Colectivo María Zambrano Alarcón
Últimamente me llega un insistente pensamiento a propósito de la nefasta política municipal sobre las plazas y espacios verdes de la ciudad; parece que sigue la consigna “Cuanto peor, mejor”. Ejemplo paradigmático de este política es el proyecto de remodelación de una de las plazas más emblemáticas de la ciudad de Almería, Hablamos de la plaza Vieja, plaza del ayuntamiento.
Cuando llegamos a ella, en el centrovemos una columna de mármol, con una leyenda. Un monumento levantado por suscripción popular en honor de los mártires de la libertad.Se levantó, en 1870 para recordar a los soldados liberales que defendieron con su vida la Constitución de Cádiz ( la Pepa), primera constitución democrática de hace dos siglos. Fue destruido en 1943 por la dictadura franquista, y,con la llegada de la democracia en 1988 se vuelto a rehacer en la plaza de la Constitución (plaza Vieja). Tratándose de un monolito que nos recuerda la lucha por la libertad plasmada en la primera Constitución democrática, no podría estar en mejor lugar.
Pues ahora, después de estos avatares históricos dignos de recordar, a los señores y señoras concejalas, además del alcalde, no le parece bien su ubicación. Nos gustaría entender el porqué no la quieran cerca. Bien que no sea un dechado de belleza,¿será por eso que le llaman el Pingurucho?, más, sin embargo, es nuestra historia reciente en el camino de la libertad y la democracia. Todo tiempoes bueno para poner en lugar preeminente un monumento que nos recuerde lo difícil que ha sido,en nuestra historiaespañola, tener una Constitución.Hemos dejado de ser súbditos sometidos a poderes dictatoriales, -recordemos los cuarenta años de dictadura franquista-,y, por fin, logramosla categoría de ciudadanía. Creemos que aducimos razones suficientes para conservar en el mismo lugar lo que ya es patrimonio de la ciudad. Por otro lado sabemos que, por sus dificultades técnicas, su traslado y nueva ubicación nos va a costar a todos los almerienses, hombres y mujeres, un pastón.
Frente a lo dicho, queremos saber qué responden, desde el ayuntamiento, para sacarlo de su lugar propio, porque lo de una plaza DIÁFANA nos parece una broma cara.
Vayamos a otro elemento que quieren eliminar de nuestra plaza Vieja y que clama la cielo. Clamanal cielo las verdes copas de los veintiún viejos ficus que bordean todo el perímetro de la plaza.
Recuerdo un día de primavera que iba un tanto cansada e inquieta camino de la Alcazaba,otro espacio de descanso en la belleza y la frescura del lugar. Al atravesar la plaza decidí sentarme en uno de sus bancos de maderabajo la sombra de uno de los árboles.Veía con los ojos entreabiertos la comunidad de árboles, sus perenneshojas verde oliva que transparentaban a la luz del comienzo de la tarde. Gorriones y mirlos trinaban sin ser vistos en aquella espesura vegetal. Presté atención, y me sentí como si acabara de llegar a una plaza mágica habitada por los ficus y las aves. Con el zureo de alguna tórtola y la calma del lugar me vino el sueño. Sin pensarlo doblé la chaqueta haciendo de almohada y me eché estirada en el banco de madera como si fuera un diván. Atisbé que no había ninguna persona cerca. Atravesaban la plaza con prisa algunos transeúntes. Aunque pensé que alguien me pudiera llamar la atención, la armonía de esta plaza y mi cansancio pudieron más ¡Qué experiencia única! Ficus de infinitas hojas verdes que reverberaban con la luz y me hacían llegar un suave airecillo. Altiempo, me llegaban los canturreos de nuestros pajarillos ciudadanos. El paraíso fue, aquel día para mí, esta plaza.Este feliz sucedido, sentado o recostado en un banco de la plaza, está al alcance de cualquier almeriense o visitante.
Son veintiún ficus y unas gigantes palmeras que llegaron a la plaza antes que sus señorías, pero no pueden protestar, y menos votar.Sólo saben dar sombra y estirar sus ramas hacia el cielo. Sólo saben dejarse conmover por el aire y oxigenar el lugar. Viven y cantan entre sus ramas los pajarillos. Al ser de hoja perenne,dejan caer pocas hojas,con lo que dan poco trabajo. Pero a los/as regidores no les van esos árboles, seres vivos que podrían perturbar a los visitantes de nuestra plaza vieja.
Las gentes de Almería amamos esta ciudad con árboles de verdad, nos repugna la imitación . No queremos más cemento, macetones de plantas y arbolillos enanos que no dan sombra y que nosrecuerdan auna decoración fúnebre.
No nos oponemos, si no que apoyamos los arreglos que precise la plaza en la reposición del suelo y aumento del mobiliario. Queremos una plaza viva de árboles y habitable para la ciudadanía.Para quien quiera pasar un rato de ocio o descansar un ratillo de su apresurarse por las calles de la ciudad.
No somos portavoces de ningún partido político.
No queremos toldillos para huir asfixiadas o asfixiados del lugar. Queremos la frescura vegetal, que ya vive en la plaza desde mucho tiempo atrás.
Queremos el Pingurucho, que aunque no sea una obra de arte, lleva tiempo conmemorando nuestra humanidad andaluza, que persiguió los caminos de la libertad.
Señoras y señores concejales, piénselo de nuevo. Dejen fluir un debate públicosobre la idoneidad de los cambios anunciados. A ustedes les corresponde poner en práctica la democracia participativa, consulten a la ciudadanía.Queremos vivir y no sólo habitar esta ciudad.
No queremos una plaza diáfana.
Señoras, señores concejales y alcalde, no nos hagan este mal, porque también como los elementos que defendemos, ficus y Pingurucho,pertenecemos a la ciudad.
Nuestro colectivo solo tiene creencias e intereses a nivel personal.Concordamos a nivel grupal con una postura como ciudanía. Independientemente de ningún partido al que votemos.
Colectivo María Zambrano Alarcón.