El Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales ha reconocido la labor de los decanos en las distintas etapas desde que abrió sus puertas en la provincia hace 50 años, en el tradicional Acto de Hermandad de Navidad celebrado hace unas fechas.
El actual decano, Antonio Martín Céspedes, ha destacado el mérito y labor de sus antecesores, Francisco García Rodríguez, Ginés García, Luis Morata, Francisco Baños y Juan Luis Viedma. “Todos ellos demostraron responsabilidad y entrega en el mantenimiento del rumbo de la institución colegial”, ha manifestado.
La celebración ha sido doble, puesto que se han cumplido 50 años del nacimiento del colegio como delegación de Cartagena en 1961, hasta que se segregó y fundó el actual colegio de Almería en 1981.
La actividad social se llevó a cabo en el restaurante La Térmica y en ella se entregaron diferentes distinciones a miembros colegiales. Empezaron con el reconocimiento a los Decanos habidos desde su creación descubriendo los retratos que lucirán a partir de este momento en la Sede Colegial. A continuación se agradeció a los miembros de la Junta de Gobierno que han cesado en su cargo en las pasadas elecciones de octubre y acto seguido hubo aplausos para los nuevos colegiados Carlos Ramírez, Jorge Fernández, Enrique Sirvent, Miguel Ángel Hernández, Ignacio Lagrú, Silverio Martínez y Helí Molina.
También se entregó la acreditación a un nuevo Euro-Ingeniero Manuel Quirante. Posteriormente fue el turno para los profesionales con 25 años de colegiación: Antonio Cambil, Alfonso Salmerón, Juan Francisco Miras, Nicolás Martín, Juan Antonio López y José Rodríguez. Y concluyó con los que han cumplido 40 años de colegiación, Francisco Martos y Sebastián Aparicio.
El decano ha animado a “olvidar las preocupaciones que nos acucian, que son muchas para la nueva junta de gobierno, y relegar por unas horas los problemas de la homologación al Grado de Ingeniería, la reducción presupuestaria, la crisis salvaje que sufrimos y que nos ha llegado de lleno al Colegio y celebrar la Navidad en paz, con salud y con trabajo para el que no tiene”. Y concluyó con una frase de Aristóteles: “la esperanza es el sueño del hombre despierto”.