Tras la puesta en marcha de la maquinaria de Espantapitas a las seis y media de la tarde con talleres, zoco de artesanía y comidas del mundo, el centro cultural con sus variadas e interesantes propuestas, los animados pasacalles de Brincadeira y el arte circense callejero de Javi Javichi, arrancaban al anochecer las actuaciones en el escenario principal del festival, el escenario Joe Strummer.
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El numeroso grupo de Zulú 9.30 eran los encargados de abrir otra noche mágica, llena de sensaciones y matices musicales muy marcados por el mestizaje y la cultura alternativa, marca de la casa, Experiencia Espantapitas.
Durante los primeros compases del concierto, la banda barcelonesa Zulú 9.30 ha sido la encargada de despertar a un público todavía frio. Zulú 9.30 ha sido capaz de romper el hielo con ritmo, color y calor, con sonidos urbanos, de aquí y de allá, y ante todo, con ese aire a libertad que desprende la banda encima del escenario, conectando desde el principio con el público a golpe de ritmo, samba y una energía inagotable.
La noche prometía desde el principio, y si cabía alguna duda, Albert Pla las ha disuelto en cuanto ha pisado el Joe Strummer hacia las 22:00 horas. Pla, con su voz tan característica y sus letras sencillas pero directas, ha dado un amplio repaso a su repertorio más clásico, lo que sin duda ha entusiasmado al numeroso público presente ya a estas horas de festival. Momentos para la rumba, rock, ritmos flamencos y canciones lentas llenas de ese sentimiento que sólo Albert Pla sabe imponer a sus creaciones, han completado un concierto lleno de magnetismo y buen hacer encima del escenario.
Con una fuerza que ha hecho saltar al unísono a todo el Espantapitas, ha saltado a escena La Pulquería. Sin medias tintas han salido a triunfar, a hacer saltar a la gente y no dejar indiferente a nadie, y sin lugar a dudas, este grupo de jóvenes valencianos tiene un directo muy potente cargado de matices musicales. No es casualidad que entre las fechas de su última gira se puedan encontrar diversas actuaciones en Méjico y Nueva York, como tampoco es casualidad que sea la segunda vez que esta banda brinde a Espantapitas su autodenominado sonido hard-mariachi-tropi-punk-playero-latino-balcánico-vasilón.
Qué decir de Amparanoia, su trayectoria de más de diez años cargada de éxitos avala a esta banda única, y la Experiencia Espantapitas se ha rendido a la música de Amparo y su tropa con éxitos como "La vida te da", "La fiesta por dentro" y "Don´t leave me now", entre otras muchas. A las 1:45 h. salía a escena para rendir un auténtico homenaje a sí misma, a lo que ha sido una intensa vida musical para la que pone punto, y por ahora final, a Amparanoia, y sin duda tenía que pasar por Espantapitas antes de cerrar esta etapa y seguir caminando.
La nota distintiva la ha puesto Pichtuner, agrupación formada por dos alemanes y una japonesa. Ritmos electropop con toques indies junto con melodías cándidas, elegantes y muy bailables. Esta exótica banda ha sido la encargada de despedir por esta noche el mítico escenario Joe Strummer que mañana volverá a llenarse de nuevas bandas y propuestas musicales.
de Zulú 9.30 eran los encargados de abrir otra noche mágica, llena de sensaciones y matices musicales muy marcados por el mestizaje y la cultura alternativa, marca de la casa, Experiencia Espantapitas.
Durante los primeros compases del concierto, la banda barcelonesa Zulú 9.30 ha sido la encargada de despertar a un público todavía frio. Zulú 9.30 ha sido capaz de romper el hielo con ritmo, color y calor, con sonidos urbanos, de aquí y de allá, y ante todo, con ese aire a libertad que desprende la banda encima del escenario, conectando desde el principio con el público a golpe de ritmo, samba y una energía inagotable.
La noche prometía desde el principio, y si cabía alguna duda, Albert Pla las ha disuelto en cuanto ha pisado el Joe Strummer hacia las 22:00 horas. Pla, con su voz tan característica y sus letras sencillas pero directas, ha dado un amplio repaso a su repertorio más clásico, lo que sin duda ha entusiasmado al numeroso público presente ya a estas horas de festival. Momentos para la rumba, rock, ritmos flamencos y canciones lentas llenas de ese sentimiento que sólo Albert Pla sabe imponer a sus creaciones, han completado un concierto lleno de magnetismo y buen hacer encima del escenario.
Con una fuerza que ha hecho saltar al unísono a todo el Espantapitas, ha saltado a escena La Pulquería. Sin medias tintas han salido a triunfar, a hacer saltar a la gente y no dejar indiferente a nadie, y sin lugar a dudas, este grupo de jóvenes valencianos tiene un directo muy potente cargado de matices musicales. No es casualidad que entre las fechas de su última gira se puedan encontrar diversas actuaciones en Méjico y Nueva York, como tampoco es casualidad que sea la segunda vez que esta banda brinde a Espantapitas su autodenominado sonido hard-mariachi-tropi-punk-playero-latino-balcánico-vasilón.
Qué decir de Amparanoia, su trayectoria de más de diez años cargada de éxitos avala a esta banda única, y la Experiencia Espantapitas se ha rendido a la música de Amparo y su tropa con éxitos como "La vida te da", "La fiesta por dentro" y "Don´t leave me now", entre otras muchas. A las 1:45 h. salía a escena para rendir un auténtico homenaje a sí misma, a lo que ha sido una intensa vida musical para la que pone punto, y por ahora final, a Amparanoia, y sin duda tenía que pasar por Espantapitas antes de cerrar esta etapa y seguir caminando.
La nota distintiva la ha puesto Pichtuner, agrupación formada por dos alemanes y una japonesa. Ritmos electropop con toques indies junto con melodías cándidas, elegantes y muy bailables. Esta exótica banda ha sido la encargada de despedir por esta noche el mítico escenario Joe Strummer que mañana volverá a llenarse de nuevas bandas y propuestas musicales.