Jerarcas de la Intendencia de Montevideo, incluido el propio Daniel Martínez, entrevistados en diferentes medios sobre la situación de la limpieza en Montevideo, expusieron argumentos defensivos por el deficiente resultado en la recolección de los residuos capitalinos.
Cuando escribimos deficiente como calificativo de los resultados, obvio para los vecinos, estamos siendo tolerantes, ya que podría calificarse de desastrosa e inaceptable desde hace años la recolección y limpieza de la ciudad. Incluimos, como responsables, a las cuatro últimas administraciones del FA. Todas han fracasado rotundamente. No existe otro responsable, a pesar del esfuerzo en buscar distintos chivos expiatorios.
Durante los últimos años, las autoridades de la Intendencia han responsabilizado a terceros de porque la ciudad está sucia y los residuos no se recolectan adecuadamente. Veamos los más destacados y llamativos argumentos: Uno de los más utilizados fue que el aumento del volumen de desechos domiciliarios y comerciales fue consecuencia del crecimiento del consumo debido a la mejora de la economía.
La gente consume más, repetían felices, mientras la basura se acumulaba en todos los rincones de la ciudad. Agotado el argumento anterior, encontraron otro original, afirmaron que fue por el cambio de sistema de recolección de contenedores, lo que provocó problemas notorios debido a que los vecinos no se adaptaban al nuevo sistema y, la basura continuaba acumulándose en las calles de la ciudad.
La siguiente excusa (podríamos calificarla de insólita) de porque se generaban problemas en el sistema de recolección, fue debido al incremento de contenedores en todos los barrios de la ciudad y, despistadas, las autoridades olvidaron incrementar el número de camiones para responder a la mayor cantidad de unidades a vaciar. Y, la basura continuaba acumulándose en los barrios.
Sin terminar de absorber la excusa anterior, y el continuo aumento de residuos en las calles de la ciudad, las autoridades informaron que la causa era por falta de conducta de los ciudadanos, ya que tiraban las bolsas de residuos a los costados en lugar de molestarse en depositarla dentro del contenedor. O sea, el mensaje directo fue que los responsables de la acumulación de basura somos los vecinos violadores de la conducta social. Otro responsable identificado, circunstancial pero importante, son las empresas privadas.
Estas, dejan desperdicios, producto de sus actividades comerciales en los contenedores o fuera de ellos, perjudicando la limpieza y violando reglas municipales al respecto. Pero no termina ahí la capacidad creativa de encontrar responsables externos. La penúltima excusa de las autoridades de la Intendencia, recae en el estado de la flota, afirman sin sonrojarse que era vetusta y súper utilizada por no estar dimensionada para vaciar diariamente el número de contenedores esparcidos por la ciudad. ¡Vaya, vaya! ¿Nunca se les ocurrió pensar que si aumentaban la cantidad de contenedores era necesario contar con un número mayor de camiones? ¿No consideraron disponer alguna unidad extra para accionar como sustituta de los averiados? ¡Vaya, vaya! ¡Que administradores! ¡Que técnicos agudos! Y, no queremos dejar de mencionar la última excusa, la correspondiente al mes de julio.
Es novedosa, para no calificarla de patética. Martínez atribuye a la empresa extranjera que suministró los camiones poder cumplir con la recolección de los residuos. Aduce que llegarán retrasados por errores técnicos de la empresa al equipar las unidades, especificó en todos los medios de comunicación a los que fue invitado por el primer año a cargo de la Intendencia. Afirmó, sin pestañear, que la responsable del retraso de los camiones fue la empresa que instaló del lado equivocado las palas elevadores de contenedores.
La empresa se equivocó, sostuvo con expresiones de solvencia. ¿Podría existir la posibilidad que la Intendencia no hubiese detallado con claridad los requerimientos técnicos? ¡Cuesta creer que una empresa internacional que se especializa en este tipo de producción, que seguramente ha vendido miles de unidades recolectoras, omita preguntar una de las cuestiones básicas de las características de los camiones!
Los argumentos del Intendente Martínez nos generan dudas. La realidad rompe la vista. Es indefendible que la intendencia no sea capaz de administrar un pequeño taller de mantenimiento y reparación de menos de veinte camiones recolectores de residuos, que no haya previsto dimensionar el número de unidades al tiempo que aumentaba el volumen de contenedores en la ciudad, que no dispongan de una o dos unidades de reserva que cumplan la funciones de emergencia.
Imaginen esta administración dirigiendo las Cooperativas de ómnibus o la empresa Cutcsa, con cientos de unidades de uso diario y muchas más horas de rodaje que las veinte unidades que dispone la Intendencia. ¡El transporte público sería un caos! Es la muestra fehaciente, irrefutable, de la incapacidad de gestión. El Intendente y Directores, en lugar de hacer autocrítica, reconociendo los errores cometidos, reaccionan con una batería de argumentos culpando a terceros por la deficiente limpieza de nuestra ciudad.
La realidad muestra que la Intendencia ha fracasado periodo tras periodo. Así de simple y verdadero y, debería hacerse cargo. Es injusto, y hasta perverso, decir o insinuar que los responsables de la mugre son los ciudadanos que dejan fuera del contenedor las bolsas de basura, en lugar de colocarlas dentro. Este argumento, lo repite permanentemente Daniel Martínez. Incluso comento que una vez presenció esta situación, dejando entrever quienes son los verdaderos responsables de la situación. ¡Basta señor Intendente! ¡Basta señores jerarcas! ¡Señores ediles no miren hacia el costado! ¡Reconozcan la cuota de responsabilidad y no culpen a terceros de la mugre en la ciudad y del deficiente sistema de recolección de residuos!
Los vecinos de Montevideo no son los responsables del estado de la limpieza y del deficiente sistema de recolección de basura, tampoco de la falta de iluminación, del estado de las calles, de la falta de bacheo, de carencia de veredas en muchos barrios, de la inexistente poda municipal, del recambio del arbolado, de los problemas en el tránsito, de la polución sonora de los motos y vehículos, de la falta de control en la cargas y descarga de empresas suministradoras que interrumpen el tránsito en horas pico, del incumplimiento de los horarios de las empresas de transporte, del calamitoso estado en la limpieza de los ómnibus del transporte, del estado y tamaño de los autos con taxímetro, del deficiente diseño en el corredor Garzón, de la inversión inútil en la terminal de Colon, de la falta de cartelería pública adecuada en los barrios, del control de ruidos molestos de los boliches en el corazón de los barrios, de la falta de control bromatológico y la molestia que provocan las ferias barriales, etc, etc, etc.
El Intendente es el principal responsable y, como tal, debe asumir los errores de gestión. Fue él quien designo a los directores del área de limpieza y por tanto, responsable de controlar el desempeño. Recordamos que durante la campaña declaraba haberse reunido con Olivera para interiorizarse de cuáles eran los problemas que tendría que enfrentar y se comprometió a hacer el mayor esfuerzo y, la mayoría de los montevideanos confiamos dando el apoyo electoral necesario.
¡Nosotros cumplimos, ahora le toca a Usted cumplir con nosotros! ¡Los vecinos no somos los responsables de una administración ineficiente! ¿Tenemos derecho los ciudadanos a expresar nuestras opiniones sobre la gestión de la Intendencia? ¿Tenemos derecho los vecinos de Montevideo a reclamar una gestión eficiente? ¿Tenemos derecho a exigir la remoción de los responsables? Por suerte vivimos en un estado de derecho y podemos expresar libremente nuestras opiniones. Por suerte las autoridades pueden hacer públicas la defensa de sus gestiones.
Pero, reclamamos equidad, simetría de responsabilidades entre administración departamental y vecinos. Si los vecinos incumplen con sus obligaciones pagando con retraso los impuestos y tasas municipales son automáticamente castigados, en primer lugar con mora punitiva y, el segundo nivel, acciones judiciales. En cambio, si la Intendencia incumple no se responsabiliza, no destituyen a funcionarios, no devuelven al patrimonio de la Intendencia (que es nuestro) el costo de los errores cometidos en la gestión.