Los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 echaron el cierre el pasado día 9 de septiembre. Hay que reconocer que el comité organizador no ha ahorrado recursos para que este gran evento deportivo haya sido uno de los mejores de la historia, incluso a nivel mediático, por el gran número de pruebas retransmitidas.
Hasta aquí un fuerte aplauso, pero estos juegos partían de inicio con grandes déficits en la equiparación de derechos del colectivo de deportistas con discapacidad intelectual.
Comenzaríamos resaltando el de participación. Mientras en estos Juegos de Londres, se batían récords de participación con la inscripción de más de 4.200 deportistas de todo el mundo, solamente 120 eran deportistas con discapacidad intelectual, en porcentaje una pequeña cuota del 2.85%. Si esto lo trasladamos al Comité Paralímpico Español, de 140 paralímpicos, únicamente tres tenían discapacidad intelectual y se reduce el porcentaje a un 2.14%. Pienso que ya es hora de solventar estas desigualdades. Es censurable y hay que denunciar, que el movimiento paralímpico, dependiendo de cuál es la discapacidad del deportista, tenga mayor derecho a más cuota de participación en eventos deportivos del IPC, que los deportistas con discapacidad intelectual.
Otro grave déficit es la imposibilidad de nuestros deportistas de poder acceder a todo el calendario deportivo como el resto de participantes en estos juegos, que han podido competir hasta en 20 modalidades deportivas. Los deportistas discapacitados intelectuales solo han podido participar en natación, atletismo (deportes estos donde se han concentrado la mayor participación), tenis de mesa y remo (con una mínima participación). A esto hay que añadir que tampoco han podido participar en el calendario deportivo de cada deporte. En natación solo pudieron nadar en las pruebas de los 100 braza, 100 espalda y 200 libres, mientras que en atletismo participaron en los 1500 metros, 200 libres y salto de longitud, con el agravio comparativo de que el resto de deportistas sí podía participar en el calendario completo. De nuevo, el Comité Paralímpico Internacional (IPC) vetó y recortó derechos a nuestros deportistas.
Y aunque hay algunas carencias más a las que hacer referencia, me quedo la que para mi es el meollo de la cuestión, como es la clasificación de los deportistas con discapacidad intelectual. Los discapacitados físicos tienen una clasificación que va de la S-1 a la S-10, dependiendo de su grado funcional de sus miembros superiores y/o inferiores. Los deportistas ciegos, tienen una clasificación que se le asigna las categorías de la S-11 a la S-13, según el grado de visión que tengan y los paralíticos cerebrales a lo que se le asigna la clase S-15.
A los deportistas con discapacidad intelectual, se les encaja a todos en una sola clase, la S-14, lo cual es una gran injusticia, teniendo en cuenta el gran número de síndromes que existen en este colectivo y que en el terreno psicológico estas personas, cuyo principal déficit es cognitivo, están clasificadas en leves, moderados, graves y profundos. Por lo tanto, actuando con rigor se deberían crear al menos 3 clasificaciones dentro de la S-14, que podrían ser: S-14.I leves, S-14-II moderados y S-14-III graves.
Para que esto sea posible, tanto el IPC (Comité Paralímpico Internacional, así como la INAS-FID (Federación Internacional de Deportistas con Discapacidad Intelectual) tienen que ponerse a trabajar de forma coordinada, formando a clasificadores para que en el NPC´S (Comités Paralímpicos Nacionales) se comience de una forma rigurosa con la clasificación de nuestros deportistas, asignándoles a cada uno de ellos la clasificación que le corresponda.
Si dan este importante paso, los deportistas con discapacidad intelectual seguro que comenzarán a tener los mismos derechos que el resto de deportistas y la equiparación en derechos a todos los niveles en el Movimiento Paralímpico comenzará a ser una realidad.