La Diputación Provincial se ha erigido en la protagonista de la actividad política en la provincia de Almería, y mucho me temo que así lo será durante la presente legislatura. La Diputación Provincial, otro escenario al que se enviaban a los políticos relegados en sus respectivas circunscripciones, brilla con luz propia, y es el escenario donde se está dirimiendo la lucha por la victoria en los próximos comicios electorales.
De ahí la importancia del escenario, donde el más recóndito Salón de Plenos de nuestra provincia tenía mayor convocatoria que el de la Corporación Provincial.
Yo comprendo que el señor Arenas dirija sus diatribas contra Añez y su grupo, por ínfimo que sea, y entiendo que el líder regional del PP se muestre preocupado por la pérdida de apoyo electoral en una provincia como la de Almería. Pero ya se dará cuenta el señor Arenas Bocanegra del cúmulo de errores que está cometiendo en la provincia de Almería, y espero que cumpla lo prometido respecto a su proyección política más allá de las próximas Elecciones al Parlamento Andaluz. Le recordaremos que ha prometido no volver a presentarse a la Presidencia de la Junta de Andalucía si no consigue su objetivo a la tercera. A ver la palabra que tiene Arenas Bocanegra, porque su representante provincial en Almería también dijo que solo estaría dos legislaturas como Alcalde de Roquetas de Mar y ya va por la tercera. No sé lo que tienen los cargos públicos para no querer dejarlos nadie. Ya hablaremos al respecto en otra ocasión, porque toda regla general tiene su excepción, y justamente en Almería la hemos encontrado.
Diputación Provincial de Almería se he erigido en objetivo del PP-Andalucía, por lo que ha multiplicado su dimensión política, por lo que lejos de situar a sus excorreligionarios como algo marginal, los han colocado en la cresta de la ola de la actualidad política, con lo de revalorización que ello conlleva y el crecimiento de su influencia en los almerienses de a pie en la provincia. No hay un fin de semana que visite Javier Arenas la provincia de Almería y arremeta contra la Diputación Provincial, una Institución, como ya se ha dicho, donde están dirimiendo sus discrepancias internas el Partido Popular.
Durante las continuas estancias de Javier Arenas en nuestra provincia hemos escuchado de todo, pero nada más estrambótico que el supuesto encargo, a ver a qué gabinete jurídico lo ha hecho, para disolver la Corporación Provincial. Parece mentira que un exvicepresidente y varias veces ministro del Gobierno Aznar, además de Exsecretario General del PP, pretenda disolver una Corporación Provincial por el mero hecho de estar gobernada por tres Diputados Provinciales que fueron expulsados por él. Me da por pensar en qué manos estamos, y qué sería capaz de hacer el señor Arenas si fuese presidente de la Junta de Andalucía. Ya sabe al amable lector, que distrae su tiempo en este espacio periodístico, que uno de los últimos servicios que quería hacerle el entonces presidente Aznar a España fue suspender la Elecciones Generales que dieron la victoria a José Luís Rodríguez Zapatero. Por cierto, Javier Arenas era miembro de ese Gobierno de España, como también era el portavoz del PP cuando dijo que había habido pucherazo en las Elecciones Generales de 1993. Y ahora quiere llegar a la presidencia de la Junta de Andalucía disolviendo la Corporación Provincial de Almería. En fin, si eso es el centro político, la franja social más moderada y, por tanto, disputada, que será la Derecha pura y dura, la Derecha trasmontana, la Derecha nacionalcatólica, esa Derecha económica que, por ejemplo, echa en cara el pagar un café.
Ya he dicho que entiendo a Javier Arenas, pero entiendo tan relativamente su cabreo con lo sucedido en la Diputación Provincial, que muchas de sus Alcaldías en la provincia es posible que no las mantenga en la próxima legislatura. Y este es el verdadero problema de Javier Arenas, que con un gobierno PP en Diputación Provincial, como en tiempos de Luís Rogelio Rodríguez-Comendador, tenía garantizada la victoria electoral en la provincia de Almería, porque tenía sometidos a los municipios gobernados por el PSOE a la más pertinaz sequía económica, y ya se sabe que esos pueblecitos de la provincia subsisten solamente gracias a Diputación Provincial. Este es, a mi juicio, el auténtico problema que tiene Javier Arenas en Almería, que en esta ocasión la va a mojar la oreja el PSOE, y Arenas Bocanegra se resiste a la derrota por adelantado, razón por la que lucha y proyecta tantas cosas estrambóticas desde la ultratumba política a la que se resiste engrosar. “Que Dios los cojan confesaos” (al menos a dos).