El mercadeo y la política de fichajes se está imponiendo, al parecer con toda normalidad como forma de funcionar de los partidos políticos. Se incentiva el transfuguismo y el cambio de chaqueta, desparecen los valores éticos, la lealtad, el compañerismo y los proyectos comunes. Observo atónito como quien ayer decía ser de un color hoy es de otro y si es necesario mañana volverá a cambiar con tal de seguir agarrado a un cargo, un sueldo o una posición de privilegio. El movimiento se produce en ambos sentidos, además por personas muy representativas que han tenido cargos institucionales importantes.
Políticos trasnochados que se cobijan en el cambio de siglas, para refundarse y sin sonrojarse presentarse como una alternativa renovada, con tal de seguir exprimiendo “la teta” , ese parece ser el futuro, ser consecuente no está de moda.
Un poco de dignidad no nos vendría mal, no se puede vivir eternamente de la política, haciendo equilibrios malabares para encajar en cualquier sitio, a cualquier precio y bajo cualquier excusa. Los grandes mensajes vacios y la política espectáculo, sin nada detrás, son los arboles que nos impiden ver el bosque, personalizado en la ausencia de proyectos de cierta categoría, sólidos, creíbles y cuyo objetivo sea el bienestar de los ciudadanos.
Esto es lo que hay amigos, mucha sopa y poca chicha.
Continúa la degradación política (una reflexión espontánea en mi Facebook)
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