Desde AHORA ALMERÍA apoyamos las asambleas vecinales, reuniones, recogidas de firmas, comunicados y opiniones en prensa, fotografías y debates en aa.vv. que, sobre los minerales que se cargan a cielo abierto, critican y urgen a las administraciones responsables a la solución definitiva e inmediata de una situación descaradamente sucia, descaradamente favorecedora para las empresas ejecutoras de estas actividades, descaradamente insoportable, medioambientalmente mejorable y fácilmente solucionable.
Todo esto se viene realizando a cielo abierto, no hay nada que amortigüe, impida o paralice tanta desvergüenza. Cuando la situación es explosiva por quejas y demás, surgen los compromisos de mejorarla, pero han pasado años y seguimos a peor cuando hay tantas y tantas soluciones fáciles y económicas.
Porque son años los que han pasado desde que se viene realizando esta actividad generadora de polvo y polución atmosférica por partículas en suspensión en nuestra ciudad sin que nadie, absolutamente nadie: representantes en congreso y senado, administraciones competentes: Junta y Autoridad Portuaria, Gobierno Municipal y oposición hayan movido un dedo para la solución de esta aparatosa calamidad que inunda el entorno y hace irrespirable el aire.
Son centenares de miles de toneladas las que se movilizan, es la chatarra en montañas, es el yeso, es el carbón, es el clinker, es el gasoil que día a día respiramos, en mayor cantidad los más cercanos al puerto y en general todas las personas que vivimos en esta ciudad. No se han puesto en práctica ninguna de las recomendaciones hechas por el Defensor del Pueblo andaluz y estatal.
Dicen los vecin@s : “se me secan los labios, la garganta, nariz, no puedo respirar bien”, ojos enrojecidos y picosos, conjuntivitis y asma para tod@s, el polvo en las terrazas y en el interior de las casas. El muelle de Pechina serviría, entre otras cosas, para la solución definitiva: montones más bajos, apantallamientos, entoldamientos, aspersores de agua más potentes, riegos con mangueras. Nada de nada. Una y otra vez contemplamos las nubes de polvo entrando en la ciudad. ¡Ay! Si fuera rojizo o negro el polvo seguro que estas empresas hubieran sido obligadas, no ya a cumplir la ordenanza o la norma o la queja, simplemente desde el primer momento, la primera institución gubernativa implicada en la autorización, hubiera obligado por precaución a exigir medidas protectoras para las personas.