El secuestro judicial del diario almeriense LA CRÓNICA por la columna de opinión de El Mirador y su asociación a la información que publicaba ese día, el primer acto de esta índole que se llevaba a cabo en la democracia, supuso mi incineración, y no sin razón, por la clase política de la que no es menos cierto que el almeriense de a pie me está rehabilitando.
Pero consciente de ello, siempre que se me ha preguntado por ello suelo contestar categóricamente que me estoy quedando corto en mis críticas hacia la clase política española y entre ella a quienes poseen responsabilidad de Gobierno. Hace unos minutos comentaba con un Concejal sobre el particular y le informaba que yo llegué a esta fase de mi vida tras pasar por la actividad política, lo que me daba una perspectiva distinta que suponía un plus encomiable.
Reconozco igualmente que este plus, por muchos utilizado como arma arrojadiza contra mí cuarenta años después y vivido en plena juventud que es cuando se forja la personalidad del individuo, ha inducido a much@s a formarse un determinado concepto y animo a seguir por ese camino pues gracias a él han determinado mi grado de autoestima. Hecho este inciso personal, por el que pido disculpas a los amables lectores que distraen su tiempo en este espacio periodístico, se estará conmigo en que la crítica de comportamientos políticos que me viene caracterizando desde hace la friolera de treinta y cinco años están plenamente justificadas, y siempre pienso que soy infinitamente prudente cuando algunas le he lanzado al que fuera Alcalde de Garrucha durante los últimas dos legislaturas municipales.
Describía en mi anterior reflexión política la demanda de socorro que le hacía el susodicho a la Alcaldesa durante el último Pleno, durante el que se daba cuenta de la condena judicial al Ayuntamiento para que se le abonase a la empresa de Madrid que había nutrido de material íntimo, y no por ello necesario para l@s emplead@s pùblic@s de este Consistorio, por un importe final que sobrepasará los cien mil eurillos. El circunspecto portavoz municipal “popular” rogó a la Presidenta de la Corporación Municipal que dejara de lincharle, olvidando con suma desfachatez que él ha encabezó el linchamiento contra su antecesor Andrés Segura tanto en lo político como en lo personal, quedando aún dos asuntos en este ámbito, como son su negativa a devolverle el depósito económico y el acto de reconciliación por la atribución que le hizo públicamente.
Ya podría haber sentado un antecedente aunque fuese por las siglas bajo las cuales se nutría electoralmente, que en su caso no eran más que una mera marca de la que aprovecharse personalmente y no un sentimiento con el que servir a sus conciudadanos. Este segundo análisis político solo está inspirado en la carencia de valores con los que ha estado regida Garrucha durante ocho años, y es posible que sea el penúltimo porque nada mejor para un personaje político perdedor que le sitúen en una tribuna.
Espero que la inteligencia política del PSOE no le resucite y sirva la omnipresencia del personaje en cuestión en el Salón de Plenos para aumentar la confianza de las garrucheras y los garrucheros en el actual Equipo de Gobierno. Por mi parte no debe esperar una ínfima dosis para la resurrección política. Pero ello no es óbice para valorar políticamente el detallazo que el último ExEquipo de Gobierno del PP en Garrucha ha tenido con los empresarios del Levante Almeriense, tal vez por su proximidad no veía el gobierno ‘popular’ la necesidad de adquirir material para el Consistorio y se pensó en adquirirlo allende las fronteras para cambiar de aires y justificar este cambio, o también pudo suceder que si esa adquisición la hubiese hecho a empresas de la zona iba a encontrarse con alguna sorpresa.
La imagen que proyecta la compra a la empresa madrileña, no solo por la cuantía sino por lo superflua de la misma, es que el viaje no justificaba el fin. Y que si se ha detectado esta superflua carga a los bolsillos de los garrucheros, de las garrucheras y de cuantos residimos en Garrucha, habría que preguntarse lo que en la Casa Consistorial haya podido estar ocurriendo durante estos dos cuatrienios para que se haya catalogado como un ‘nido de corrupción’. Nido que no solo ha hecho el ExEquipo de Gobierno sino que se ha venido comentando que se hacía con los vendedores ambulantes que estacionaban en Garrucha durante el verano.
Reconozco la imposibilidad que tengo en cuantificar el número de vendedores ambulantes y la partida presupuestaria municipal que generaban, por lo que sírvase el amable lector en echar su imaginación a volar y a escuchar las voces que afloraban durante la temporada alta en Garrucha. Y al hilo de ello se ha convertido en un fantasma que flota sobre el ambiente marítimo-terrestre del Levante Almeriense una tarjeta de crédito domiciliada en Garrucha, de la que tod@s parecen tener constancia pero de la que ni en el Consistorio local conocen todas sus hazañas.