enteró de la noticia no quiere saber nada de él y lo ha borrado de su mapa afectivo. Para empezar, ya ha anunciado que no tiene intención de decorar con su presencia la corrida de Ronda. Según me cuentan fuentes muy cercanas a fran los razonamientos utilizados por el torero para solicitar la custodia de la hija le parecen fuera de lugar y considera además que no son ciertos. La jefa del clan está en pie de guerra y, en este caso, no sirve la excusa de la mala influencia que la novia Lourdes ha podido ejercer sobre el torero para eximirle de culpa. Aseguran que la duquesa enfadada es peor que Atila, el rey de los hunos.