Los primeros plenos de las legislaturas suelen generar cierto interés en la ciudadanía, que sabe son los que más le afectan porque existe la estrategia política en nuestros gobernantes de adoptar las medidas más impopulares al principio para que ante las elecciones se hayan olvidado.
Esta estrategia política tuvo sus detractores cuando se empezó a practicar, porque se pensó que las medidas gubernamentales hay que llevarlas a cabo cuando proceda y no en función de oportunidad política, lo que implantó la idea bastante extendida de que los Gobiernos son electorales.
No parece desmedida esta impresión implantada en una amplia capa de la población, porque los Gobiernos se ha desvirtuado al igual que los Partidos Políticos que los sostienen, que han perdido la concepción que hasta la década de los 80 se tenía de ellos al sostenerse que su razón de ser era la de solucionar los problemas de la ciudadanía y luchar por un mayor grado de bienestar social. A cualquiera que hoy se le defina así un Partido Político lo primero que debe pensar es que se encuentra sumido en un mundo irreal, como a mí cuando me decían que era un idealista al no aceptar en cuatro ocasiones concurrir como candidato a unos comicios electorales; en fin, tiempo habrá, espero, para desarrollar este concepto.
Pero lo que hoy me ocupa es el Pleno que el jueves celebró la Corporación Municipal de Garrucha, donde en perfecta consonancia con lo dicho anteriormente se aprobó la regulación de varios servicios públicos y se ofreció una información que es en la que pretendo atraer la atención del amable lector que distrae su tiempo en este espacio periodístico.
Partiré del principio no escrito de que yo pienso que un Alcalde comete un delito diario, por estar al frente de la Administración Pública al ciudadano. Se podrá pensar en consecuencia que el delito al que sale por día se produce a instancias de su convecino, y así es. Desconozco si el ExAlcalde de Garrucha por el PP ha visitado los Juzgados inserto en este contexto o por el contrario se ha aprovechado de él para colocarse supuestamente fuera de la Ley por otros motivos.
En el Partido Popular se ha conceptuado al Ayuntamiento de Garrucha como “un nido de corrupción” durante su etapa de gobierno y a medida que se van conociendo detalles todo parece indicar que la filosofía de bien pensante se encontraba en contradicción con la realidad pese a mi proximidad y en sintonía con el viejo proverbio popular ‘piensa mal y acertarás’.
En el pleno de septiembre escuché a la Alcaldesa decirle a su inmediato antecesor que se arrepentía por no haberlo llevado ante el Juzgado y mucho me temo que durante algún tiempo va a conservar este sentimiento por lo que está aflorando. Y fiel a su opacidad, de la que ha hecho gala durante sus ocho años en la Alcaldía, pretende contagiar a su sucesora para que le oculte sus fechorías y en justa correspondencia le ofrezca un tupido velo.
Por ello me produjo estupefacción calificar una información económica, que afecta negativamente a quien emitió tan impropio epíteto, como “linchamiento” cuando todo el pueblo de Garrucha está siendo saqueado. Lo más espectacular es por el millón seiscientos mil euros, que me cuentan es por el que se fijó nada más ser Alcalde y que provocó la destitución de Interventor accidental y su sustitución por otro Funcionario. Unas horas antes de este último Pleno se registró una petición por el GIGA sobre los pagos con esa partida, que encima es el depósito de un empresario para que GALASA lleve a cabo las obras pertinentes para abastecimiento de agua a la urbanización proyectada.
En su día producían comentarios jocosos los gastos que el entonces Alcalde del PP, Juan Francisco Fernández, hacía con cargo al Ayuntamiento, como por ejemplo una inexistente comida con su Equipo de Gobierno o unas copas en un pub de Mojácar con el cura párroco de Garrucha.
Pero para gastos tan superfluos como sospechosos que llegan hasta casi los cien mil euros son las toallitas y pastillas perfumadas para el wc como parte del abundante pedido que hizo a una empresa de Madrid y que ha reclamado judicialmente al Ayuntamiento de Garrucha.
Y por el solo hecho de informar le acusa el ExAlcalde Juan Francisco Fernández a la Alcaldesa de estar linchándolo, cuando como contribuyente yo le habría pedido a Mari Toñi que esa dación de cuentas municipales se hubiese producido su conocimiento por el Juzgado de Instrucción. Yo creo que ello es lo que está en el ánimo de todos los garrucheros y garrucheras saqueados y no que se esté produciendo un linchamiento político por su conocimiento público.
Me llama poderosamente la atención que tras pedirle Juan Francisco Fernández a la Alcaldesa que cortara la información que estaba ofreciendo no hiciese mención alguna para justificar o desmentirla.