Permítanme, amables lectores que distraen su atención en este espacio periodístico, comience expresando el miedo que he sentido esta tarde durante la intervención del portavoz parlamentario del PP y diputado por Almería, Rafael Hernando, especialmente durante su amenaza al pedir a Sus Señorías que no le provocasen, lo que me ha provocado un retroceso a 1.972 cuando fui detenido por la Policía Armada y acusado de “atentar contra la seguridad del Estado” tal vez por ser supuestamente comunista.
Cuando ahora me rebaten la atribución que le hago al PP de ser el Partido Podrido y a sus dirigentes políticos de estar desideologizados y ser interesados habrán constatado con intervenciones en sede parlamentaria que me quedo corto, y bastante corto. Afortunadamente ha resultado, conforme a lo previsto, frustrada la investidura de Mariano Rajoy, aunque queda por ver la segunda sesión, al haberse visto obligado a escuchar lo que ningún Candidato a la Presidencia del Gobierno ha oído durante la actual etapa democrática.
Por su valor cuantitativo me han merecido el aplauso de Pedro Sánchez, a quien valoro enormemente y no así a algunos de su equipo, por haber justificado con valentía el voto negativo a Mariano Rajoy. Supongo, a falta de conocer, que no solo me habrá parecido bien la intervención de Pedro Sánchez sino que socialmente habrá tenido su incidencia y consolidado su liderazgo, independientemente de los hándicaps a que viene siendo sometido por las viejas glorias y algunos barones, supongo, por no prestarse a ser manipulado y tener criterio propio, especialmente en la necesidad de limpiar su organización políticas de personajes y personajillos que ejercen la actividad política para conseguir lo que en su actividad profesional, si alguna vez la han tenido, no han podido.
Tras su segundo intento valoraré la herencia de Mariano Rajoy, que encuentra, por cierto, un buen alimento electoral en Almería, que sintetizaré en dos: la corrupción política y el empobrecimiento del país. Pues bien, el voto popular jamás deberá justificar la corrupción política como pretende mariano Rajoy y no se me negará que España no es hoy más pobre que hace un lustro. En el PP la corrupción aflora por todos los poros, basta con echar un vistazo en Internet y observar atónito la ingente cantidad de corruptos políticos con que cuenta esta organización política, sin que nada se haga por prevenir ni mucho menos por castigarlos, muy al contrario se les mantiene hasta que la justicia mediática les aparta de su cargo, y por supuesto ni pasárseles por la imaginación la regeneración y refundación del PP.
No son los jóvenes los máximos exponentes de la pobreza sino los que más llaman la atención por tener que abandonar la tierra que les viera nacer, y encima con una cualificación que ya hubieran deseado para sí generaciones anteriores. Si se me permite el símil, la actual política educativa del brillante PP desideologizado e interesado es la de plantar el árbol y cultivarlo para una vez que está dando su cosecha cederlo a otros para que la cojan; es decir, preparan a los universitarios y una vez titulados se ven obligados a ofrecer sus conocimientos en otros países que no cuentan entre sus gentes con profesionales de estas características. No solo brillante política educativa sino inteligente, haciendo bueno el proverbio “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”. Otra manifestación de la riqueza creada por el Gobierno Rajoy es la de los contenedores de basura a donde acuden personas de toda condición social en la incesante búsqueda de alimentos.
Desde mi punto de vista parece obvio que Mariano Rajoy tiene archimerecido el voto negativo de la mayoría de los Diputados en Cortes, a quienes menoscaba al sostener que es el candidato que más número de votos populares ha obtenido y por consiguiente debe ser el Presidente del Gobierno, todo un insulto a la inteligencia de los españolitos y españolitas de a pie, por que el “teatrillo”, en expresión de Rafael Hernando, es determinante.