Los almerienses vamos a tener que demandar comicios electorales todos los años para que se hagan obras o arreglen las chapuzas que se vayan creando como ocurre en el municipio de Almería, donde una tapadera metálica en el carril-bici del aparcamiento de La Rambla lleva casi dos meses sin ser reparada, y también pediremos que salgan a la luz pública comportamientos políticos irregulares para que se produzca un efecto multiplicador y vayamos conociendo las sinvergonzonerías que se cometen.
En efecto, ha sido necesario que los almerienses conozcamos la torpeza inigualable cometida por tres asesores políticos socialistas en la Diputación Provincial de Almería para interrogarnos porqué no aparece públicamente el Director de Recaudación del Área de Fomento, Nicolás Rodríguez Rivera, concejal por el PSOE de Adra, y hechos como el que se produjo en Gádor, donde el líder socialista municipal ha denunciado al también Senador ante el Tribunal Supremo. Parece ser que también el portavoz del Grupo Popular en la Diputación Provincial, José Fernández, también está mereciendo la atención de los socialistas.
A mí me parece todo eso perfecto, como por otra parte no podría ser de otra forma con la que lleva cayéndome desde hace más de un cuarto de siglo, pero la única objeción que se le puede poner, a esas acciones de revelar comportamientos en los que no deben reflejarse nuestros gobernantes, es la de que se han producido como consecuencia de los hechos revelados en la Diputación Provincial. ¿Se estarían denunciando hechos reprochables llevados a cabo por gobernantes del PP si no se hubiese conocido el caso de los asesores?. El momento en que se ha producido la denuncia es lo único que se le puede objetar. Por dos razones: en primer lugar, porque el PSOE parece que se ha visto empujado a denunciar hechos supuestamente delictivos que ya conocía debido a la explotación política que el PP está haciendo del escándalo de los asesores políticos en la Diputación Provincial; y, en segundo lugar, porque las denuncias que ahora se formulen quedarán contaminadas por los hechos que las han motivado, por lo que su oportunidad no parece la adecuada, y ya se sabe que la política es oportunidad.
Yo soy de los que piensan, en consecuencia, que el momento en que el PSOE está denunciando hechos y/o comportamientos supuestamente delictivos cometidos por gobernantes del PP no es el oportuno o adecuado. En todos los casos que han aflorado hasta ahora son hechos que se conocían desde cuando se produjeron, y ha sido ahora cuando sospechosamente se revelan a los almerienses de a pie. Esta contaminación es la que le quita fuerza, el impacto necesario para que se incruste en la opinión pública almeriense y se genere el mismo estado de opinión que el producido por el escándalo de los asesores. Justamente por eso es por lo que yo considero que el momento no ha sido el oportuno, y por eso poco influirá en los propósitos que se pretenden conseguir. De ahí el irregular impacto que en la opinión pública tendrá ambos casos, es decir el escándalo de los asesores y las irregularidades supuestamente cometidas por los gobernantes del PP.
Los almerienses anhelamos que afloren públicamente todos aquellos hechos o comportamientos en los que no deben reflejarse nuestros gobernantes, pero que salgan a la luz pública cuando se produzcan o sean conocidos y no cuando el momento lo requiera y como un mecanismo de defensa ante un ataque del adversario político. Esa reacción de denunciar es lo que resta fuerza e incluso distrae la atención del almeriense de a pie y no surte los efectos deseados, pese a que la entidad de los hechos o comportamientos sea la suficientemente seria y elevada como para impregnar la sociedad almeriense durante un determinado tiempo. Así la cosas, de poco vale mantener esos hechos en el cajón para ser empleados como chantaje o reacción visceral a una acción del adversario político.
Estoy plenamente seguro que si los hechos denunciados ahora como reacción hubiesen aflorado en el momento de producirse/conocerse, la reacción de la sociedad almeriense hubiese sido otra bien distinta. Denunciados de este modo y en este momento no están pasando de un mero titular aislado y complaciente. Sírvase, pues, el socialismo oficial imperante en la provincia de Almería a seguir atento a las obras y amores de los gobernantes de la Derecha y a ofrecerlos a los almerienses, y a las almerienses también ya que además tienen enorme influencia sobre los almerienses, en directo con acciones contundentes.