Vivo en un bonito pueblo, junto a una presa.
Este año, las lluvias han aumentado la crecida del río y en lo más profundo de la presa puedo vislumbrar una rotura.
Ante la gravedad de este hecho, he preparado una argamasa con kilos de helado de menta y chocolate y los he fijado con miles de chicles a la pared.
He observado la gruesa figura en las turbias aguas.
La presa se ha vuelto a romper.
Pensativa, he comprado un gran bolso de cáñamo acordé a la estación del año y lo he fijado junto a un anillo de estaño que presidía mi dedo anular.
La presa se volvió a romper.
Que aprendí de todo esto; Que en esta vida hay que aprender a Fluir.