En mi reciente artículo sobre los riesgos que corre el Ayuntamiento de Garrucha en tres asuntos, uno de ellos se refiere a que la alcaldesa está detrás de que el municipio cuente con un hotel de cuatro estrellas para lo que está dispuesta a cederle a una empresa privada el solar de la Palmera, situado en el paseo del Malecón. Un solar casi cuadrado, próximo a los 900 m2., cuyo valor en el mercado es de unos cinco millones de euros (más de ochocientos millones de pesetas).
Como es lógico, no estoy en contra de que Garrucha disponga de un hotel de ese nivel, bien al contrario, lo que no me gusta es que sea a costa del patrimonio municipal con una pieza tan importante del mismo como es ese solar, pues creo que si fuera un buen negocio la iniciativa privada ya tendría funcionando uno propio. Sin embargo, los antecedentes hoteleros inmediatos de Garrucha están bien presentes. En los años ochenta del siglo XX, cuando yo era alcalde, entre el paseo del Malecón, la calle Mayor y la calle que baja al puerto (en el lugar donde está mi piso) se levantaba el bonito y moderno hostal Costablanca, que hubo de cerrar por falta de clientes. Igual, y por la misma razón, le sucedió en los años noventa al hotel Delfín, ubicado en la calle Mayor. Y a la vista está, los hostales que hay actualmente se cierran durante gran parte del año. Guste o no esa es la realidad hotelera de Garrucha.
Tengo delante el acta de la sesión plenaria de 27 de febrero último en la que la Corporación municipal aprobó todo lo relativo al asunto del hotel. El acta recoge el completo informe del interventor del Ayuntamiento y el pormenorizado estudio de viabilidad del hotel. En base a los mismos escribo este artículo.
Al parecer son varias las personas de la comarca que, constituidas en empresa, pretenden hacerse con la concesión del solar durante 99 años; no se trata, pues, de una empresa hotelera. Por la concesión de uso del terreno la empresa deberá abonar al Ayuntamiento un canon periódico (anual) de cuyo importe nada se dice en el acta. Previamente, antes de la formalización del contrato, el licitador deberá abonar en la cuenta del Ayuntamiento el canon de concesión anticipado, que es una cantidad importante, del orden de un millón de euros, de modo que si no lo abona en su plazo el Ayuntamiento declarará decaída la adjudicación.
Según dice el estudio de viabilidad el importe de la construcción y funcionamiento del hotel correrán íntegramente a cargo de la empresa adjudicataria, cuyo importe de inversión asciende a 5.100.035 euros que la empresa financiará mediante un préstamo bancario por la totalidad, a pagar en 40 años al 7% de interés, pudiendo tomar parte en la financiación el Ayuntamiento y otras entidades, participando o mediante subvenciones, sin que nada se diga de aportación de recursos propios de la empresa. Como es lógico, para que el préstamo sea efectivo la empresa deberá avalarlo a su costa, aval que una vez aceptado por el banco deberá mantenerse mientras dure el préstamo. Claro que no creo, o sí, que a nadie se le ocurra avalar con la concesión del solar como ya sucedió en Pulpí con la residencia, que fue un desastre para el Ayuntamiento. Algo que sería tremendo si aquí tuviéramos la segunda edición.
El estudio de viabilidad del hotel que consta en acta, en su meticulosidad incorpora dos cuadros muy importantes. El primero se refiere a los gastos de explotación durante los doce meses del año, cuyo importe asciende a 990.580 euros, que se desglosan así:
Personal (incluida Seguridad Social): 648.000 euros (27 empleados: 1 dirección, 2 en secretaría, 4 servicio restaurante, 2 servicio bar, 4 cocina, 4 limpieza, 2 mantenimiento, 2 ocio, 2 tintorería, 4 recepción).
Suministros: 100.200 euros (electricid., agua, saneam., basura, internet, telefonía, gas, etc).
Seguros: 3.700 euros (edificación y responsabilidad civil.
Mantenimiento: 44.280 euros.
Otros suministros: 180.600 euros (alimentos, produc. limpieza, lencería, renov. mobiliar.).
Otros: 13.800 euros.
Total: 990.580 euros (casi ciento sesenta y cinco millones de pesetas, 164.818.640).
El segundo cuadro se refiere a la ocupación del hotel durante los 365 días del año. Dotado con 59 habitaciones (160 plazas), a 80 euros el día. Se prevé que para el tercer año y siguientes la ocupación media durante los 365 días del año sea del 60%, o sea, una media de 36 habitaciones diarias, con una recaudación media de 1.033.680 euros. (Por su menor cuantía he omitido los datos del 20% y 40% de los dos primeros años que dice el estudio.)
En cuanto al restaurante se prevé que a partir del tercer año la demanda sea del 25% de media durante los 365 días del año, con una recaudación de 328.500 euros de media. (También he omitido los datos del 15% y 20% de los dos primeros años que dice el estudio.)
Hasta aquí la propuesta de la alcaldía al pleno de la Corporación; ni que decir tiene que fue aprobada por unanimidad con los votos de Psoe y Giga, pues los concejales del PP no estaban presentes por haber abandonado la sesión al principio. Ni hubo debate ni pega alguna sobre asunto tan complejo como era lógico que sucediera; todo fue entusiasmo.
Veamos ahora lo que sucede en Garrucha. Es una realidad que entre los meses de octubre y junio los turistas brillan por su ausencia, solo en puentes y Semana Santa acuden los nacionales que tienen vivienda en la zona, más alguna que otra excursión de un día por parte del Inserso. En esas condiciones el pretendido hotel, aun reduciendo todo lo que se pueda los gastos de explotación, sin olvidar su nivel de cuatro estrellas, sería imposible mantenerlo abierto fuera de la temporada estival, en cuyo caso sería infantil alardear de tener un hotel de esa categoría si no permanece abierto al público durante los doce meses del año, obligación que se supone llevaría consigo en las cláusulas del contrato de la concesión. ¿Pero que sucedería si la empresa incumple esa obligación y cierra la mayor parte del año? Hay tres opciones: que el Ayuntamiento entre por el aro, el pataleo o el juzgado. O sea, nada bueno, y el solar prácticamente perdido.
Pero además de la realidad turística de Garrucha y de si el hotel se abre o no durante todo el año como hemos visto, es preciso tener en cuenta que durante la concesión pueden ocurrir hechos no deseables que den lugar a que no se cumplan las expectativas del negocio hotelero, cosa que no es descartable que suceda, razón por la que surgen numerosos interrogantes que deben ser expuestos y analizados. Pienso en varias causas que le pueden ocasionar serios problemas al Ayuntamiento. La casuística es variada. Veamos:
Que la empresa demorara por años el pago del canon anual de la concesión. Que la empresa redujera la capacidad del hotel e intentara disponer del resto del edificio para otros negocios. Que la entidad bancaria embargara a la empresa hotelera por impago de obligaciones contraídas en el préstamo. Que la Agencia Tributaria embargara a la empresa por impago de impuestos. Que sucediera lo mismo con la Seguridad Social por impago de cuotas. Que hubiera acciones por impago de nóminas a los trabajadores. Que sucediera lo mismo por impago de facturas a proveedores, etc.
Grave sería denunciar el contrato de la concesión sin saber qué sucedería con el edificio y el solar municipal. Si hubiera que acudir a los tribunales el desenlace sería incierto durante años. Está claro que se trata de un asunto complejo y delicado, de mucha incertidumbre. Estoy seguro de que si esa operación se lleva a cabo el Ayuntamiento perderá tan magnífico solar para los restos, solar que debe permanecer como está a la espera de ser utilizado para el equipamiento del servicio público municipal. El patrimonio municipal debe ser protegido a toda costa. El buen gobierno requiere administrar con esmero los bienes públicos – patrimonio y dinero -, tanto o más que si fueran los suyos propios del gobernante.