La seguridad ciudadana siempre ha sido la columna vertebral de todo Gobierno, que ha luchado por la consecución de la calle, al entender que quien tiene la calle es el que ostenta el Poder. De este modo siempre ha existido una lucha por la calle por parte de todo aquel que aspire a conseguir el Poder.
En ocasiones, la lucha por la calle ha sido cruel, y son muchas las vidas que se han quedado en la calle.
Pero desde hace un tiempo a esta parte nos estamos viendo envueltos por una alteración social sin aparente connotación política como es la invasión de los recintos más personales e íntimos de la persona por amigos de lo ajeno. Todo parece indicar que se trata de meros delincuentes, pero ello está alcanzando cotas olvidadas para el españolito de a pie. El robo en viviendas está proliferando y está causando pavor entre sus moradores, hasta tal punto está llegando que se están adoptando medidas de seguridad extremas, porque la psicosis es real y profunda.
Y ese pavor ha llegado a la provincia de Almería, donde se están adoptando elevadas y estrictas medidas de seguridad, diríamos que medidas de seguridad extremas. Hay zonas geográficas en nuestra provincia en las que auténticos búnkeres se han construido en viviendas, ante el justificado temor de que los amigos de lo ajena puedan visitar los hogares durante la noche. Ese temor han provocado que los interiores de las viviendas se hayan convertido. Como digo, en búnkeres, instalando paredes blindadas en los dormitorios así como sus puertas también del mismo tenor y con apertura mediante mandos a distancia, y todo por el temor que provoca la inesperada visita de los amigos de lo ajeno, que poseen el ingrediente de ser sumamente violentos y bastante hábiles, lo que les diferencia de la delincuencia más castiza que hemos tenido.
Zonas residenciales y pueblos otrora tranquilos han comenzado a sentir el miedo durante la noche ante la psicosis social generada por el robo masivo en viviendas. Estas áreas geográficas están siendo las más castigadas por la delincuencia especializada en robo de viviendas, lo que ha motivado que personas ansiosas de disfrutar su tiempo en estas zonas no lleguen a pernoctar en ellas sobre todo si son de edad avanzada. Urbanizaciones turísticas y residenciales de Roquetas de Mar, Vera, Almería, Vícar, Arboleas, Zurgena, Serón, Los Vélez, El Ejido y La Alpujarra están sufriendo las consecuencias de esta acción delictiva a la que no se ha puesto coto todavía por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Es posible que la elevada especialización de los delincuentes tenga que producirse un mayor esfuerzo policial pero la psicosis social generada lo exige.