El espectacular elenco dirigido por Javier Latorre y capitaneado por Rubén Olmo emocionó al Auditorio con sus números solistas y también con la plasticidad de su cuerpo de baile
Con un ritmo vertiginoso, un nivel artístico sencillamente abrumador y una variedad de propuestas digna de elogio, la Gala de Estrellas con la que la asociación Indanza dio comienzo anoche a los doce meses de celebraciones previstas para conmemorar su vigesimoquinto aniversario enamoró al público asistente al Auditorio Municipal Maestro Padilla, que ovacionó al espectacular elenco que lo hizo posible, en una cita enmarcada en la programación especial de Navidad puesta en marcha por el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería.
Bajo la dirección de Javier Latorre, que también bailó, por el escenario desfilaron una auténtica pléyade de estrellas de la danza española y el baile flamenco, como el director del Ballet Nacional de Danza, Rubén Olmo, la gran figura Eduardo Guerrero, los almerienses Eduardo Leal, Aitana Rousseau y Mariana Collado y Ana Latorre, además de un cuerpo de baile integrado por Andrea Fernández, Andrea Galera, Andrea Martín, María Dolores Sánchez, Sol Sanz, Alicia Segura y Vlada Vest, con el cante de Vicente Gelo y Rafael del Calli, con las guitarras de David Caro y Ángel Flores y la percusión de Javier Rabadán.
La velada comenzó con el palo que mejor venía a reflejar la sensación generalizada en el patio de butacas, por alegrías y con el cante en directo de un cuadro que rozó la perfección para no desentonar con lo que se vivía en sentía en las tablas. Tras la colorista propuesta inicial del cuerpo de baile, Javier Latorre se sacudiría los nervios de la gran gala preparada con una elegancia y maestría casi palpables por tarantos.
Siguiendo con la velada, Aitana Rousseau haría su siempre sentida fusión entre la danza y el flamenco con una farruca, mientras que un Eduardo Leal magistral emocionó con un inicio oscuro y teatral de su ‘Altano’, para acabar demostrando maestría en un elegante manejo del mantón. La primera parte de la velada llegaría con la soleá de Ana Latorre, también de negro, combinando gracilidad con potencia.
La segunda parte de la noche arrancó, como el inicio, con el cuerpo de baile desarrollando una más truculenta y sensual ‘Zainas’. Como en un castillo de fuegos artificiales, que los mayores y más esperados efectos especiales se quedan para el tramo final, la gala viviría un maravilloso tercio final con la fuerza desbordante, de equilibrios imposibles, de Eduardo Guerrero por seguiriyas, una sorprendente y gótica interpretación de taranto por parte de Mariana Collado y el gran número final con Rubén del Olmo sublimando la danza en ‘Jauleña’.
Quedaría todavía un simpático fin de fiesta por bulerías, muy trabajado, donde tanto el cuerpo de baile como el elenco de solistas compartieron coreografía en grupo y también por turnos, regalando esa foto de ver a dos de las Zapatillas de Plata de Indanza, Javier Latorre y Rubén Olmo, bailando juntos. El apoteosis final antes de la merecida ovación.
