Podemos ver en actuaciones cercanas y recientes algunos ejemplos de estas diversas formas de entender el asunto. A instancias de un determinado grupo político se ha denunciado lo que presuntamente puede ser una actuación irregular en el nombramiento de unos cargos de confianza y con carácter eventual, tanto es así que cuando el grupo político al que le hemos confiado el gobierno de dicha administración dejen de gobernar, esas personas habrán de dejar sus cargos y no cobrar de dicha institución.
Otras personas de distinto grupo político al que ahora gobierna, decidieron contratar de forma que no salieran de esa administración al terminar su mandato, a un grupo de personas de su confianza dejando para siempre esa rémora con efluvios de Chanel, tanto es así que personas conocedoras de tal circunstancia por pertenecer a ese mismo grupo político, cuando dejaron de pertenecer a éste por los motivos que fuere, decidieron quitarse la fragante rémora de encima, pero el asunto estaba tan atado y bien atado que hubieron de tragar con las ruedas de molino que han quedado como herencia. Nada digo sobre la ética de las quejas que tan mediáticamente profieren.
Como yo tengo gran confianza en el género humano, estoy convencido que es de bien nacidos el ser agradecidos, para dar más pistas añadiré: “blanco y en botella”.
¿Para que sirve la Administración?
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