La portavoz socialista en el Ayuntamiento de Garrucha, Mari Toñi López, ha sido expulsada esta mañana del Salón de Plenos en que la Corporación Municipal celebraba una sesión extraordinaria y urgente con el nada oculto interés por parte del Alcalde, Juan Francisco Fernández, de que no conozcan los garrucheros y las garrucheras las cuentas municipales.
Subrealista. España, y como ejemplo singular el municipio almeriense laboratorio del PP, ha entrado en una etapa de su Historia que será resultará difícil contarla por muy docto que se sea porque la legislación camina por un lado y el quehacer gubernamental por otro para burlar la nesfata acción de Gobierno y a ser posible ocultársela a los españolitos y a las españolitas de a pie.
La fundada sospecha de que el todavía Alcalde de Garrucha pretendía mangonearle a sus convecinos las cuentas del Ayuntamiento es que antesdeayer tarde convocó un Pleno con carácter urgente y extraordinario para las 11 de la mañana de ayer, una hora que una de sus ediles más conspícuas se jactaba de disponerlo así para que acudiese el menor número posible de personas, para lo que una hora antes celebró la preceptiva Comisión Informativa que por razones de tiempo impediría al Grupo Socialista la visualización de la documentación que se aprobaría en la sesión plenaria de la Corporación Municipal y de este modo convertirla en un mero trámite sin público y sin enterarse los socialistas de lo que se trataría.
Sin embargo, pese a esta argucia política se ha podido constatar que el Equipo de Gobierno del PP en Garrucha ha presentado facturas a proveedores por un total de 3.697.565,50€ . Esto significa que endeudan al Consistorio en 6.700.000 €, recordamos que ya existe un préstamo bancario por 3.000.000€), ejemplo claro de la nefasta gestión económica del PP.
Y para ello se ha hecho necesario llevar a cabo un preceptivo plan de viabilidad para poder acogerse a ese supuesto “saneamiento” de las arcas públicas municipales, lo que esperan atemperar con un plan de medidas de ajuste que supone subir el IBI y reducir el gasto en limpieza viaria y de edificios públicos, por lo que un municipio eminentemente turístico en el que tiene basada su economía local lleva camino de convertirse en la urbe que anhelaba el Alcalde en la época del hambre cuando para mantener dignas las aceras cada vivienda limpiaba la suya y ahora el regidor cumple lo prometido públicamente.