El día 8-11-2009 publicaba esta reflexión política sobre la demanda de dimisión del entonces Alcalde de El Ejido Juan Enciso por parte del PP, lo que hoy adquiere especial relevancia por la situación producida y en la que decía literalmente lo siguiente:
Antes de concluir la operación judicial en el Ayuntamiento de El Ejido ya estaba el Partido Popular, la organización política en la que militó el Alcalde, pidiendo la dimisión de Juan Enciso, en un alarde de desprecio al sistema de libertades públicas y en un acto de incoherencia supina que conlleva unas elevadas dosis de odio visceral a quien consideran traicionó su confianza, en la mal entendida confianza como la anulación de todo y la conversión en un servilismo atroz.
Al PP-A parece haberle aflorado, lo que le ocurre con demasiada frecuencia, la vena autoritaria enquistada en el franquismo que genéticamente contiene, porque la petición de dimisión como Alcalde de El Ejido solo supone una traición del subconsciente político y u acto de incoherencia sublime. Una traición del subconsciente es porque las reglas legales con que nos hemos dotado en el sistema político democrático no contienen la necesidad de abandonar el cargo público por una ausencia involuntaria y buena prueba de ello es que ningún cargo electo de la organización política que la ha solicitado se ha visto empujado a presentar su dimisión. Ello nos conduce necesariamente a que se debe a la inquina que el Partido Popular de Andalucía le tiene a Juan Enciso por haberle obligado a perder la Diputación Provincial de Almería y uno de los mas importantes Ayuntamientos de Andalucía que lo venía convirtiendo en seña de identidad de la política local.
Yo estaría de acuerdo con el PP-A en esta demanda siempre y cuando estuviese regulada legalmente, pero si ello fuese así estoy absolutamente seguro de que el Partido Popular contaría con muy escasos Alcaldes, porque bastaría canalizar la vía judicialmente para alejarlos de la Alcaldía, una simple animadversión para la que algunos hacen méritos más que suficientes valdría para desalojarlos de la Alcaldía contraviniendo los principios inherentes a un sistema democrático de libertades públicas. Por eso me ha llamado poderosamente la atención de que el PP-A siga pidiendo la dimisión de Juan Enciso como Alcalde y que el PSOE le acompañe como mero comparsa en el recital antidemocrático.
Desde mi punto de vista, Juan Enciso solo debería dimitir como Alcalde de El Ejido por voluntad propia y únicamente se verá alejado de la Alcaldía si presenta su dimisión, si judicialmente le condenaran o si no concurriese a las próximas Elecciones Municipales. Hasta hoy no se da ninguno de los supuestos y solamente existe una voluntad expresa, incoherente, controvertida e incendiaria del PP-A por adueñarse de una Alcaldía y una Diputación Provincial que están dando sobradas muestras de que piensan les pertenecen como si fuesen algo propio y ese deseo se ve condimentado por unas elevadísimas dosis de inquina hacia el personaje político que les desalojó hace cuatro años de ambas Instituciones.
Y como decía, en la actividad pública o solo bastan las escamas con que se recubren la piel ni tampoco la capacidad para atraerse adhesiones, se hace necesario el ejercicio de un liderazgo social que en el PP-A se está agotando cada día más y un elevado grado de coherencia con que dignificar su acción gubernamental. Y volvemos a lo que vengo sosteniendo desde hace algún tiempo, que no es más que la imperante necesidad de una renovación de la clase dirigente en el PP de Rajoy/Aznar/Arenas que contribuya a la regeneración de la vida publica española.
La prudencia es una cualidad necesaria en la andadura por esta vida que nos ha tocado vivir, y ciertamente no he visto mayor grado de temeridad que la que vengo observando en el PP. Y como botón sirva el ejemplo objeto de atención, ya que resultaría fácilmente imaginable para el amable lector, que distrae su tiempo en este espacio periodístico, que se una ausencia obligada, en este caso por orden judicial, obligase al responsable gubernamental a renunciar a su cargo público. Reitero mi total y absoluto acuerdo con el PP en que un cargo público involucrado por la Justicia en un presunto asunto delictivo se vea obligado a renunciar a su cargo pero siempre y cuando esté regulado judicialmente. Y eso es tan descabellado democráticamente como la demanda del PP-A, porque se abriría una segunda vía tras la electoral para retirar del cargo público al responsable político.
Considerado en consecuencia incongruente con los principios que inspiran el sistema político de libertades públicas de que gozamos, la ocasión que se le ha brindado al PP-A para recuperar sus parcelas de poder político en la provincia de Almería es evidente, pero me sigue produciendo la sensación de que están vendiendo la piel antes de haber cazado el oso. Lo que sí parece cierto es que la Operación Poniente dista mucho de la Operación Costurero, y yo sigo sin conocer como la Policía denomina a sus operaciones, si lo hacen por su ámbito geográfico o por su modus operandi, o por cualquier otra razón. Cualesquiera que sea la norma o metodología que rigen estas denominaciones policiales, lo que se percibe en la provincia de Almería es que existe mucha expectación ante esta operación judicial llevada a cabo en el Ayuntamiento de El Ejido y que se ha saldado, por ahora, con la detención y posterior encarcelamiento de su Alcalde. Como ejemplo de esta expectación, como en otros casos, sírvanse, por ejemplo, tomar el aperitivo en un bar, fiel termómetro de la sociedad y donde se conocen los más íntimos, recónditos y hasta sonoros asuntos que eximen a cualquier observador político de implicarse pero que ofrecen infinidad de pistas.
En consecuencia, la ansiedad política del PP-A por recuperar poder en la provincia de Almería se ha visto acompañada por un gesto de complicidad por la debilidad de sus dirigentes en el PSOE y con el dramatismo político de Izquierda Unida también motivado por su debilidad electoral. Hoy como desde el primer día sostengo que el PP-A podría estar vendiendo la piel antes de cazar el oso, porque todo depende de como se resuelva el caso y hay que tener muy en cuenta que nos encontramos a menos de dos años de las próximas Elecciones Municipales y sabido es que la mera imputación judicial no es determinante para desalojar de la Alcaldía a su titular y que la mayoría de los responsables políticos involucrados en casos de corrupción suelen salir reelegidos electoralmente.