Los exoesqueletos son estructuras externas que se pueden “vestir” y que sirven de apoyo y asistencia para los movimientos, o para aumentar las capacidades del cuerpo humano. ¿Te imaginas poder levantar objetos pesados sin esfuerzo, caminar más rápido o recuperarte de una lesión con la ayuda de una armadura robótica? Pues esto ya no es ciencia ficción, sino una realidad que se está aplicando en diversos ámbitos como la industria, la medicina o el deporte.
¿Qué son los exoesqueletos?
Un exoesqueleto representa una armazón externa concebida para brindar soporte al cuerpo humano. Su función puede variar desde asistir en la recuperación de una lesión hasta potenciar las capacidades biológicas. Dotado de un sistema de motores eléctricos, aporta un incremento significativo en la movilidad, la fuerza y la flexibilidad de nuestras extremidades.
Se componen de diferentes materiales, como metal, plástico o fibra de carbono, y se ajustan al cuerpo mediante correas, velcros o sensores. Algunos exoesqueletos son pasivos, es decir, no tienen fuente de energía propia y solo sirven para aliviar la carga o la presión sobre las articulaciones. Otros son activos, es decir, tienen baterías o motores que les permiten asistir o potenciar el movimiento de los músculos.
¿Cómo funcionan los exoesqueletos?
Los exoesqueletos funcionan mediante un sistema de control que puede ser autónomo o dependiente del usuario. En el primer caso, el exoesqueleto tiene un software que le permite detectar y anticipar las intenciones del usuario y actuar en consecuencia. Por ejemplo, si el usuario quiere levantar un objeto pesado, el exoesqueleto activa los motores que le ayudan a hacerlo sin esfuerzo.
En el segundo caso, el exoesqueleto depende de las señales que le envía el usuario mediante botones, mandos o interfaces cerebrales. Por ejemplo, si el usuario quiere caminar con un exoesqueleto que le ayuda a recuperar la movilidad tras una lesión, debe indicarle cuándo y cómo quiere hacerlo.
Los exoesqueletos también tienen sensores que les permiten medir la posición, la velocidad y la fuerza de las extremidades del usuario y adaptar su respuesta. Además, algunos exoesqueletos tienen sistemas de retroalimentación háptica que le dan al usuario información sobre el entorno mediante vibraciones o presiones.
¿Qué beneficios tienen los exoesqueletos?
Los exoesqueletos tienen múltiples beneficios para diferentes sectores y colectivos. Algunos de ellos son:
En la industria
Pueden reducir las lesiones laborales y los accidentes derivados del sobreesfuerzo musculoesquelético. También pueden mejorar la productividad y la calidad del trabajo al facilitar tareas como el levantamiento, el transporte o el ensamblaje de piezas. Algunas empresas como Ford o Ikea ya han implementado exoesqueletos en sus fábricas y almacenes para proteger y asistir a sus trabajadores.
En la medicina
Ayuda a las personas con discapacidad o con problemas de movilidad a recuperar parte de su autonomía y su calidad de vida. También puede servir como herramienta de rehabilitación o terapia para pacientes con lesiones neurológicas o musculares. Algunos ejemplos son los exoesqueletos que permiten a las personas con paraplejia o tetraplejia caminar de nuevo o los que asisten a los pacientes con ictus o esclerosis múltiple a mejorar su coordinación y su equilibrio.
En el deporte
Mejoran el rendimiento y la resistencia de los deportistas al aumentar su fuerza, su velocidad y su agilidad. También pueden prevenir lesiones o facilitar la recuperación tras el ejercicio. Algunos ejemplos son los exoesqueletos que ayudan a los ciclistas a pedalear más rápido o los que permiten a los esquiadores mantener una postura óptima.