A medida que pasan los años, estoy cada día más convencido de que la principal obligación de quienes tenemos responsabilidades de gobierno en las administraciones públicas es buscar el camino más corto, sencillo y barato para satisfacer las demandas y necesidades de la sociedad.
En los años que llevo en política, he podido diferenciar dos modelos: el ‘modelo parchís’, es decir, quien se come una y cuenta veinte; y el modelo ‘hacer y callar’, que trabajar para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y entretenerse menos en hacer público cada paso que se da.
Pocos políticos hay que sirvan de ejemplo tan claro del primero de estos los modelos, como el señor Zapatero. El presidente del gobierno es especialista en descubrir la pólvora cada quince días, en mostrarnos las Américas en cuanto cree tener la oportunidad, con grandes golpes de efecto y rutilantes medidas cuyo resultado para el ciudadano termina siendo nulo en el mejor de los casos, cuando no muy negativo, que es la mayoría de las veces.
Ahora, Zapatero ha ‘descubierto’ la vía del ahorro energético. Y como el camino tradicional de preguntar a los expertos y encargar estudios minuciosos y detallados no le vale al líder del PSOE, se ha lanzado con una de esas propuestas marca de la casa, que una vez más ha provocado que la mayoría de los españoles pongan el grito en el cielo.
Pero es más, no sólo es que su propuesta de los 110 kilómetros hora no la ha entendido absolutamente nadie, sino que el apostar ahora por el ahorro energético tampoco es ninguna novedad ni abre ningún camino.
Por si el señor Zapatero no se ha enterado, le contaré que en el Ayuntamiento de Almería, por poner un caso sencillo y cercano, llevamos ya algunos años poniendo en prácticas políticas reales de ahorro, implantando recursos como los reguladores de flujo en las farolas; los relojes que adaptan la iluminación a la luz solar; los controles de presencia en las dependencias municipales, que permiten que se apaguen las luces cuando no hay nadie en una estancia; y, por supuesto, las bombillas de bajo consumo, dentro de una amplia iniciativa que denominamos en su día ‘Almería con nueva luz’.
Mientras tanto, el señor Zapatero seguirá levantándose cada mañana ‘con la bombilla encendida’, gritando aquello de ‘tierra a la vista’, para tropezar, minutos después, con una auténtica civilización en esa isla que él creía desierta.